Luz en la calle, oscuridad en la casa

A veces pareciera que todos tenemos más de una personalidad. Es increíble como en ocasiones, ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos, o hasta llegamos a decir: “wow, nunca pensé que haría, o diría esto o aquello.” Es normal cambiar de parecer y también es normal sorprendernos a nosotros mismos, sin embargo, lo que no es normal y no está bien, es cuando nos convertimos en – la luz de la calle y la oscuridad en casa.

Seguramente estarán pensando, ¿a qué se refiere? Me refiero a las personas que en público se comportan muy bien, son educadas, simpáticas, alegres y que cuando llegan a su casa, pareciera que el simple hecho de cerrar la puerta, les cambiara un ‘switch’ y se convirtieran en una persona diferente: amargada, enojona y hasta grosera con los suyos.

Creo que en esta época de navidad, deberíamos analizar si esto nos está ocurriendo a nosotros. Pareciera que estamos tan enfocados en caer bien en el trabajo, ser populares socialmente, ser aceptados por la sociedad, que toda esa frustración y energía que le dedicamos se transforma en enojo y molestia una vez que llegamos a casa a compartir con la gene que más nos quiere, con esas personas que siempre, e independientemente de nuestro comportamiento, van a estar ahí. Me refiero a hijos, padres, hermanos y hasta esposos.

No sé si te has dado cuenta que tienes un mal dio en el trabajo, pero claro, no puedes decir nada y solo te toca sonreír y como diría mi  madre “tragar entero” sin poder expresar tu desacuerdo. Estas tan molesto, que llegas a casa, y tu pareja por ejemplo, te dice un comentario por másmínimo que sea, e inmediatamente explotas de la nada, diciéndole cosas que terminaran lastimando a tu pareja. ¿Es justo? Claro que no. ¿Sucede? Claro que sí. ¿Podemos evitarlo? Si nos proponemos a identificar esos momentos, estoy segura que sí.

El año está a punto de terminar y seguramente ya estás pensando en los propósitos para el próximo año de vida, no descartes ser más especial con la gente que realmente te ama que es tu familia. No desahogues tus molestias con ellos una vez que llegues a casa. ¿Cuántas veces no hemos escuchado la historia del hombre que le pego a la esposa porque él tuvo un mal día en el trabajo y ‘estaba de mal humor’? yo no sé ustedes, pero yo la he escuchado más de una vez.

Suena cursi y repetitivo, pero funciona. Cuando estés muy molesto y no sepas como reaccionar, cuenta hasta diez, quizás tendrás una mejor oportunidad de considerar la forma en la que estas actuando.

Espero tus comentarios,

Carolina Sarassa

www.CarolinaSarassa.com

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Bienestar Carolina Sarassa

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