Carlos Zárate: la sospechosa enfermedad en San Juan
El mejor noqueador mexicano de la historia vivió una pesadilla en Puerto Rico, pero nada comparado con el infierno al que se enfrentó años después
Carlos Zárate vivía en una escuela de un populoso barrio de la Ciudad de México, en la cual sus padres trabajaban como conserjes, cuando empezaba a agarrarse a golpes con otros adolescentes, a los que invariablemente maltrataba.
“Nací para eso”, dijo el que con el tiempo se convertiría en uno de los más temibles noqueadores del mundo y ciertamente el hombre con el récord de mayor porcentaje de nocauts en la historia.
Zárate era muy flaco, de ahí su apodo de “Cañas”, pero con un poder natural en los puños. Se hizo boxeador de grandes atributos técnicos bajo la instrucción del legendario manejador Arturo “Cuyo” Hernández y del estupendo preparador “Chilero” Carrillo.
Ya como profesional, su ascenso fue impresionante: inició con 23 victorias seguidas por la vía rápida y, tras una decisión sobre Víctor Ramírez, tuvo otros 28 nocauts en fila. Nadie registró en el boxeo mundial dos rachas de ese calibre.
“Subirse al ring contra Carlos Zárate era subirse a ser noqueado”, dijo en una entrevista José Sulaimán, el expresidente del CMB quien con el tiempo sería un hombre clave en la vida de Zárate. “Sí llegó a ser el mejor libra por libra del mundo”.
¿Complot en Puerto Rico?
Carlos Zárate se coronó campeón mundial gallo el 8 de mayo de 1976 al derrotar a su compatriota Rodolfo Martínez. Una de sus peleas más notables no tuvo corona de por medio.
Fue en abril de 1977 en el Forum angelino cuando acabó en cuatro rounds con otro gran gallo mexicano, Alfonso Zamora, el famoso combate del intruso en el ring a la mitad del primer asalto y de la pelea de entrenadores al final.
Habiendo limpiado la categoría de las 118 libras, Zárate retó al también temible noqueador puertorriqueño Wilfredo Gómez, monarca de los supergallos. Y no le fue nada bien.
Gómez le dio una paliza (incluyendo toda clase de golpes arteros) a Zárate, que subió a pelear con mucha temperatura y gripe en San Juan el 28 de octubre de 1978. El “Cañas” nunca supo si se enfermó por una carrera bajo la llovizna en la isla o si le dieron de comer algo que estaba contaminado. Total que para poder dar el peso su cuerpo fue completamente exprimido.