Arrecia la competencia en la industria del doblaje al español

México factura unos 1,500 millones de dólares anuales y se hace con el 55% del mercado latinoamericano

MÉXICO

Dentro de la cabina de grabación, Alejandro González apenas parpadea sin despegar la mirada de la pantalla de la computadora. Repite frases una y otra vez para que sus palabras en español se empalmen perfectamente al movimiento de los labios del actor que habla inglés en la película original.

No es tarea fácil.  Repite este procedimiento cinco o seis horas al día en la sala de SDI Media –una de las empresas trasnacionales con mayor presencia en México- con la mirada atenta y los sentimientos expuestos porque, para ser actor de doblaje, el corazón debe sentir “exactamente lo mismo” que el personaje.

Alejandro tiembla por unos segundos en su actuación y el productor asiente, pausa la cinta de la película y se dirige al doblador para recordarle una de las principales reglas en el doblaje: “No debe perderse la vista de la pantalla”.  E insiste: “debes dar la misma emoción”.

En SDI Media de México saben muy bien que el producto debe tener calidad. No en vano han doblado cientos de películas como  X- Men 2, Anastasia, ¿Qué Pasó Ayer? Parte III y Misión Imposible. O las series: Los Hechiceros de Waverly Place, Aaron Stone y Phineas y Ferb.

Pero no son los únicos y la competencia les pisa los talones en el “boom” de la industria del doblaje de voz en México, donde hay más de 30 empresas dedicadas en cuerpo y alma con 2,000 actores certificados que hacen posible una facturación anual de alrededor de 1,500 millones de dólares. El país concentra actualmente el 55% de las ganancias por doblaje en español en América Latina.

Todo comenzó durante la gran depresión de los años 30 del siglo pasado. Las empresas estadounidenses se vieron afectadas económicamente y diseñaron una estrategia que empleó talentos latinoamericanos para doblar sus mejores filmes.

Catorce años después, la compañía Metro Goldwyn Mayer apostó por un estudio en México “con un acento más neutro” y cerca de EEUU. Le siguieron Warner Brothers, Columbia Pictures, Universal, y 20th Century Fox en busca de voces frescas para voz en español a sus personajes.

En la sala de edición de SDI, el ingeniero en audio Manuel Mondragón espera pacientemente desde el otro lado del cristal a que la voz de Alejandro fluya. “Esto es un trabajo milimétrico: un buen o mal trabajo beneficia o perjudica a los actores originales”.

Mondragón habla y el productor y también actor, José Antonio  Macías, lo escucha a unos pasos, frente a tres pantallas: en una, tiene una tableta con el guión; en la segunda, una televisión  proyectando el filme y una laptop en donde busca palabras para verificar la traducción.

Macías es perfeccionista, una cualidad por la cual dobla frecuentemente a Matt Damon, Leonardo Di Caprio o Chis Evans, entre otros.  Ahora mismo hace una breve llamada para pedir opinión si deben dejar la palabra “cool” o si buscan otra, cuelga y se une a la conversación sin despegar la vista de su laptop. Describe los “mandamientos” de la ley del doblaje: “Uno: No se ensayará sin ver las imágenes de la película. 2. Se prestará atención a los diálogos 3. El buen actor se aprenderá de memoria los textos para no perder de vista la pantalla…”

Mondragón interrumpe: “hace falta volver a doblar una pequeña respiración”. El cuidado que se tiene con los doblajes es tal que incluso los suspiros o sonidos “no intencionales” tienen que regrabarse, explica.

Alejandro González –recién egresado de la carrera de teatro- respira tres veces en lugar de dos y así el castellano queda con la misma duración de tiempo que la edición en inglés y él termina su agotadora por un especio en el mundo del doblaje.

Él lleva menos de un año trabajando en esto y compite con el “star talent” (actores famosos que dan su voz para hacer una cinta más taquillera) que ganan 10 veces más que los profesionales del doblaje pero tienen menos trabajo porque no todas las empresas apuestan a las estrellas.

“Algunos de ellos son malísimos, no saben lo que hacen. Pero si les toca la suerte de hacer un personaje impactante la gente no ve si es bueno o malo”, explica Macías.
El reto para la industria consiste en dejar de privilegiar al “star talent” e impulsar los talentos que todavía no despegan, como lo hacen diario en esta cabina. Actores que hacen posible que millones de latinos que no hablan inglés se entretenengan en español.

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