Airbnb me ayuda

Como madre soltera y único sostén familiar, tuve la necesidad de generar un ingreso estable para que mi hija y yo pudiésemos quedarnos en nuestra casa de tres habitaciones en Staten Island. Afortunadamente, como muchas otras personas, descubrí que si compartía mi casa a través de Airbnb, podría complementar mis  ingresos cuando el trabajo se volviese inestable y por consiguiente nos permitiría a mi hija y a mi conservar nuestra vivienda. Compartir nuestra casa nos provee de estabilidad económica al permitirme transformar uno de mis mayores gastos (mi casa) en una forma de hacer dinero extra.

Me resulta gratificante hospedar a las visitas y mostrarles la ciudad de Nueva York. Quiero asegurarme de que todos mis invitados vivan una experiencia auténtica y lleguen a conocer todo lo que Nueva York tiene para ofrecer, por lo que les doy recomendaciones sobre sitios para ver y algunos restaurantes locales que vale la pena visitar. Además de gastar dinero en museos y otras atracciones, los huéspedes de Airbnb suelen gastar su dinero en pequeños negocios en vecindarios en los que normalmente no se observa actividad turística, como Staten Island. Existen problemas reales  a los que nosotros, como neoyorquinos, nos enfrentamos a diario, pero compartir la vivienda constituye sólo una parte del progreso de nuestros vecindarios.

Airbnb permite que Nueva York se vuelva accesible a ciertas personas que de otro modo no podrían venir debido a los altos costos de los hoteles. Desafortunadamente, como respuesta a la presión que generan los intereses de estos hoteles corporativos, el Concejo de la ciudad de Nueva York está considerando establecer una ley que sancionará a los neoyorquinos promedio con una multa de hasta $50,000 por alquilar sus apartamentos en Airbnb.

Una multa de $50,000  resulta imposible de afrontar para la mayoría de la gente y puede hacer que muchas familias pierdan sus viviendas o incluso arrastrarlos a la quiebra. Esto se convertiría en un desastre para las miles de familias de la comunidad que cuentan con Airbnb como sustento económico.

Compartir la vivienda ofrece beneficios a los anfitriones que usan Airbnb para llegar a fin de mes y a los huéspedes que vienen a Nueva York en búsqueda de una verdadera experiencia local. Además significa una ayuda para los pequeños negocios de los vecindarios de la ciudad donde los huéspedes de Airbnb suelen comer y comprar.

Airbnb me ha proporcionado el ingreso extra que necesito para mantener a mi familia. Me enorgullece ser un modelo a seguir para mi hija, Rosa, como madre soltera económicamente independiente. En lugar de aprobar estas leyes nocivas, los funcionarios de la ciudad de Nueva York deberían trabajar junto a Airbnb para ayudar a familias como la mía, que comparten sus viviendas para poder pagar los altísimos costos que supone la vida en esta ciudad.

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