La clase media está desapareciendo

Hemos podido observar un fenómeno social que tarde o temprano va a alterar el panorama político tanto en México como en otros países: la clase media está desapareciendo como factor político, mientras que cada vez son más marcadas las dos clases restantes, la de los que todo tienen y la de los que todo les falta.

El grupo de los que todo tienen sigue multiplicándose porque, además, maneja los recursos de todos y su participación política es acomodaticia según convenga a sus intereses. Mientras que los que todo les falta pueden estar disgustados con la situación en que han vivido siempre, pero no tienen fuerza política para oponerse y lograr algo para mejorar su condición.

La clase media que en otros tiempos hacia el núcleo político, desafortunadamente parece estar desapareciendo por desencanto e impotencia.

En México estamos viendo grandes batallas de posicionamiento en los medios televisivos donde esperábamos que se combatiera el monopolio de Televisa. Pero vemos que todos los participantes persiguen sus agendas ocultas y acabamos por tener medios que en su actuar está siempre primero su supervivencia sobre los intereses de los ciudadanos.

Los noticieros actuales se alejan de su responsabilidad de informar verazmente y se convierten en voceros de relaciones públicas de la presidencia de México, cada vez con menos información crítica, con más anuncios comerciales, y con menos contenido.

La clase media solo participa como consumidor, su voz y su sentir son difícilmente considerados en los medios masivos de comunicación.

La crítica política por la crítica en sí sigue existiendo, allá escondida en los rincones, pero un análisis de profundidad sin demagogia y sin pasión casi no existe en la televisión en español, tanto en México como en los Estados Unidos.

Estamos saturados de anuncios baratos y corrientes, promociones de gangas médicas para toda clase de enfermedades, y una barra de programación de poca calidad cultural. Mientras que los noticieros, donde antes pudiéramos encontrar críticas y análisis valiosos e interesantes, ahora se concentran en noticias sensacionalistas que repiten una y otra vez, ya sea de algo que están padeciendo los menos afortunados o de los tejemanejes de los poderosos.

En el caso de Estado Unidos hay un agravante: se maneja un paupérrimo español en los anuncios y la pobreza de su contenido está alejando a la clase más preparada que es la que participa políticamente.

La agudeza crítica está en manos de las redes sociales donde personas sin preparación y conocimientos se dedican a destrozar a los políticos y a sus acciones sin aportar ideas nuevas y sin responsabilidad de participar en una solución a lo que se critica.

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