“Falta mucho para terminar el trabajo de limpieza en el Vaticano”

El Papa Francisco hizo un llamado para que la iglesia cure las heridas por el abandono y analiza la separación del cardenal Raymond Leo Burke

En la primera entrevista con un medio latinoamericano, habló de la familia, los divorciados vueltos a casar, la reforma de la curia y la Argentina.
Francisco concedió la entrevista exclusiva a LA NACIÓN unos pocos días antes de una cita clave en el Vaticano: la fiesta de la Virgen de Guadalupe, patrona de América latina, el 12 de diciembre.
Admitió, además, que “falta mucho todavía” para terminar el trabajo de limpieza en el Vaticano y habló con gran naturalidad de las resistencias que enfrenta y por las que -dijo- no se siente muy preocupado.
“Las resistencias ahora se evidencian, pero para mí es un buen signo que las ventilen, que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo. Es sano ventilar las cosas, es muy sano”, afirmó, desde la suite que hoy es su hogar en el Vaticano.
El sínodo dejó en evidencia las divisiones sobre cómo debe enfrentar hoy la Iglesia sus desafíos, en especial la situación de los católicos divorciados vueltos a casar. El Sumo Pontífice se animó a definirlos como “excomulgados de hecho”, debido a todas las acciones de las que son excluidos por la Iglesia por estar en esa situación.
“El cardenal alemán Walter Kasper [cercano al Papa y de inclinaciones reformistas] lo que hizo fue decir que busquemos hipótesis, es decir, él abrió el campo. Y algunos se asustaron”, explicó.
Para tranquilizar a esos sectores que creen que el sínodo creó confusión, el Papa también recordó que esa asamblea “es un proceso” y que “no se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio”.
“No tengo miedo de seguir el camino de la sinodalidad [palabra que deriva del griego syn, odos, caminar juntos], porque es el camino que Dios nos pide. Es más, el Papa es garante, está ahí para cuidar eso también”, dijo.

No recibió a políticos

Su Santidad tuvo, asimismo, palabras sobre el aluvión de argentinos que viajan a Roma para sacarse la foto con él. Y advirtió que, por las elecciones presidenciales de 2015, decidió no recibir más en privado a políticos, sino tan sólo al término de las audiencias generales de los miércoles en la Plaza San Pedro.
Confirmó que, si bien no viajará a la Argentina en julio de 2016 para el Congreso Eucarístico de Tucumán, debido a la cercanía con la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia, el proyecto igual es viajar al país ese mismo año, en otro momento.
“El clericalismo, se lo dije a los obispos del Celam en Río de Janeiro, frenó la madurez laical en América latina. Donde los laicos son más maduros en América latina es precisamente en la expresión de la piedad popular. Pero organizaciones laicales siempre estuvieron con el problema del clericalismo. Yo hablé de esto en la “Evangelii Gaudium” [la primera exhortación apostólica del Papa].

Un hospital de campaña

“La Iglesia tiene que ser un hospital de campaña y salir a curar heridas, como el buen samaritano. Hay gente herida por desatención, por abandono de la Iglesia misma, gente que está sufriendo horrores…
-A la vuelta de Corea del Sur, ante una pregunta, dijo que esperaba en dos o tres años “ir a la casa del Padre” y mucha gente se quedó preocupada por su estado de salud, pensando que estaba enfermo o algo por el estilo.
-Tengo mis achaques y a esta edad los achaques se sienten. Pero estoy en manos de Dios, hasta ahora puedo llevar un ritmo de trabajo más o menos bueno.
-Un sector conservador en Estados Unidos cree que usted lo echó al cardenal tradicionalista norteamericano Raymond Leo Burke del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica por ser el líder de un grupo de resistencia a cualquier tipo de cambio en el sínodo de obispos… ¿Es verdad?
-Me gusta usar la imagen del hospital de campaña: hay gente muy herida que está esperando que vayamos a curarles las heridas
-El cardenal Burke un día me preguntó qué iba a hacer, ya que aún no había sido confirmado en su cargo, en la parte jurídica, y estaba con la fórmula de donec alitur provideatur (“hasta que se disponga otra cosa”). Y le dije: “Deme un poco de tiempo porque se está pensando en una reestructuración jurídica en el G-9”, y le expliqué que todavía no había nada hecho y que se estaba pensando. Y después surgió lo de la Orden de Malta y ahí hacía falta un americano vivo, que se pudiera mover en ese ámbito y se me ocurrió él para ese cargo. Y se lo propuse mucho antes del sínodo. Y le dije: “Esto va a ser después del sínodo porque quiero que usted participe en el sínodo como jefe de dicasterio”, porque como capellán de Malta no podía. Y bueno, me agradeció mucho, en buenos términos y lo aceptó, hasta le gustó me parece. Porque él es un hombre de moverse mucho, de viajar y ahí va a tener trabajo. O sea que no es cierto que lo eché por cómo se había portado en el sínodo.

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