Sobreviviente de explosión: “Todo se llenó de humo, no podía respirar”

Trabajador del restaurante Sushi Park recuerda el momento de la explosión

Hugo Ortega trabajaba como cocinero en el lugar.

Hugo Ortega trabajaba como cocinero en el lugar. Crédito: Gerardo Romo

Nueva York– “Todo se llenó de humo, no podía respirar”, es lo que recuerda minutos después de la explosión Hugo Ortega, uno de los sobrevivientes que trabajaba en el restaurante Sushi Park, donde se originó la tragedia ocurrida la semana pasada en el East Village.

Desde su pequeña habitación del apartamento de East Elmhurst, en Queens, el mexicano de 39 años que trabajaba como cocinero, se recupera de las heridas que sufrió en la explosión que cobró la vida de dos personas e hirió a más de 20.

“Tenía en frente a Moisés, él era mi mejor amigo, pero de un momento a otro no lo ví más”, asegura Ortega al referirse a Moisés Locón, el joven guatemalteco de 26 años que fue reportado como desaparecido.

Fueron minutos de angustia lo vivido por Ortega. “Me tiré al piso, y empecé a gritar en inglés para que alguien me ayudara”. Como pudo dice que salió gateando del lugar y alguien afuera le tendió los brazos y lo ayudó a salir del restaurante.

Lo que recuerda minutos antes de la explosión es el fuerte olor a gas. “Le dije a Moisés, oye huele mucho a gas, no vaya a ser que salgamos volando como palomitas. Se lo dije en broma pero resultó cierto”.

A Moisés lo conocía desde hace año y tres meses, cuando el joven guatemalteco entró a trabajar al restaurante. “Era un joven alegre, un niño que solo soñaba con regresar a Guatemala para poder casarse y tener chamaquitos”.

La partida de Moisés hacia su país iba a ser muy pronto por lo que los dos iban a celebrar su viaje. “Había ahorrado su dinero y como su papá se había ido a Guatemala, él ya había comprado el tiquete, pero no me quiso dar la fecha de su viaje porque me dijo que era una sorpresa”.

Ortega asegura que en el restaurante había por lo menos 14 empleados y varias mesas con clientes.

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Sobre Nicholás Figueroa, el joven de 23 años de ascendencia puertorriqueña que murió en la explosión, recuerda que había terminado de comer junto a su acompañante. “Él había ido al baño y la muchacha estaba por salir, después la vi a ella en la acera del restaurante con la cara llena de sangre”.

Ortega se encuentra adolorido por el fuerte golpe que recibió ya que por la explosión su cuerpo fue a dar contra la pared. La parte izquierda de su organismo llevó la peor parte, pero más que el dolor físico, lo que lo tiene angustiado es la pérdida de su mejor amigo.

“Me parece que fuera como si me van a decir que no pasó nada, que todo está bien”.

Entre tanto, los familiares de Locón continúan en la espera de que se confirme la identidad de su ser querido.

“Aún no sabemos si se trata de mi hermano o no”, dijo en tono compungido Alfredo Locón, uno de los tres hermanos de Moisés que residen en Queens y que aseguró que de confirmarse la identidad, se dispondrán a trasladar su cuerpo a Ciudad de Guatemala.

Sin embargo, el hermano de la supuesta victima aclaró que “toda la familia guarda la esperanza que no sea mi hermano y que todavía esté vivo”.

En tanto, Awilda Cordero, portavoz de la familia Figueroa, indicó que está reunida con ellos para ir adelantando los preparativos para el entierro.

Aunque la Oficina del Forense no se ha pronunciado oficialmente aún sobre la confirmación de la identidad de los dos cuerpos. Los familiares de Figueroa dijeron que el cuerpo que fue encontrado sí era el del joven.

Extraoficialmente se conoció que el proceso de identificación de Locón podría demorarse ya que deben hacer pruebas con la la dentadura porque el cuerpo estaba calcinado. Los hermanos y el caváver fueron sometidos a pruebas de ADN.

Entre tanto, en la Segunda Avenida esquina de la calle 7, donde ocurrió la explosión, continúan los trabajos de remoción de escombros.

El alcalde Bill de Blasio informó que de las cuatro personas que se encontraban hospitalizadas en estado crítico, tres de ellas fueron dados de alta y la cuarta permanece en buen estado.

También se confirmó que el fuego fue totalmente extinguido. Un total de 60 unidades residenciales permanecen vacantes hasta que el Departamento de edificios determine que los inmuebles son seguros.

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