Las torturas dentro de Guantánamo: del “submarino” a la humillación sexual

El vacío legal en que se encuentran los presos permitió que se aplicaran varias técnicas de tortura

El “submarino”, la privación del sueño, la humillación sexual, la intimidación con perros y la alimentación forzada. Los métodos de tortura aplicados en Guantánamo fueron de los escándalos más aberrantes en Estados Unidos.

Las torturas, denunciadas por organismos de derechos humanos, fueron aplicadas a los detenidos acusados de terrorismo (en su mayoría vinculados a Al-Qaeda ), luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero también hubo víctimas inocentes.

En diciembre de 2002, el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld aprobó obligar a los detenidos a estar de pie hasta cuatro horas, el aislamiento durante un máximo de 30 días, la privación de luz, interrogatorios de 20 horas e inducir temores a los prisioneros.

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Esas tácticas fueron rescindidas en abril del 2003 por Rumsfeld, quien aprobó otros métodos para aumentar el nivel de miedo de los detenidos, incluyendo cambios en los horarios para dormir, así como en la dieta.

Un año después, en diciembre de 2004, agentes del FBI que participaron en el interrogatorio de cautivos en Guantánamo, documentaron abusos. Según sus testimonios, los prisioneros eran encadenados al piso, privados de agua y comida, forzados a defecar y orinarse encima, sometidos a extremos de frío o calor, e intimidados por perros.

Recién en 2009 un funcionario del gobierno de George W. Bush admitió por primera vez la existencia de torturas en la prisión ubicada al este de Cuba. En una entrevista con el diario The Washington Post, Susan J. Crawford, una ex integrante del Pentágono, dijo que el saudita Mohammed al-Qahtani había sido torturado.

Al-Qahtani estaba llamado a ser el “secuestrador número 20” de los aviones que los terroristas estrellaron contra las Torres Gemelas, en Nueva York, y el Pentágono, en Washington. Un mes antes de los atentados, sin embargo, su ingreso al país fue rechazado por un agente de inmigración.

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El terrorista fue capturado en 2001 en las montañas de Tora Bora (Afganistán) y en enero de 2002 ingresó en Guantánamo, donde permanece hasta hoy. Crawford reveló que durante un largo período, Al-Qahtani fue incomunicado, sometido a privación del sueño y expuesto a temperaturas muy bajas, por lo que su vida llegó a correr peligro.

Más denuncias

Ese mismo año, la ONU calificó de tortura la técnica de alimentación forzosa aplicada en Guantánamo, que consiste en que los detenidos son atados a una silla e inmovilizados para administrarles los alimentos por sondas, sin dejarlos vomitar.

Mucho más revuelo causaron las filtraciones de WikiLeaks en 2011. Según reveló el diario español el País, que tuvo acceso a los documentos, el gobierno norteamericano detuvo sin garantías a decenas de personas en Guantánamo.

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Ancianos con demencia senil, adolescentes, enfermos psiquiátricos graves y maestros de escuela o granjeros sin ningún vínculo con la jihad fueron conducidos al presidio y mezclados con verdaderos terroristas como los responsables del 11-S”, describió el diario.

Las noticias sobre abusos continuaron. El año pasado, el prisionero Mohamedou Ould Slahi publicó el libro Diario de Guantánamo, donde cuenta en primera persona los baños en hielo y una serie de humillaciones en los interrogatorios a los que fue sometido durante sus 13 años de cautiverio.

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