Yo me quedo con Nueva York

Times Square, eje de la energía que desprende siempre Nueva York.

El primer espacio público en regular sería Times Square Crédito: Shutterstock

A pesar de que el clima me mantiene enferma 6 meses al año, puedo decir con honestidad que no cambio a Nueva York por nada.

Como célebremente lo dijo Frank Sinatra… y luego Jay-Z: “If I can make it there, I’ll make it anywhere” (Si lo puedo lograr allá, lo puedo lograr en cualquier lugar), así que, lo siento Los Ángeles, pero acá tengo cinco razones por las que me quedo con la Gran Manzana.

Su gastronomía

Sí, lo reconozco, me encanta comer, y acá en Nueva York he encontrado la mayor variedad gastronómica de todos los sitios que he visitado, además, de excelente calidad.  Lo mejor de todo es que ni siquiera necesitas viajar a Manhattan para darle gusto al paladar, porque los buenos restaurantes se encuentran literalmente en toda la ciudad, desde Brooklyn hasta el Bronx.

Se respira arte

Ya sé que todas las ciudades tienen arte, pero lo que sucede en Nueva York es parte de la vida cotidiana.  Música, danza, Broadway… en fin, las actividades sobran.  Para asistir a muchas de ellas ni siquiera tienes que pagar, y aún si no estás buscando darle algo de cultura al intelecto, te puedes topar con arte donde menos lo esperas: solamente basta un viaje a la estación del Subway.

Su transporte público

Y hablando del subway, puede que el metro de Nueva York no sea el más limpio del mundo (de hecho, hasta da asco), pero aún así, no me imagino la vida sin montar en tren.  Barato, fácil y muy rápido… nada de lidiar con los dolores de cabeza del tráfico (ya tengo demasiadas cosas con qué estresarme).

Su sentido de individualidad

A pesar de que hay tanta gente, en Nueva York puedes mantenerte fiel a quien eres. Blanco, negro, latino, católico, judío… no importa tu raza, tus creencias, ni a lo que te quieras dedicar en la vida: en Nueva York, siempre hay espacio para todos.

Y… por su clima (y su moda)

No es que disfrute de manera excesiva los resbalones  en la nieve, pero andar en medio de tanto frío significa que puedo comprarme unas chaquetas geniales, y de paso ver la decoración espectacular de las tiendas en Navidad.  Durante la primavera y el otoño, puedo exhibir sombreros con estilo, y en el verano,  me doy gusto comprando trajes de baño bonitos.  Además, ver las hojas naranja en el otoño, luego presenciar las flores renacer en primavera… en fin, vivir el cambio de estación y esperar ansiosamente la próxima, es una sensación única.

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Los Ángeles New York

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