¿Por qué no quieren el Mando Único de policía en México?

Alcaldes y ciudadanos rechazan el Mando Único instaurado por el gobernador Graco Ramírez en Morelos tras el asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota Ocampo

Un agente del Mando Único en la ciudad de Cuernavaca, en el estado de Morelos. México.

Un agente del Mando Único en la ciudad de Cuernavaca, en el estado de Morelos. México. Crédito: Roberto Villegas | EFE

MÉXICO.- El modelo de Mando Único (MU) que desplaza a las policías municipales por policías federales, estatales y militares apenas cumplió un año y ya tiene su mayor punto de resistencia en alcaldías del céntrico estado de Morelos encabezada por el famoso ex futbolista Cuauhtémoc Blanco que se opone tajante a la decisión del gobernador Graco Ramírez.

Acosado por la estela de violencia que trajo a la entidad el cártel de los Beltrán Leyva desde hace al menos un lustro ?descabezados, colgados, ejecutados- el mandatario estatal impuso el MU en 15 municipios tras el asesinato  de Gisela Mota, alcaldesa de Temixco a la que acusó de nexos con Los Rojos y desató la controversia.

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“El Mando Único es muy polémico porque se prevé que en lugar de combatir la corrupción va a fomentarla al centralizar la seguridad en una sola persona en cada estado: será más fácil para el crimen organizado pactar con el jefe de todos los policías”, advierte Martín Barrón, analista del Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE)

Durante 20 años, Barrón ha sido catedrático de agentes del orden de todo el país por lo que concluye que el problema principal en la policía mexicana es la falta de la independencia:  “Siempre depende de los políticos, del modelo que ellos decidan y las políticas de éstos no son transexenales e ignoran a los policías de carrera”.

En este sexenio, el presidente Enrique Peña Nieto determinó que el MU era el camino para combatir a las corporaciones municipales corrompidas por el crimen organizado y envió en noviembre de 2014 una iniciativa para implementarlo a pesar de que en la constitución sólo está reglamentada la policía municipal.

Esto va a generar controversias constitucionales que tendrán que definirse en la Suprema Corte de Justicia. De entrada, en las últimas horas, el alcalde de Tlaquiltenango, Morelos,  demandó al Máximo Tribunal suspender al MU.

“A los políticos, en este caso a Graco Ramírez (quien tomó las riendas del MU con la policía estatal), les conviene un modelo vertical de policía porque si el alcalde es contrario a sus intereses, si es de un partido diferente y no se lleva bien, utiliza a la policía como medida de presión”, enfatiza Barrón.

Por otro lado, la pregunta entre los pobladores de los municipios -donde el crimen organizado se ha aprovechado de la debilidad de las policías- es ¿qué hacer para evitar que éstas se vuelvan cómplices del crimen organizado como asegura Ramírez?

“A mi me parece que todos son lo mismo: coludidos y amañados”, dice Ramiro N., vecino de Xochitepec, en entrevista telefónica.

Barrón cree que México aún no ha resuelto el mejor modelo a seguir: “Eso es algo que no deberían estar resolviendo los políticos sino los propios policías si lograran profesionalizarse lo suficiente para gestar su propia independencia”, concluye el analista.

Graco en el ojo del huracán

En medio de una ola de secuestros –que en 2014 alcanzó un ritmo de dos al día- el gobernador del estado de Morelos Graco Ramírez se postró frente a la prensa y pidió perdón. Perdón por no cumplir su promesa de campaña de sacar en 18 meses a Cuernavaca, la capital de la entidad que hoy dirige Cuauhtémoc Blanco, del penoso segundo lugar como ciudad más insegura detrás de Acapulco, porque la inseguridad incrementó en asesinatos, en robo, en violencia en mano armada.

Pero de nada sirvió. Los vecinos ya estaban en las calles. Médicos, amas de casa, taxistas, diputados, empresarios exigieron su renuncia que no se consumó ni mucho menos descendió la criminalidad, ni dejaron de aparecer letreros de criminales con acusaciones de unos contra otros, ni desapareció el tráfico y venta de marihuana, heroína y cocaína.

Ramírez, un político de trayectoria izquierdista que llegó al poder con poco más de 300,000 votos, afirma que hay colusión de los munícipes (incluyendo a Blanco) con el crimen organizado, pero aún no ha presentado pruebas.

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