Buena gente: Tejiendo redes solidarias aquí y allá

Juan y María Carr se definen como ´soñadores obsesivos compulsivos´

Son marido y mujer y desde 1995, cuando fundaron la Red Solidaria, vienen intentando cambiar el mundo. Nunca como ahora, aseguran, sintieron tan cerca su meta. “Mi obsesión desde los 15 años ha sido terminar con el hambre y hoy sé que eso es posible,” dice Juan sin un dejo de duda en su voz y hablando sobre ‘hambre cero,’ la iniciativa que lo desvela.
“Vamos a las cifras”, sugiere entusiasmado. “En la actualidad hay unos 800 millones de hambrientos y cada año 40 millones de personas salen de esa situación de hambre. Siguen siendo pobres, pero ya no tienen hambre. Por primera vez hay más alimentos que personas”, agrega “y con habilidad y compromiso se pueden repartir para erradicar el hambre en diez años”.

Compromiso

Es la palabra favorita de esta pareja y la usan frecuentemente. “Es lo más importante”, sostiene María. “Nuestra red no tiene personería jurídica porque nuestro único requisito para participar es el compromiso; no hay papeles que llenar ni aplicaciones. La burocracia distrae de la acción”. Mientras su esposa habla, Juan hace mímica y con sus manos da forma a un escritorio. “Somos enemigos del exceso de escritorios y oficinas . La formalidad paraliza y lo nuestro es hacer”.

Una agenda amplia

Con esa filosofía ayudan a que gente que vive en la calle pueda acceder a un hogar; a encontrar a personas con Alzheimer o con autismo que se han extraviado o fueron víctimas de secuestros mediante un sistema de alerta solidario que crearon en Latnoamérica usando whatsapp. También generan acciones para acabar con la violencia contra la mujer, para evitar muertes entre los celíacos; para facilitar trasplantes y la lista continua. “La temática te la da la realidad” asegura María.

Próxima red: NY

Son muchas las metas que esperan cumplir en Nueva York donde pronto montarán una Red Solidaria. “Aqui, en esta capital del mundo, está la respuesta porque el impacto de nuestras acciones podra magnificarse y el debate que viene por la alimentación saldra de aqui”.
Para generar aliados para las diferentes causas, pueden encontrarse con los más poderosos del mundo como Carlos Slim –su esposa lo obligó a comprarse una camisa para la reunion con el mexicano- pero codearse con individuos importantes no los marea y siempre regresan a quienes más necesitan. “Estamos cerca del pobre. El dolor es un norte y el que sufre sabe lo que hace falta”.

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