Comparte tu pequeña cocina

¿Te gusta cocinar y contar historias? Te decimos cómo poner ambos talentos en uso

Si te consideras hábil en la cocina y te gusta compartir tus historias de vida, hay una manera perfecta para que combines ambas pasiones, y al mismo tiempo ganes un poco de dinero: el programa League of Kitchens.

“Es un programa de cocina único, donde inmigrantes con talento para cocinar enseñan a otros en sus propios apartamentos de Nueva York”, explica Megan McGowan,  una de las administradoras. “Y los estudiantes aprenden al mismo tiempo que experimentan un intercambio cultural”.

En sus pequeñas cocinas, típicas de la vida neoyorquina, los instructores reciben entre cinco a seis estudiantes, a quienes les demuestran cómo cocinar algunos platos típicos de sus países. A la par, el instructor le cuenta a sus aprendices sobre su cultura, cómo y cuándo llego a la ciudad y cualquier otra historia que considere interesante.

“Cocinamos un menú fantástico y no me alcanzan las palabras para explicar lo increíble que fue la experiencia. Nuestro chef instructor Mirta, es una de esas personas maravillosas que tocan tu vida de una manera inesperada y profunda. No pensé que nuestra sesión con League of Kitchens fuese una experiencia de vida, pero es exactamente lo que fue, porque Mirta nos recibió en su hogar e inmediatamente nos dio la bienvenida a su cultura”, comentó sobre su experiencia Caitlin Y, una de las aprendices de Mirta, instructora argentina y la única hispana del programa.

Los estudiantes pueden escoger entre comidas de países como Líbano, Grecia, Corea, India, Afganistán, entre otros.
Los estudiantes pueden escoger entre comidas de países como Libano, Grecia, Corea, India, Afganistán, entre otros.

En busca de latinos

Hasta los momentos el programa cuenta con ocho instructores de países como India, Afganistán, Grecia y Corea, pero están en busca de profesores latinos, principalmente mexicanos, que quieran compartir el sabor de nuestra comida con otras culturas.

“La mayoría de nuestros instructores creen que su cocina es muy pequeña, porque en Nueva York casi todas las cocinas lo son,  pero nuestros estudiantes saben que van a ir a la casa de alguien no profesional. Además, trabajamos con los instructores para que el espacio funcione”, explica McGowan.

Sobre el manejo del inglés, lo que para muchos resulta una limitación, la administradora asegura que no resulta imprescindible un nivel muy alto, “sólo el necesario para hacerse entender”.

Los instructores deben estar disponibles dos veces al mes, de 1 a 6:30 pm, durante los fines de semana. El programa cubre los gastos de la compra de comida más $25 por cada hora de trabajo, incluyendo dos de preparación y una después que se acabe la clase.

“Antes de ser seleccionadas, las personas asisten a una sesión informativa, para que  hagan todas las preguntas que consideren necesarias, y al mismo tiempo respondan otras, que nos ayuden a establecer si se pueden adaptar al programa”, explica McGowan. “Luego hacemos audiciones en sus propios hogares, donde le pedimos que cocinen uno o dos platillos”.

Los estudiantes, por su parte, se registran directamente en la página web del programa, donde pueden escoger el tipo de comida que más le interesa aprender y saborear, porque después de todo, la recompensa final  es sentarse a la mesa y degustar  deliciosos platillos internacionales, hechos en “familia”.

Para aplicar, puede escribir a instructors@leagueofkitchens.com, y para más información, visite www.leagueofkitchens.com

(www.leagueofkitchens.com)

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