Prepararse o quedar dependiente

Pero el proceso de solicitar aplazamientos y permisos de trabajo no requiere el servicio de abogado

La historia de nuestra América Latina ha sido en gran medida una de lucha en contra de la dependencia, y a favor de la independencia. Al lograr su independencia de España y Portugal, los países latinoamericanos muy pronto cayeron en una situación de dependencia de los Estados Unidos. La naturaleza absoluta de la “doctrina de Monroe”, la afirmación de parte de los Estados Unidos de que puede hacer lo que le da la gana con los países y gobiernos de América Latina es una fantasma que ha atormentado las Américas durante un siglo. La inestabilidad causada por las intervenciones militares y políticas, que ha perpetuado pobreza que tiene a su raíz el desarrollo económico desequilibrado, mientras que América Latino ha producido para el bien de su patrón en el norte y no para las necesidades de su propia gente.

La última fase de este proceso, es decir, la producción de drogas para el mercado masivo de narcóticos en los Estados Unidos, ha tenido el resulto que la forma de vida de millones de personas que antes vivían en condiciones de paz, actualmente se caracteriza por la violencia.

La dependencia también nos afecta como individuos y familias. Impacta las relaciones entre hombres y mujeres, entre niños y sus padres y madres. Los latinos en los Estados Unidos padecemos de la misma situación de dependencia que antaño afectaba nuestros países de origen. Este problema se empeora pues en nuestra cultura ser humilde se considera una virtud pero en la cultura dominante se ve como más bien una debilidad.

En el medio de todo esto nuestra comunidad ha luchado tremendamente en contra de un sistema injusto de leyes migratorias, y la disección de nuestras familias por medio de crueles deportaciones. Con las órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Obama, hemos ganado una victoria por lo menos temporal, que puede traer más seguridad y dignidad para por lo menos 5 ó 6 millones. El miedo de los niños de que, al regresar a sus hogares de la escuela sus padres ya no estarán, se va esfumando y este hecho debe darle al pueblo un sentido de autoconfianza en la lucha. Hasta los de nosotros que no nos encontramos abrigados por las ordenes sentimos bastante satisfacción.

Ya nos queda la tarea, comenzando en mayo, de inscribir millones de personas para los aplazamientos y permisos de trabajar ya permitidos por la ley. De que esta campaña de inscripciones tenga éxito es sumamente importante para nuestras familias y también constituye nuestra mejor defensa en contra de la injusticia en el futuro, es decir, nuestra mejor oportunidad de luchar para cambiar las leyes migratorias para librarnos de la amenaza de la deportación en forma permanente. En este caso también el fantasma de la dependencia nos azota.

Por dondequiera que yo vaya encuentro que las organizaciones “se están preparando” para la labor de ayudar con los tramites de la orden ejecutiva. Lamentablemente la mayoría de nuestras organizaciones latinas dependen demasiado en donativos de fondos o del gobierno o de fondos no lucrativos liberales. Con su “sabiduría especial” estas organizaciones han decidido que los licenciados de leyes deben encargarse de las solicitudes. Mientras tanto abogados particulares piensan ganarse millones con este negocio.

Que queda claro: Necesitamos la ayuda de los abogados en muchas batallas migratorias. Agradezco mucho las labores de los muchos abogados, con mucha dedicación, que han ayudado tanto a nuestras comunidades. Pero el proceso de solicitar los aplazamientos y permisos de trabajo, de lo que se llama DACA y DAPA no requiere el servicio de abogados. Las solicitudes se pueden encontrar en el internet, juntar sus documentos y llenar todo solo. La mayoría de nosotros vamos a necesitar un poco de ayuda y debemos estar dispuestos a ayudarnos mutuamente. Si quedamos en una situación de depender de los abogados para hacer estos trámites, limitará el número de personas que pueden solicitar y así perjudicará a todo el movimiento.

Cuando Jesucristo les mandó a sus discípulos a darles a comer a una multitud de 5,000 personas con solo unos cuantos peces y panes, lo que hizo era comenzar un movimiento de compartir. Se dice que pudieron darles a comer a todos 5,000 y quedaban 12 canastas de comida. Los discípulos de hoy piensan decirle al pueblo que debe esperar hasta que juntan suficientes abogados, pues la gente que proporciona el dinero les dice eso. Eso es dependencia, en realidad no se puede preparar así. La semana que entra escribiré más sobre este tópico

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