¿Por qué olvidamos tan rápidamente los sueños?

Semanalmente, la revista BBC Focus resuelve algunas dudas de sus lectores. A continuación, una selección de sus respuestas para curiosos

Los psicólogos todavía no han descifrado la verdadera función de los sueños. Sin embargo, están casi seguros de que tiene algo que ver con la memoria, que nos ayuda a consolidar los recuerdos del día o a olvidar detalles no deseados para evitar una sobrecarga. Y en este último caso, recordar lo que soñamos puede no ser de mucha ayuda.

Además, cuando los sueños son particularmente vívidos disminuyen los niveles de serotonina y noradrenalina, lo que también puede afectar nuestra capacidad para recordarlos. Sin embrago, la principal razón parece ser que la mayor parte de nuestros recuerdos de cuando estamos despiertos tienen sentido y están interrelacionados.

Así, si uno trata de recordar qué desayunó esta mañana, eso se puede vincular a los recuerdos del momento en que nos levantamos y las otras cosas que hicimos antes de salir de casa. Mientras que los sueños por lo general son ilógicos y lo que ocurre en ellos no está conectado a nada que podamos intentar recordar para evocarlos.

¿Comparten lenguaje los animales de diferentes regiones?

Parece que sí. Para empezar, la mayoría de los animales no emplean complejos lenguajes vocales y los rugidos y gruñidos que usan para expresar sus diferentes estados emocionales están genéticamente codificados.

Aunque algunos estudios han encontrado que ballenas, delfines, murciélagos, colibríes e incluso las vacas llegan a desarrollar diferencias regionales, como si emplearan un dialecto diferente o tuvieran un acento.

Eso no significa, sin embargo, que animales de poblaciones diferentes realmente no se puedan entender entre sí, aunque es difícil saberlo a ciencia cierta. Puede que las diferentes vocalizaciones sean simplemente un indicador de quiénes son “intrusos” en un lugar y por lo tanto objeto de cierta sospecha por parte del resto.

¿Cuál es el pez que salta más alto?

El salmón del atlántico (Salmo salar) puede saltar cataratas de una altura de hasta 3.7 metros, pero en mar abierto los grandes saltarines son peces mucho más grandes. Algunas mantarrayas y marlines pueden saltar hasta tres metros fuera del agua, pero se quedan cortos frente al tiburón mako (Isurus oxyrinchus). A este acrobático tiburón se lo ha visto dar saltos de hasta seis metros de altura.

¿Por qué a perros y gatos les gusta ser acariciados?

El acto de acariciar un perro o un gato hace que tanto dueños como animales liberen oxitocina, una hormona que reduce la ansiedad y la presión sanguínea. Y, en los humanos, la oxitocina también promueve un sentimiento de cariño hacia quien la activa, por lo que es razonable asumir que algo similar ocurre con los animales.

Pero, ¿por qué llegamos a desarrollar esa respuesta? Una teoría es que la domesticación mejoró las posibilidades de supervivencia tanto de los humanos como de sus mascotas. Los humanos deliberadamente fueron eligiendo a los animales más amistosos de cada camada, por lo que cada generación estaba más apegada a los humanos que la que la precedía.

Mientras que los más amantes de los animales entre nuestros antepasados podían beneficiarse más de las capacidades defensivas de los perros o el talento de los gatos para cazar alimañas. Y, con el tiempo, humanos y animales domésticos evolucionaron de forma conjunta hasta llegar a apreciar la compañía del otro.

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