El ‘Consulado de la Roosevelt’ menos activo, pero vivo
Aunque habría menos vendedores de documentos falsos en la avenida Roosevelt, el estancamiento de DAPA y DACA podría avivar el mercado negro en la zona
Nueva York— La avenida Roosevelt, el epicentro de la venta de documentos falsos en Nueva York, estaría siendo menos frecuentada por inmigrantes en busca de un número de Seguro Social o una licencia de conducir. Activistas afirman que el endurecimiento de las políticas de inmigración estaría disminuyendo los ingresos del mercado negro, pero preocupa que la obstrucción de DAPA y DACA avive la actividad en el llamado ‘Consulado de la Roosevelt’.
El negocio de los documentos fraudulentos habría sido más lucrativo hace dos décadas, cuando imperaba la necesidad de un documento de identidad que validara la presencia de los inmigrantes en la ciudad, según activistas y residentes. Pero el IDNYC y el uso cada vez más frecuente del Individual Taxpayer Identification Number (ITIN) podrían estar desplazando a los vendedores de documentos falsos.
“La introducción de IDNYC es un gran paso adelante para los neoyorquinos”, dijo en un correo electrónico el asambleísta Francisco Moya (D-Jackson Heights). “Debido a que los residentes ahora tienen acceso a una identificación apropiada, son menos propensos a ser víctimas de estafas por documentos falsos”.
El negocio no termina
Algunos comerciantes y residentes del área coincidieron en que hace unas dos décadas, la avenida Roosevelt era una ‘hervidero’ de vendedores de documentos falsos en comparación con años recientes, aunque el senador estatal José Peralta es menos optimista acerca de las actividades del ‘Consulado de la Roosevelt’.
“Desafortunadamente, nosotros no hemos percibido una disminución en el mercado negro de identificaciones falsas, sobre todo, en la avenida Roosevelt y alrededores”, dijo Peralta en un correo electrónico. “Aunque la identificación municipal es un paso adelante y ayuda a nuestros inmigrantes, por ejemplo a la hora de firmar un contrato de alquiler o de identificarse ante las autoridades, siguen acudiendo al mercado negro para obtener licencias de conducir, tarjetas de seguridad social y pasaportes”.
Rigoberto (como se identificó), un vendedor de documentos falsos que deambula en la avenida Roosevelt, dijo que la venta sigue siendo buena, pero menos jugosa que en el pasado.
“La gente todavía nos busca, especialmente los recién llegados. Indocumentados siempre habrán, por eso siempre estaremos aquí”, aseguró.
El popular pregón ‘social, social’ todavía es común en algunos puntos concurridos de la zona.
“Esto nunca se acabará. Si no es un Seguro Social será una licencia de conducir. Siempre habrá alguien que quiera comprar”, sostuvo Rigoberto, quien aseguró que lleva en el negocio unos 10 años. “Aunque haya una amnistía, siempre habrá alguien que quiera un papel falso”.
Vicente Mayorga, organizador de Se Hace Camino Nueva York (MRNY), comentó que, aunque la comercialización de documentos fraudulentos es un problema difícil de erradicar, actualmente habría menos vendedores en las calles de Jackson Heights y Corona.
Riesgo de la deportación
El activista explicó que los inmigrantes están más consientes de los riesgos de portar un documento falso, especialmente a raíz del endurecimiento de las políticas de inmigración. El robo de identidad es un delito grave y quien lo comete podría ser candidato a la deportación, según las prioridades del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).
“En la década de 1990 era casi una regla para los nuevos inmigrantes comprar un Seguro Social falso en las calles”, dijo Mayorga. “Los inmigrantes tenían menos acceso a una identificación legitima y el uso del ITIN no era tan generalizado, pero la situación ha cambiado en los últimos años”.
Parte de las acciones de organizaciones como MRNY y New Immigrant Community Empowerment (NICE) se centran en educar a sus miembros acerca de los riesgos de comprar y portar documentos apócrifos.
“El anhelo de nuestra comunidad es tener un documento legitimo y el IDNYC es lo que representa. Es un cárnet que reconoce la Ciudad y que cuenta con los datos personales del inmigrante”, dijo Manuel Castro, director ejecutivo de NICE. “Es un documento que otorga inclusión en Nueva York y en Estados Unidos”.
El mexicano Víctor Centeno, de 46 años y un jornalero miembro de NICE, comentó que en la avenida Roosevelt es fácil comprar por $150 una tarjeta falsa de la Administración de Seguridad y Salud (OSHA), pero los cursos gratis de la agencia lo disuadieron de adquirir un documento fraudulento.
“No voy a gastar mi dinero por una tarjeta falsa de OSHA cuando puedo tener una legítima y gratis”, comentó. “No pienso exponerme a un arresto o a la deportación”.
Sin embargo, Centeno dijo que algunos empleadores admiten la tarjeta falsa de OSHA, lo que promueve la venta de esos documentos fraudulentos.
Los trabajadores están obligados a tomar cursos de seguridad de OSHA para reducir los accidentes en el lugar de trabajo, pero en los últimos años, las autoridades han notado un incremento de trabajadores que optan por las tarjetas falsas.
“Estamos incrementando nuestros esfuerzos para informar a los trabajadores acerca de las tarjetas falsas de OSHA”, dijo Castro. “No es únicamente el riesgo de arresto. Se trata de la vida de los trabajadores si no están adecuadamente entrenados”.
En octubre pasado, cinco trabajadores fueron arrestados como parte de un operativo del Departamento de Edificios (DOB) y el NYPD, entre otras agencias de la Ciudad.
Desesperanza por DAPA
La repentina muerte del juez conservador Antonin Scalia dejó un hueco en un momento crucial para el movimiento pro-inmigrante en el país, porque la Corte Suprema de Justicia prevé emitir un fallo en junio próximo sobre la legalidad y puesta en marcha de los programas migratorios DAPA y DACA para hasta cinco millones de inmigrantes indocumentados.
Los activistas temen que el estancamiento de las acciones diferidas del presidente Obama obligue a los inmigrantes a comprar documentos fraudulentos. Ante la situación, las organizaciones están reforzando sus programas de educación.