EPN: la falta de aplausos

Los opositores prefieren no agitar las aguas porque en sus filas abundan los casos de corrupción y mal manejo

El gobierno de Enrique Peña Nieto parece haber caído en una especie de pozo sin fondo en lo que se refiere a la crisis de credibilidad por la que atraviesa debido a su ineptitud para contener los daños. Por eso sus anuncios sobre las medidas que tomará para tratar de enderezar el rumbo no provocan los aplausos que ansía sino críticas, suspicacias y, sobre todo, burlas.

Justamente por su falta de seriedad, la medida que el presidente anunció la semana pasada para iniciar una investigación sobre el posible conflicto de interés en la compra de propiedades que hicieron él, su esposa y el secretario de Hacienda a empresas que luego se convirtieron en contratistas de su gobierno ha generado un sinfín de mofas.

Por principio de cuentas, resulta ridículo que Peña Nieto, quien asegura que no cometió ningún ilícito, haya encargado la investigación a Virgilio Andrade, un amigo de él y del secretario de Hacienda que dependerá directamente de las órdenes presidenciales.

Más patético aún resultó que el propio Andrade haya aclarado, después de asumir su nuevo cargo como secretario de la Función Pública, que no investigará la compra de las casas sino solamente los contratos de particulares con el gobierno federal. Según Andrade, la compra de los inmuebles en sí no le compete a la dependencia a su cargo porque se trató de operaciones de carácter mercantil. La tomada de pelo no podía ser más clara.

Llama profundamente la atención, por otra parte, que la oposición no haya tenido hasta ahora la iniciativa de crear una comisión independiente para investigar las transacciones de Peña Nieto y de los miembros de su gabinete. Tal parece que los partidos opositores prefieren no agitar las aguas porque en sus filas también abundan los casos de corrupción y malos manejos.

Las malas noticias para el gobierno de Peña Nieto no se limitan a las acusaciones sobre conflictos de interés y falta de transparencia.

Pese a los esfuerzos que se han hecho en la administración federal para cerrar el caso Ayotzinapa, éste sigue empantanado. La “verdad histórica” anunciada por el procurador Murillo Karam sobre los estudiantes desaparecidos sufrió otro fuerte revés con las recientes declaraciones de los peritos argentinos que cuestionan las investigación de la PGR por su falta de certeza científica y las múltiples fallas que presenta. En respuesta, Murillo se limitó a descalificar a los peritos argentinos. Esas actitudes de arrogancia y total desconexión con la realidad y con los ciudadanos a los que dicen representar son las que explican, en gran medida, por qué nadie le cree ya al gobierno de Peña Nieto y mucho menos le aplaude

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EnriquePeñaNieto México
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