Israelíes acuden a las urnas para definir su destino

La jornada arrancó temprano, a las 07.00 hora local

Jornada electoral.

Jornada electoral. Crédito: EFE

Ataviados con camisetas con eslóganes de campaña de las formaciones que concurren a los comicios que se celebran este martes en Israel, numerosos jóvenes daban la bienvenida a los votantes que desde primera hora acudían a los colegios electorales.

La jornada arrancó temprano, a las 07.00 hora local, ya pleno día en Israel, y minutos después se arremolinaban impacientes hombres y mujeres, identificación en mano, para depositar su papeleta en el colegio Yefe Nof del barrio de Beit Hakerem de Jerusalén.

A la entrada de una de las salas, un gimnasio flanqueado por dos canastas, aguardaban indistintamente con cierto desorden electores y periodistas para poder acceder al recinto donde pasadas las 08.00 votó el presidente israelí, Reuvén Rivlin, que llamó a la ciudadanía a ejercer un derecho de “elevado contenido cívico”.

“Hoy se celebra la fiesta de la democracia y por ello convoco a todos los ciudadanos de Israel no solo a participar en ella sino a tomar el destino en sus manos de cara al futuro, según la visión de cada uno”, expresó el jefe del Estado.

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En una mesa contigua un israelí de mediana edad salía de un pequeño habitáculo azul donde había seleccionado previamente una papeleta con las letras del partido elegido, y lo depositaba en una urna del mismo color con el escudo oficial que lleva inserta una “menorá”, el candelabro judío convertido en símbolo nacional.

El votante introdujo el sobre haciendo el símbolo de la victoria con los dedos, consciente de que los fotógrafos captaban la instantánea, poniendo de relieve que para él ejercer ese derecho supone un acto democrático festivo.

Con el cabello cubierto por un colorido pañuelo, Raquel Lieberman, oriunda de Buenos Aires, comenta a Efe en un desgastado español tras 52 años en Israel que ha votado por el primer ministro y líder del partido derechista Likud, Benjamín Netanyahu, porque asegura que “debe concluir su trabajo” y “es el único político capaz de liderar antes de que llegue el mesías”.

Otro votante, Ori Brown, se ha decantado por el partido ultranacionalista “Hogar Judío”, liderado por Naftalí Bennet, pues, dijo “creo en lo que dice y lo que representa”.

Claude Luz, 65 años, considera la jornada un triunfo de la democracia y ha dado su voto al partido liberal laico “Yesh Atid” (Hay Futuro) de Yair Lapid, que fue la segunda fuerza más votada en los anteriores comicios, celebrados en enero de 2013.

El entusiasmo es notorio en las calles, donde grupos de jóvenes que en su mayoría no tienen derecho a voto reparten propaganda, globos o sujetan pancartas de grandes dimensiones junto a improvisados puestos.

A la entrada de la ciudad, junto al reconocible puente de Calatrava, una fotografía del candidato laborista, Isaac Herzog, aparece colgada en una pared no lejos de una enorme carpa dispuesta por el partido ultraortodoxo sefardí Shas, con imágenes de su otrora mentor espiritual, el rabino Ovadia Yosef.

El centro de Jerusalén es un ir y venir de vehículos literalmente empapelados con imágenes de Netanyahu, y dotados de altavoces de los que salen mensajes para votarle aún en plena jornada electoral.

En la localidad árabe de Abu Gosh, diez kilómetros al oeste de Jerusalén, las sensaciones no son muy diferentes.

Junto a una de las mezquitas históricas de esta población de 600 años de antigüedad, numerosas pancartas en árabe llaman a la población a votar o a decantarse por uno de los partidos en liza.

En el interior de un colegio, una mesa presidida por dos árabes y dos judíos, un hombre tocado con una kipá y una mujer cubierta con un pañuelo, identifican a los votantes y les entregan el sobre.

Ibrahim Raed, un líder comunitario de 35 años dice que en las últimas semanas ha tratado de convencer a medio pueblo de que vote por la Lista Común, plataforma que aglutina por primera vez en la historia a las formaciones árabes del país.

“Refleja nuestra voluntad de cambio, que creemos que va a llegar dentro de poco, por eso queremos dar una oportunidad a la plataforma que nos representa como colectivo y como árabes en este país”, refiere.

Su vecino, Abdel Rauaj Taufic, con un niño de unos dos años en el brazo, es reacio a declarar su orientación política porque aduce que al ser trabajador de la principal compañía nacional de autobuses no está autorizado a expresar por quién vota.

Con todo, confía en que el próximo ejecutivo que salga de las urnas tenga influencia y logre hacer la paz y que su comunidad pueda acceder a mejor educación, trabajo y posición dentro de la sociedad.

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