¿Por qué el inglés no es el idioma oficial de EEUU?

“Me gusta Jeb. Es un buen hombre. Pero debería dar ejemplo y hablar en inglés mientras esté en Estados Unidos”.

Con estas palabras el multimillonario Donald Trump, aspirante a la nominación republicana de cara a las presidenciales de 2016, atacaba hace unos días a Jeb Bush por el hecho de que éste, en algunas de sus apariciones públicas frente a la prensa, se expresa en español.

De esta manera Trump, igual que hizo con el tema de la inmigración ilegal, reavivó el debate sobre la conveniencia de hacer del inglés la lengua oficial de EE.UU., algo que no ocurre en la actualidad.

Ni la Constitución estadounidense ni ninguna ley federal establecen la oficialidad del inglés.

El magnate inmobiliario recibió el apoyo de algunos de sus colegas republicanos, como la aspirante a la Casa Blanca Carly Fiorina y la exgobernadora de Alaska, Sarah Palin, quien en una entrevista causó perplejidad al asegurar que los inmigrantes “deben hablar estadounidense”.

Trump también fue aplaudido por los integrantes del conocido como movimiento “English-only” (Sólo inglés) u “Official English” (Inglés oficial), que desde principios de los años 80 han tratado sin éxito que el Congreso estadounidense apruebe una ley que otorgue carácter oficial al inglés.

Pese al fracaso de este movimiento en Washington, con sus esfuerzos en las últimas tres décadas han logrado que las legislaturas de 31 estados y numerosos gobiernos locales aprobaran medidas que han hecho del inglés la lengua oficial de sus territorios.

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¿En contra de los inmigrantes?

Los que se oponen a la oficialidad del inglés aseguran que ello iría en contra de los principios de diversidad y libertad sobre los que se fundó el país a fines del siglo XVIII.

Además, señalan que tras el movimiento “English-only” se oculta un sentimiento antiinmigrante, en particular en contra de los ciudadanos de origen hispano, la primera minoría del país, que ha hecho que el español sea la segunda lengua más utilizada en EE.UU. , con cerca de 40 millones de hablantes.

Pese a que el inglés no es el idioma oficial a nivel federal, las estadísticas indican que más de un 95% de la población posee un conocimiento adecuado de esta lengua, que sigue siendo una herramienta de integración esencial para los recién llegados.

El debate en torno al inglés y a su estatus se remonta incluso a antes del nacimiento de EE.UU. como país.

Ya en 1753 Benjamin Franklin expresó sus temores de que la creciente población de origen alemán hiciera que el inglés se convirtiera en una lengua minoritaria.

En 1919, el presidente de EEUU Theodore Roosevelt aseguró que en el país “sólo había espacio para una lengua”.

“Sólo tenemos sitio para un idioma en este país, y es el inglés, porque queremos que el crisol haga a nuestra gente estadounidenses, de nacionalidad estadounidense, y no huéspedes de una pensión políglota”, dijo.

A partir de los años 60 del siglo pasado, coincidiendo con el movimiento de los derechos civiles, se aprobaron varias leyes que garantizaban el acceso de los ciudadanos a documentos públicos esenciales -como las papeletas de votación- en otras lenguas diferentes al inglés.

El debate en torno al inglés y a su estatus se remonta incluso a antes del nacimiento de EE.UU. como país.

Ya en 1753 Benjamin Franklin expresó sus temores de que la creciente población de origen alemán hiciera que el inglés se convirtiera en una lengua minoritaria.

En 1919, el presidente de EE.UU. Theodore Roosevelt aseguró que en el país “sólo había espacio para una lengua”.

“Sólo tenemos sitio para un idioma en este país, y es el inglés, porque queremos que el crisol haga a nuestra gente estadounidenses, de nacionalidad estadounidense, y no huéspedes de una pensión políglota”, dijo.

A partir de los años 60 del siglo pasado, coincidiendo con el movimiento de los derechos civiles, se aprobaron varias leyes que garantizaban el acceso de los ciudadanos a documentos públicos esenciales -como las papeletas de votación- en otras lenguas diferentes al inglés.

Testimonio de la diversidad

“Creo que el hecho de que el inglés no haya sido reconocido como la lengua oficial de EE.UU. es un testimonio de la diversidad sobre la que fue fundada este país”, asegura Dennis Baron, profesor de lingüística de la Universidad de Illinois.

“Para empezar, hay que tener en cuenta los lazos que unen a este país con Reino Unido, que tampoco cuenta con una lengua oficial”, señala Baron en conversación con BBC Mundo.

“Quizás por eso, cuando se formó esta nación a fines del siglo XVIII, nadie creía que existiera la necesidad de que hubiera una lengua oficial. Hubo quien lo sugirió pero nunca se llegó a hacer nada en el terreno legislativo”, apunta.

“En esa época, como en la actualidad, EE.UU. era un territorio multilingüe. Además de los idiomas de los nativos americanos, había diferentes asentamientos europeos con lenguas como el español, el francés, el holandés, el alemán o el sueco. Así que desde el principio este no fue un territorio con una sola lengua”.

Según Baron, el inglés se convirtió en la lengua común de los estadounidenses de forma natural, ya que en las 13 colonias que dieron origen a EE.UU. se hablaba mayoritariamente inglés”.

“Hubo períodos en los que el asunto del inglés y su oficialidad creó polémica, como cuando en el siglo XIX se discutió sobre la necesidad de traducir los documentos oficiales al alemán en Pensilvania, al francés en Luisiana o al español en en suroeste del país”.

“A fines del siglo XIX, cuando se produjo una migración masiva desde Europa, una de las manifestaciones del sentimiento antiinmigrante fue el ataque a las lenguas que eran consideradas extranjeras, siendo aprobadas numerosas leyes locales que daban prominencia al inglés, algo que ha sucedido también en tiempos recientes”, explica el experto.

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“Ha sido un asunto históricamente divisivo y creo que los políticos en Washington nunca han hecho nada al respecto por miedo a alienar a algunos de sus votantes pertenecientes a minoria étnicas que son bilingües”.

“Las estadísticas muestran que en la actualidad las poblaciones inmigrantes están adoptando el inglés más rápido que nunca y que el idioma no ha perdido terreno”, apunta el profesor de la Universidad de Illinois.

Un regalo

Organizaciones como U.S. English, fundada en 1983 por el senador S.I. Hayakaw, llevan décadas tratando de que el inglés se convierta en la lengua oficial de EE.UU.

“Pese a que queremos que el inglés sea la lengua oficial, creemos que se debe permitir que la gente hable otras lenguas”, asegura Matthew Shuman, portavoz de este grupo.

“Cuando los inmigrantes vienen a este país, si hablan inglés son más exitosos y ganan más dinero, hasta un 40% más, según algunas estadísticas”, señala Shuman en conversación con BBC Mundo.

“Además, se trata de una cuestión de comunidad. EE.UU. es una mezcla de culturas y hemos de ser capaces de unirnos bajo una lengua”.

Según Shuman, la adopción del inglés como lengua oficial “también tiene sentido desde un punto de vista económico”.

“En EE.UU. se llegan a utilizar más de 300 lenguas. La cantidad de dinero que el gobierno federal gasta en servicios de traducción es enorme. Y queremos reducir ese gasto y que ese dinero se invierta en, por ejemplo, ofrecer clases de inglés a los que no dominan la lengua”, asegura.

“El inglés es la lengua del éxito. Es la lengua de los negocios, de la tecnología… Darles esa lengua a los inmigrantes es un regalo”, dice Shuman.

Discriminación

La postura de U.S. English no es compartida por la Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU, por sus siglas en inglés), que considera que lo que se quiere hacer es “estigmatizar a la minorías lingüísticas del país”.

“Va en contra del concepto de libertad de expresión, que significa el derecho a hablar y aprender la lengua que uno elija”, le dijo a BBC Mundo Gabe Rottman, experto de la UCLU.

“Estas propuestas amenazan la capacidad de la minorias de ejercer con conocimiento su derecho al voto, acceder a los servicios gubernamentales y a la sanidad, o defenderse en procesos judiciales”.

Según Rottman, republicanos como Donald Trump están utilizando este asunto con fines electorales, “cuando en realidad hay que centrarse en cómo evitar la discriminación de los estadounidenses por su raza, etnicidad u origen nacional”.

“Son propuestas divisivas que buscan avivar el temor sobre el estado del inglés en EE.UU.”, señala el experto de la UCLU.

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