Las transgresiones” del Papa ante sectores ortodoxos de la Iglesia

El perdón al pecado del aborto se suma a cambios impulsados por Francsco en el ámbito de la familia

El papa Francisco en El Vaticano. /EFE

El papa Francisco en El Vaticano. /EFE Crédito: EFE

“Esta es la Iglesia (.) que no mira a la humanidad desde un castillo de cristal para juzgar o clasificar a las personas. Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos. La Iglesia que tiene las puertas abiertas de par en par para recibir a los necesitados, a los arrepentidos y no sólo a los justos o a aquellos que creen ser perfectos. La Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge de no verlo, es más, se siente implicada y casi obligada a levantarlo y animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el encuentro definitivo, con su Esposo, en la Jerusalén celestial”.

El papa Francisco dijo estas palabras -en línea con su postura ante los “heridos” desde el comienzo de su pontificado- en el cierre del Sínodo Extraordinario de la Familia en octubre pasado. Ese encuentro, en el que primó la transparencia y la sinceridad que pidió el Papa, mostró el año pasado las divisiones dentro de la Iglesia respecto de algunos temas que hasta entonces eran considerados tabú y que volverán a abordarse en la segunda parte de ese encuentro, el mes próximo en el Vaticano.

La división entre conservadores y reformistas se vio plasmada en la votación del documento final del sínodo, el relatio synodi, ya de por sí aguado en relación con el primer borrador que se filtró a la prensa. Los divorciados vueltos a casar y la apertura de la Iglesia a los homosexuales fueron los temas más controvertidos para aquellos que rechazan las ideas más aperturistas del Papa, quien suele mencionar que la actual familia está en crisis o “recontra-baqueteada”, como dijo en diciembre último en una entrevista con LA NACION.

A esos temas delicados para la Iglesia el Papa sumó hoy la decisión, transmitida en una carta enviada al presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, y encargado de organizar el Año Santo extraordinario, de conceder a los sacerdotes que absuelvan “el pecado de aborto a quienes lo han practicado y que estén arrepentidos de corazón” durante el Jubileo de la Misericordia que comienza el próximo 8 de diciembre y se celebrara hasta el 20 de noviembre de 2016.

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Apertura a los homosexuales

“Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”, dijo el papa Francisco en julio de 2013 en el vuelo papal desde Brasil hacia el Vaticano, abriendo la puerta al debate dentro de la Iglesia sobre la postura ante los homosexuales. “El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos”, explicó en ese momento.

Dos meses después, en una extensa entrevista con la revista jesuita Civiltà Cattolica, dijo sobre los homosexuales que “es necesario siempre considerar a la persona”. “Aquí entramos en el misterio del hombre. En la vida, Dios acompaña a las personas y nosotros debemos acompañarlas a partir de su condición. Es necesario acompañar con misericordia”, expresó.

Además, el Instrumentum Laboris,el documento preparatorio del sínodo de octubre, reitera el resultado del Sínodo Extraordinario, que consideró que “no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías entre las uniones homosexuales” y las heterosexuales, pero añade como novedad que “los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza” y considera “deseable” que los proyectos pastorales diocesanos reserven “una atención específica al acompañamiento de las familias” que cuentan con miembros homosexuales.

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Divorciados

El mes pasado, en uno de sus discursos más contundentes sobre la situación en la Iglesia de los divorciados vueltos a casar -un tema que menciona recurrentemente-, Francisco señaló que “no están excomulgados, como algunos piensan: ellos forman parte siempre de la Iglesia (…) La Iglesia no tiene las puertas cerradas a nadie”.

“La Iglesia sabe bien que tal situación contradice el sacramento cristiano, pero con corazón de madre busca el bien y la salvación de todos, sin excluir a nadie”, dijo en ese momento.

“¿Cómo podemos pedirles a estos padres educar a los hijos en la vida cristiana si están alejados de la vida de la comunidad? Es necesaria una fraterna y atenta acogida, en el amor y en la verdad, hacia estas personas que en efecto no están excomulgadas, como algunos piensan: ellas forman parte siempre de la Iglesia”, sentenció al respecto.

En la entrevista con LA NACION, en diciembre pasado, el Papa se había expresado en términos similares. Al hablar de la cuestión de los divorciados vueltos a casar -que no pueden comulgar salvo que vivan “como hermano y hermana”, es decir, en abstinencia-, había hecho notar que no es sólo ése el problema. Y que, debido a otras prohibiciones, son excluidos de la vida de la Iglesia y parecen “excomulgados de facto”.

Este año, Francisco reconoció además que la separación de las parejas en algunos casos “es inevitable” y hasta “moralmente necesaria”, sobre todo en casos de violencia doméstica.

Madres solteras

En otro paso hacia una Iglesia inclusiva, el 14 de septiembre del año pasado, Francisco casó a 20 parejas de la diócesis de Roma, entre las cuales había una madre soltera.

El Papa, que ya como arzobispo de Buenos Aires casó más de una vez a parejas con hijos pero sin haber contraído matrimonio, casó a Gabriella y Guido, y la hija de ella fue testigo del evento.

Desde el punto de vista del código de derecho canónico no hay ningún impedimento: Gabriella nunca se había y el matrimonio de Guido había sido anulado. Francisco ya había sorprendido en una situación similar, en enero de 2014, cuando se supo que entre los 32 chicos que había bautizado había uno de una pareja casada sólo por civil.

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Aborto

Después de que el papa Francisco demostrara su férrea oposición al aborto -al que ha llegado a comparar con una “plaga”-, en el documento preparatorio del Sínodo del mes próximo, el Vaticano insiste en que “la vida es un regalo de Dios y, por eso, no se pueden descartar ni su comienzo ni su estado terminal”.

“Al contrario, es necesario asegurar a estas fases una atención especial. Hoy, demasiado fácilmente, «se considera al ser humano como un bien de consumo que se puede usar y tirar»”, dice el documento parafraseando la exhortación apostólica del papa Francisco, Evangelii Gaudium.

“Es tarea de la familia, apoyada por toda la sociedad, acoger la vida que nace y ocuparse de su última fase”, subraya.

En su carta difundida hoy, en tanto, el papa Francisco, recuerda que “el perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido” y es en ese sentido que decidió conceder ” a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón”.

“Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza“, menciona en su misiva.

Cambio y resistencia

Desde el principio de su pontificado, en efecto, Francisco insiste en la necesidad de una Iglesia que no salga a condenar a los pecadores, sino que sea como “un hospital de campaña tras una batalla” que salga “a curar a los heridos”, como dijo el papa en su entrevista con la revista jesuita Civiltà Cattolica seis meses después del comienzo de su pontificado.

No podemos insistir sólo en temas relacionados con el aborto, el matrimonio gay y el uso de métodos anticonceptivos. Eso no es posible. (.) Cuando hablamos de estos temas, tenemos que hablar de ellos en un contexto. La enseñanza de la Iglesia sobre este asunto es clara y soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario hablar de estos temas todo el tiempo”, expresó también en esa entrevista.

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Detrás de esos temas delicados para la Iglesia, se esconde una disputa entre un ala conservadora y una progresista de la Iglesia. La primera, liderada por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el teólogo y cardenal alemán, Gerhard Müller, teme que con Francisco, que insiste en el concepto de misericordia, pueda cambiar la doctrina católica tradicional. La segunda aspira a un cambio de actitud pastoral, más inclusiva, propuesta realizada por el cardenal alemán y teólogo Walter Kasper.

Los conservadores ya se preparan para hacer frente a los reformistas en el próximo sínodo, y su principal herramienta es la petición llamada “Filial súplica a Su Santidad el papa Francisco sobre el futuro de la familia”. El objetivo es enviarle un mensaje al Papa y pedirle “que reafirme categóricamente la enseñanza de la Iglesia de que los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente no pueden recibir la sagrada comunión y que las uniones homosexuales son contrarias a la ley divina y a la ley natural”, según puede leerse en el sitio web correspondiente, en todos los idiomas.

Francisco, por su parte, reafirma que él es el garante de la doctrina católica pero insiste en que la Iglesia debe aggiornarse a la realidad de miles de familias.

El Papa, con La Nación

En la entrevista que concedió a LA NACION a fines del año pasado, el papa Francisco admitió que hubo distintas posturas en el Sínodo Extraordinario de la Familia y volvió a sentar su posición sobre algunos de los principales temas.

“Es verdad que hay posturas más para un lado, o más para otro. Pero en un plano de búsqueda de la verdad. Usted me puede preguntar: “Pero, ¿hay algunos que son completamente tercos en sus posturas?”. Y, sí, alguno habrá. Pero eso no me preocupa. Es cuestión de rezar para que los convierta el Espíritu, si es que hubo algunos de ésos. Lo que sí se sintió fue una búsqueda fraternal de cómo enfrentar problemas pastorales de la familia. La familia está recontrabaqueteada, los jóvenes no se casan. ¿Qué pasa? Después, cuando vienen a casarse, cuando ya están conviviendo, creemos que con tres conferencias los preparamos para el matrimonio”.

“Nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo, no se nos ocurrió. Lo que sí hablamos es sobre una familia que tiene un hijo o una hija homosexual, cómo lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco inédita. O sea que en el sínodo se habló de la familia y de las personas homosexuales en relación con sus familias, porque es una realidad que todo el tiempo encontramos en los confesionales: un padre y una madre que tiene un hijo o hija así”.

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“Una cosa interesante, que dije en el discurso final también, es que no se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. Y en el caso de los divorciados y vueltos a casar, nos planteamos: ¿qué hacemos con ellos, qué puerta se les puede abrir? Y fue una inquietud pastoral: ¿entonces le van a dar la comunión? No es una solución si les van a dar la comunión. Eso sólo no es la solución: la solución es la integración. No están excomulgados, es verdad. Pero no pueden ser padrinos de bautismo, no pueden leer la lectura en la misa, no pueden dar la comunión, no pueden enseñar catequesis, no pueden como siete cosas, tengo la lista ahí. ¡Pará! ¡Si yo cuento esto parecerían excomulgados de facto!”

El Sínodo

Desde el próximo 4 de octubre, se harán recomendaciones en la XIV Asamblea General Ordinaria de obispos, que se centrará en los siguientes temas.

Los desafíos a la familia: El sínodo tratará en primera instancia sobre los matrimonios mixtos o interreligiosos, la incidencia de la pobreza y de la violencia en las familias, y la difusión del alquiler de vientres.
La vocación familiar: En la segunda sección se hablará del debilitamiento de la fe en el sacramento del matrimonio y en la confesión.

La misión de la familia hoy: Finalmente, en la reunión de obispos será el turno de los divorciados vueltos a casar por civil, las uniones entre personas del mismo sexo, la difusión de las parejas de hecho y el crecimiento de la familia monoparental.

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