Más respeto en las protestas de México

Es intolerable que en una marcha de protesta en contra de alguna política, o alguna acción de un político, haya quien se dedique a pintarrajear y a destruir monumentos nacionales

Sus insultantes letreros equivalen a ir a un panteón y hacer pintas en las tumbas de gente que dio su vida por este país.

Sus insultantes letreros equivalen a ir a un panteón y hacer pintas en las tumbas de gente que dio su vida por este país. Crédito: Twitter

En una de las muchas manifestaciones que ha habido en la ciudad de México en las últimas dos semanas, unos “anarquistas”, de esos que se tapan la cara, hicieron pintas con tintas negras y rojas en la columna de la independencia que esta en el Paseo de la Reforma, y que es mejor conocida como “el ángel de la independencia”.

Es intolerable que en una marcha de protesta en contra de alguna política, o alguna acción de un político, haya quien se dedique a pintarrajear y a destruir monumentos nacionales, que nada tienen que ver con el motivo de la manifestación.

La pinta del “ángel” no es solo indebida sino insultante, y no me explico como el resto de los manifestantes que estaban presentes lo permitieron.

Posiblemente en su ignorancia no sepan que ese monumento es además un mausoleo donde reposan los restos de varios de los héroes de la independencia, entre ellos los de Hidalgo, Morelos, Guerrero, Guadalupe Victoria, y ocho más.

Sus insultantes letreros equivalen a ir a un panteón y hacer pintas en las tumbas de gente que dio su vida por este país y que lo menos que merecen es el respeto de los actuales ciudadanos.

En estos tiempos, la información fluye vertiginosamente a través de las redes sociales y en el caso de la profanación de este monumento/mausoleo, ciertamente hubo una gran difusión del hecho pero lastimeramente no hubo protestas de indignación ni quien mencionara que se trataba de la tumba de héroes de la independencia.

Me extraña de sobremanera que no haya habido una reacción oficial ante esos hechos y que ninguno de los grandes partidos políticos, PRI, PAN y PRD, hayan puesto el grito en el cielo por esa insultante profanación.

En 1968, mi oficina estaba en el hotel Alameda, destruido posteriormente por un terremoto, frente al hemiciclo a Juárez. Recuerdo que en una ocasión en que hubo una marcha de protesta, algún manifestante colocó una capucha negra sobre la cara de la estatua de Benito Juárez. En ese entonces se armó un clamor nacional en contra de quien llevo a cabo esa acción, ya que Benito Juárez nada tenía que ver con el conflicto que motivaba la manifestación.

Quien esté en desacuerdo con la actual política de gobierno, con la corrupción en general, y con los partidos políticos en lo particular, siempre podrá ejercer su derecho a manifestarse, pero no en la forma en que se está volviendo costumbre últimamente, con bloqueos de calles y carreteras que afectan a muchos ciudadanos y mucho menos con vandalismos en la tumba de héroes de la independencia de México.

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