Comerciantes luchan contra prohibición del poliestireno

Más de 1,000 dueños de pequeños negocios ya han firmado una petición para que se revierta la medida

Cuando ya han pasado más de dos semanas desde que entró en vigencia la prohibición del uso de envases de poliestireno o styrofoam para la venta de comidas y bebidas, más de 1,000 dueños de pequeños negocios ya han firmado una petición para que el alcalde Bill de Blasio revierta la medida.

La administración De Blasio justificó la prohibición indicando que, después de consultar con las corporaciones del sector, proveedores y otras partes interesadas, “el Departamento de Sanidad determinó que el poliestireno expandido (EPS) no se puede reciclar, y causa daño medioambiental real”.

Los comercios que usan el material tienen un periodo de gracia hasta enero de 2016, luego de lo cual recibirán multas si continúan usándolo.

Los pequeños comerciantes agrupados en la Restaurant Action Alliance (RAA) hicieron la petición asegurando que la medida representa “una seria amenaza para el futuro de los restaurantes y bodegas que dependen de productos rentables para mantenerse en funcionamiento”.

El Alcalde, al poner en vigor la prohibición, faltó a su propia promesa de campaña de fortalecer la infraestructura de la pequeña empresa de la ciudad”, indicaron los comerciantes en un comunicado.

Actualmente se encuentra en fase de deliberación una demanda presentada contra el Alcalde, el Departamento de Sanidad y su comisionada, Kathryn García, en la cual se desafía la legalidad de la decisión de no reciclar envases de poliestireno.

Un fallo de la corte sobre esta querella se espera que se espera se produzca a final de año.

“La RAA cree firmemente que la decisión de la Ciudad de prohibir el uso de envases de  poliestireno no se basó en pruebas o hechos, sino en el cumplimiento de agendas políticas”, dijo el exconcejal Robert Jackson, líder de la RAA. “El foam es 100% reciclable y hay un mercado nacional sólido para el reciclaje de los vasos y recipientes que se usan para llevar comida a decenas de miles de neoyorquinos todos los días”.

El grupo asegura que la prohibición afecta a los pequeños propietarios de restaurantes de forma desproporcionada, e indica que debido al alto precio de las alternativas del poliestireno, algunos propietarios calculan que sus costos serán más del doble, lo que los obligará a despedir empleados, aumentar los precios, o potencialmente cerrar sus negocios.

“Todavía me sorprende que el Alcalde siga apoyando la prohibición del uso del foam. Las alternativas cuestan más de lo que puedo pagar, por lo que no sé cómo voy a mantener a flote el negocio”, dijo Astrid Portillo, propietaria del restaurante Mi Pequeno El Salvador, en Jackson Heights.

Cuando la medida entró en vigor el 1 de julio, la comisionada García indicó que no anticipaban que esto se transformara en una carga, “pero si demuestran que están en dificultades financieras, pueden (los comerciantes) conseguir una exención”.

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