Editorial: Campeonas sin minorías

El costo es demasiado alto, por ejemplo, para una familia latina o afroamericana urbana de clase media baja

Ellas son las campeonas del mundo.

Ellas son las campeonas del mundo. Crédito: EFE

La selección campeona del mundo de fútbol femenino llena de orgullo a los estadounidenses, convirtiendo a sus jugadoras en ídolos de una generación. Lástima que las niñas de las minorías no puedan ver a nadie que luzca como ellas en este grupo de jóvenes exitosas.
Entre los festejos de la victoria es imposible ignorar la uniformidad racial de las integrantes del equipo, prácticamente todas blancas, en un grupo que representa una de las naciones con mayor diversidad social, de raza y etnicidad del mundo. El contraste, por ejemplo, son las selecciones de Francia y Brasil que cuentan con numerosas jugadoras de color.
Si bien esto se manifiesta como un tema racial, en realidad es una cuestión de clase, de bolsillo y de falta oportunidades que desemboca en lo racial, reflejando la dispar estructura económica y racial de Estados Unidos.
La popularidad en el mundo del fútbol se debe en parte a la simpleza del deporte que no necesita más que un objeto redondo y ganas de patearlo. Esto lo hace un juego para pobres y ricos. En cambio en Estados Unidos, el soccer desde el primer momento fue un deporte para niños y niñas blancas de clase media alta de los suburbios. El camino creado por la Federación de Soccer Americano para formar una futbolista competitiva exige el desembolso de decenas de miles de dólares desde temprana hasta llegar a la universidad donde pueden ser elegidas para el equipo nacional.
El costo es demasiado alto, por ejemplo, para una familia latina o afroamericana urbana de clase media baja. Las oportunidades para competir y ser vistas son muy caras. En algunos casos el rechazo también tiene sabor a discriminación, tal como ocurrió con la mexicoamericana Teresa Noyola que a pesar de haber sobresalido en medio de las actuales campeonas del mundo, cuando llegó la hora de ser seleccionada la entrenadora le sugirió que fuera a jugar con México.
El fútbol masculino en Estados Unidos tuvo un inicio parecido, pero hoy la Liga MLS puede decir que es el deporte más diverso que los cuatro más populares de Estados Unidos.  En una selección es más importante la habilidad de la jugadora que su color, la cuestión es dar oportunidades para que el fútbol femenino crezca y no solo sea sea un deporte para jóvenes blancas y ricas.

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