Es una carrera muy ingrata

Entrenadores de caballos coinciden en señalar que los jinetes tienen poco que decir en el éxito de un ejemplar purasangre

American Pharoah #5, en la monta de Víctor Espinoza, cruza la línea final por delante de Frosted #6, del jinete Joel Rosario, y Keen Ice #7, bajo el mando de Kent Desormeaux, para ganar la edición 147 de la Belmont Stakes. /GETTY IMAGES

American Pharoah #5, en la monta de Víctor Espinoza, cruza la línea final por delante de Frosted #6, del jinete Joel Rosario, y Keen Ice #7, bajo el mando de Kent Desormeaux, para ganar la edición 147 de la Belmont Stakes. /GETTY IMAGES Crédito: /GETTY IMAGES | /GETTY IMAGES

La profesión de jockey de carreras puede llegar a ser muy ingrata si es que el jinete no tiene claro que el caballo se convierte en el protagonista principal al momento de cruzar la meta en primer lugar.

El mexicano Víctor Espinoza hizo historia al ganar la Triple Corona montando a American Pharoah, pero, a decir de algunos, cualquier otro jinete hubiera hecho lo mismo.

“El jinete no tiene más de un 25 por ciento de crédito en lo que se refiere a ganar una carrera, el caballo es el que hace todo el trabajo”, afirmó el entrenador de caballos en el hipódromo de Santa Anita, Art Sherman.

Con 35 años de experiencia trabajando con ejemplares purasangre, Sherman consideró que caballos como American Pharoah aparecen muy de vez en cuando, por lo que Espinoza tuvo suerte de montarlo.

“Tienes que ser un jockey muy afortunado para toparte con un caballo como American Pharoah, que aparece solamente una vez en la vida. Definitivamente tienes que tener más suerte que ser un buen jockey”, apuntó.

El entrenador afirmó que cualquier jinete hubiera obtenido el mismo resultado montando a American Pharoah.

“No hubiera hecho ninguna diferencia qué jockey montara a American Pharoah, cualquier jockey hubiera ganado la Triple Corona con ese caballo”, aseguró Sherman, quien, al igual que otros entrenadores, reconoció que la carrera de los jinetes puede ser muy ingrata.

“Los jockeys deben de ser mentalmente muy fuertes para reconocer y aceptar que su grado de éxito no está cerca al grado de éxito del caballo”, dijo otro entrenador de caballos en Santa Anita, Doug O’Neill.

“El 90 por ciento del éxito pertenece al caballo. No es que le quiera restar mérito a los jockeys, ellos hacen un gran trabajo, un trabajo que además es muy peligroso y arriesgado, pero la realidad de las cosas es que es el caballo el que gana las carreras y no el jockey”, apuntó O’Neill, quien tiene una experiencia de 23 años entrenando caballos de carreras.

Los jinetes profesionales parecen tener poca incidencia en el resultado final de una carrera por lo que deben tener un especial sentido de humildad que les permita aceptar su papel secundario en esta actividad.

“No hay jockeys que piensen que ellos son los que hacen ganar al caballo, no existe un jockey que piense así”, dijo Ron Ellis, un entrenador de caballos con 35 años de experiencia.

“Los jockeys saben perfectamente que son tan buenos como bueno sea su caballo, ésa es la realidad de su profesión”, apuntó.

Ellis dijo que en contadas ocasiones a un jinete se le puede dar la mitad del crédito por el éxito en la pista.

“Depende de la carrera, pero en la mayoría de las veces es un ochenta por ciento el caballo y el resto es el trabajo del jinete”, estableció, para después hacer una comparación entre caballos y automóviles.

“Las carreras de caballos son como las carreras de automóviles, ningún piloto puede ganar una carrera si no tiene el mejor carro a su disposición”, comentó.

Ante esto, Doug O’Neill dijo no tener ninguna duda entre cuál sería su elección para ganar su próxima carrera: “Prefiero un buen caballo, toda la vida, que a un gran jockey”.

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