Jugar por un sueño
El US Open está más abierto que nunca
Jonathan Compres
Tiene 19 años y vive en Rockland. Estudia Business Administration en Rockland Community College, donde es miembro del equipo de tenis. Nació en Santo Domingo, República Dominicana. Alentado por su papá, a los 8 años empezó a pelotear en Casa España, un club privado de la capital. En Nueva York destacó en la NY Tennis League y en HS Benjamin Cardozo fue raqueta número dos. “Esa escuela lo mandó a buscar a Santo Domingo”, dice orgulloso Freddy Compress, padre del chico.
Jonathan fue elegido “Player to Watch” (jugador a tener en cuenta) por la Intercollegiate Tennis Association, el organismo regulador del tenis en los ‘community colleges’.
Compres tiene un sólido forehand y spin mientras disimula bien sus puntos flascos, net y revés. Tiene claro lo que desea: “Quiero ser profesional”, dijo enfático
Lysander Payano
Dominicano. Tiene 18 años y juega en serio desde los 12. Es compañero de Compres en Rockland. “Adoro el tenis. Cuando empecé a jugar me dije que de esto voy a vivir y no me veo haciendo otra cosa”. Admira a sus compatriotas José Hernández y Victor Estrella.Sirve remarcar a los jugadores y fans dominicanos, que han abrazado al tenis siguiendo el ejemplo de Victor Estrella. Como nunca antes, en las canchas del NTC también se juega a ritmo de Quisqueya.
Nanaxhi Chávez
Pertenece a una familia de tenistas en Oaxaca, México. Vive en Nueva York desde 1997. Está enamorada de la raqueta. “El amor al tenis ha sido siempre de familia. Mi papá nos inculcó el juego desde niños, éramos cuatro hermanos. Su meta era que nosotros llegáramos a jugar en una universidad en EEUU. Afortunadamente conseguimos becas en Manhattan College en Riverdale”. Gracias al tenis, Chávez se graduó con una maestría en sicología clínica y del deporte.“Para mi el tenis es mi más grande comfort, sé que siempre cuento con
el para trabajar, conocer gente, en mi networking laboral me ha abierto muchas puertas. Ha sido siempre mi ventana más grande, como una segunda carrera. Siempre que necesito trabajo extra, lo tengo cerca”, señala la joven que destila pasión por este deporte y que comparte con su novio, presente en Flushing para apoyarla.“El tenis es adictivo, un deporte maravilloso, es de vida. Como persona que cree en el deporte, el tenis es de los pocos que puedes practicar hasta que tengas 80 años o más. Lo recomiendo a todos”.
Luis Serrano
Colombiano. Vive en Maynard, Massachussets, desde donde manejó para jugar en el NTC. Fue jugador profesional que llegó a estar entre los primeros 700 del mundo. Vino con su novia Carla, quien también es tenista. “Es chévere que hagan estos torneos porque ayudan a jugadores que se ven forzados a dejar el juego”.
César León
Hijo de padres ecuatorianos, vive en Woodhaven, Queens. Tiene 24 años. Se inscribió para jugar singles -y dobles con un compañero polaco. “Admiro al Rafa Nadal, me gusta como pelea cada punto, nunca se rinde”, señala. También le gusta también el francés Jo-Wilfried Tsonga. “Empecé a jugar a los cinco años en Forest Park. Mi papá quería que yo jugara, o se un poquito como que me forzó. Cuando estaba chiquito yo quería mirar televisión”, dice. León destacó en el equipo Brooklyn Tech de Fort Green. “Quiero aprovechar el torneo para tener más competencia, para saber cómo está mi juego”. Tiene un hermano de 14 años, Ethan, que estos días juega la Mayors Cup y que fue número uno del Easter Section USTA, categoría 12 años.
Laura Vergara
De carácter jovial, esta joven de Murcia tiene un aire a Kim Cljisters. Vive en New Rochelle. Le pega muy bien de ambos lados. Juega singles plus dobles mixto con su pareja, el venezolano Freddy Luciani. Ambos fueron becados en la universidad de Kentucky.
Freddy Luciani
El espigado venezolano participa por tercera ocasión en los “playoffs”. Empezó a jugar a los 7 años en su natal Maracay. Es instructor en la academia de John McEnroe en Randall’s Island. “Si no está viajando, viene seguido a su escuela, practica con nosotros”, señala. ¿Sigue con mal carácter? “No mucho”, dice entre risas.
SÍ SE PUEDE
Steve Rubenstein tiene 52 años y un optimismo desbordante. Dice que empezó a jugar asiduamente hace seis años y lleva dos compitiendo en torneos. “Nunca jugué en la secundaria ni la universidad. Ahora lo hago en singles y dobles, me encanta”.
¿Qué esperas del torneo? “Pasarlo bien. La idea de jugar en estas canchas es algo irresistible, no puedes decir no, es divertido”, apuntó. “Creo que la USTA está haciendo un gran trabajo con este tipo de torneos para impulsar el tenis en los niños y adultos”.