La relajación de los criterios

Cuando joven, en México, si alguien actuaba "raro" o irracionalmente, decíamos que estaba mariguano

El jueves quedó legalizado en Washington, la capital de Estados Unidos, el uso de la mariguana para fines “recreativos”, como ya había sido aprobado en algunos estados del oeste de este país.

De cuando la mariguana era usada por algunos soldados en la época revolucionaria en México, a ser legal en una de las grandes capitales del mundo, esta hierba ha recorrido un largo camino. Ha hecho ricos a muchos, ha sido un disparador del crimen organizado, y ha causado la muerte de un sinnúmero de personas.

No está muy claro para mi si la medida se tomó porque la mariguana es poco dañina o simplemente como medida política y económica para poder controlar, si no su uso, sí su distribución, su producción, etcétera.

Las reglas establecidas son un tanto limitadas y difíciles de controlar, como que se pueden tener solo dos plantas, que ésta se puede regalar pero no vender porque venderla sería delito, etcétera.

Es posible que a los productores mexicanos y a los carteles “mariguaneros” (incluyendo los desconocidos de Estados Unidos) esta apertura les haga un hoyo en sus bolsillos multimillonarios, pero la parte importante del negocio de las drogas gira alrededor de drogas fuertes y no de la mariguana.

Además, cosa curiosa, me acabo de enterar que la mariguana que se cultiva en California es “mejor” que la mexicana, lamentablemente para los productores de allá.

No sé que efectos pueda causar en los usuarios el tener acceso libre para poder comprar la mariguana. ¿Aumentará su consumo? Las consecuencias generales son especulaciones; algunos piensan que el resto de los estados que forman la Unión Americana van a permitir el uso medicinal y un poco más adelante el uso recreativo.

Preocupa la posibilidad de que el uso legal de la mariguana puede conducir al consumo de drogas más fuertes para el usuario al que los efectos de esa hierba ya no le satisfacen. Desafortunadamente no se ha estudiado a fondo los diversos grados de efectos que resultan de los diferentes niveles de consumo de esta droga.

Cuando yo era joven, en México, si alguien actuaba “raro” o irracionalmente, decíamos que estaba mariguano, sin que en realidad supiéramos si la había fumado o simplemente su comportamiento era anormal por efectos de una medicina o de consumo de bebidas alcohólicas.

En esa época, usar la mariguana era un desprestigio.

Lastimeramente éste es uno más de los cambios que hemos venido observando en los últimos años en que actos y costumbres que antes eran rechazados, han pasado a ser vistos como moralmente aceptables porque se fueron relajando los criterios.

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