Violencia sexual en la ciudad

Debemos aspirar a tener una seguridad más segura para todos

Osborn Playground Park donde una adolescente denunció haber sido violada por varios jóvenes.

Osborn Playground Park donde una adolescente denunció haber sido violada por varios jóvenes. Crédito: Gerardo Romo | El Diario

Las connotaciones de la denuncia de violación de una joven a manos de cinco adolescentes en un parque de Brooklyn y al menos otros dos casos reportados recientemente, han traído a debate el tema de pedir a las autoridades policiales más seguridad para las mujeres.

Las últimas estadísticas del Departamento de Policía sobre la criminalidad confirmaron que las violaciones sexuales en la Ciudad de Nueva York han ido en aumento. Durante 2015 se reportaron 1,439 casos, un 6.3% de incremento comparado con los 1,354 reportados en 2014.

De otra parte, hay que tomar en cuenta además que, muchos casos de violación no son reportados. Las víctimas sienten vergüenza o temor a ser estigmatizadas, por tanto, el crimen queda en la impunidad.

La violación sexual como tal, no debe ser vista como un tema meramente policial que se resume en recibir una denuncia e ir tras el violador y someterlo a la justicia. Creemos que es un fenómeno que debe ser analizado por todos los actores que conforman el tejido social de la ciudad para, en conjunto buscar soluciones integrales.

La violación sexual es un crimen execrable que causa daños irreparables a las víctimas. Una mujer abusada sexualmente cargará el flagelo de la violación por el resto de su vida, en consecuencia, lo que debemos buscar como sociedad, es que es ésta no se produzca.

La clase política, los líderes comunitarios y defensores de los derechos civiles deben promover un debate que conlleve a replantear el tema de la violación en los niveles de educación básica,  desde la perspectiva de los valores humanos, del respeto mutuo entre individuos y de la convivencia civilizada.

Creemos que la solución a los delitos la violencia sexual no debe recaer solamente en la función de la cacería policial de violadores. Tampoco se trata de simplemente de endurecer leyes contra los depravados.

Hay que ir más allá. Debemos aspirar es a tener una ciudad segura, donde las mujeres puedan tomar un taxi sin riesgo de ser violadas, o estar expuestas a actos lascivos y exhibicionistas en el sistema de transporte público y caminar sin temor en sus vecindarios.

Nueva York debe ser una ciudad más segura para nuestras madres e hijas –y en general para todos- por la actitud cívica de respeto de sus propios ciudadanos. Asumamos ese compromiso.

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