“Venga lo que venga, yo me quedo con mi gente”

El hermano de Monseñor Oscar Romero recuerda los últimos momentos del nuevo beato

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Hoy iniciamos una serie especial sobre la historia, el legado y la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en San Salvador, este próximo sábado 23 de mayo.  

SAN SALVADOR

Santos Gaspar Romero, hermano menor del obispo mártir salvadoreño, recuerda la última vez que vio con vida a su hermano, asesinado de un balazo que le disparó un francotirador en el corazón.

“El viernes 21 de marzo me llegó un anónimo en el que me advertían que si mi hermano si no se apartaba, sería secuestrado en 72 horas… Yo me fui a verlo y le entregué el papel, que estaba en buen papel y sin faltas de ortografía. Él me dijo que no hiciera caso y que botara el papel”, narró Santos Gaspar.

“Mirá, sé que me van a matar… Ha venido el Nuncio de Costa Rica de parte del Vaticano a decirme que conocen de un plan para matarme y me ofrecen un traslado o un permiso para irme de El Salvador. Yo les contesté: ¡Venga lo que venga, me quedo con mi gente!”.

“Eso fue lo que me contó mi hermano Oscar el viernes, y el lunes lo asesinaron”, continuó Santos Gaspar, hermano 12 años menor que el futuro beato.

El Arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 a las seis de la tarde, cuando oficiaba misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia.

El Vaticano, 35 años después del magnicidio, lo beatificará y luego iniciará el proceso para canonizarlo y convertirlo en el primer santo salvadoreño y centroamericano en la historia.

Santos Gaspar, quien además de hermano menor fungió como ayudante personal del mártir, dice: “mi hermano siempre fue un hombre generoso, educado, culto e inteligente. Desde niño le gustaba leer más que jugar fútbol. El mismo redactaba sus homilías y documentos”.

“Un día, de aquellos tensos en que ya se veía venir la guerra, mi hermano Oscar me dice: mirá esto es lo que voy a leer en la homilía. Yo leí el texto y le dije que estaba muy fuerte. Y me respondió: Eso es la verdad… Mirá los ricos cómo tienen a los campesinos: pobres, sin techos, sin que comer, sin nada…”. relata.

Un hombre extraordinario

Oscar Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel (El Salvador). Era el segundo de ocho hermanos, hijos del matrimonio formado por el telegrafista y empleado de correos, Santos Romero, y Guadalupe Galdámez.

Por los pobres

“El día que llegó a Santiago de María, donde lo nombraron obispo y párroco, vio a centenares de campesinos que en la calle estaban tendidos, a la intemperie. Él preguntó qué hacían esos campesinos ahí y le dijeron que se trataba de cortadores de café. Entonces abrió las puertas de un recinto de su parroquia y les ordenó que entraran y pasaran la noche bajo techo. A la noche siguiente esos campesinos tenían techo, comida y colchonetas. Era un hombre generoso. Y ahora que será Santo, es un regalo de Dios para El Salvador, de lo cual debemos estar orgullosos”.

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