Buena y mala deuda, conozca la diferencia
Las personas tienden a agrupar todas sus deudas; sin embargo, no son todas iguales. Conocer la diferencia entre una buena y una mala deuda puede ayudarlo a tomar mejores decisiones financieras
No hace mucho tiempo, cuando las personas necesitaban una suma grande de dinero adicional, los préstamos con garantía en el valor líquido de la vivienda era la fuente disponible. Tras la crisis inmobiliaria, estos virtualmente se extinguieron. Entonces, los planes 401(k) se convirtieron en las nuevas fuentes populares de préstamos porque: “¿Cuál es el problema? Si sólo estoy pidiéndome prestado a mí mismo”. (Ya que estamos, no se endeude con su plan 401(k). Le costará muchísimo dinero en el largo plazo.)
En lugar de sumirse en una espiral de deuda desagradable cuando deba recurrir a sus ahorros para la jubilación, debe entender la naturaleza de su préstamo. La clave es conocer la diferencia entre una buena deuda, una deuda necesaria y una mala deuda.
Las deudas buenas incrementan su valor en el tiempo. Una hipoteca es un ejemplo de una buena deuda. Es para un activo –su casa– que satisface la necesidad de tener un techo, contribuye a su patrimonio y tiende a revalorizarse. Pero esta balanza puede inclinarse hacia el otro lado y convertirse en una mala deuda cuando, por ejemplo, usted tiene una hipoteca que no puede afrontar o intenta apostar a comprar y vender en un tiempo breve.
Existe una deuda necesaria para cosas que mejoran su posición en la vida. Un préstamo para estudios, por ejemplo, es una deuda necesaria para financiar su educación, que crea un potencial de ganancias. Un préstamo para comprar un automóvil para trasladarse hacia el trabajo es otro ejemplo, pero aquí también, endeudarse en exceso para un automóvil lujoso puede convertirse en una mala deuda.
La deuda para consumo es una mala deuda. Los bienes de consumo casi siempre pierden su valor. Algunos ejemplos de mala deuda son la indumentaria, las vacaciones y la comida. Pagar durante meses o años en el futuro por algo que consumió ayer no es la manera de salir adelante financieramente.
Si usted posee deudas, sin importar la fuente, elimínelas tan pronto como pueda efectuando pagos más elevados de los que contempla un plan de cuotas o el pago mínimo de la tarjeta de crédito.
Hay dos estrategias útiles para reducir deudas: 1) el enfoque bola de nieve, donde paga primero el saldo más bajo y luego va incrementando los pagos hasta el más alto; y 2) el método descendente, donde se colocan fondos adicionales para el saldo empezando por la tasa de interés más alta. La segunda es un aliciente psicológico porque el número de préstamos va disminuyendo, mientras que la primera le permite ahorrar más en intereses.
Cuanto más paga, más rápido se saca el peso de encima y menos son los intereses que paga. Y, lo más importante, cuanto antes se libere de sus deudas, más rápido puede comenzar a ahorrar. No se puede avanzar hasta no contar con ahorros líquidos e inversiones.