Viaje histórico de Obama a Cuba pondrá a prueba su doctrina de acercamiento con rivales de EEUU

Detractores de Obama aseguran que el viaje será un éxito solo si Cuba anuncia cambios palpables para ampliar las libertades

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Crédito: Anthony Behar | Getty Images

WASHINGTON.- El viaje histórico que iniciará el presidente Barack Obama a Cuba el próximo fin de semana pondrá a prueba su doctrina de apertura y acercamiento con adversarios para el fomento de la democracia, si bien ésta probablemente no rendirá frutos a corto plazo.

Obama llegará a la isla con el mensaje de que sólo una mayor apertura puede conducir a una transición democrática en la isla, aunque está consciente de que ambos países afrontan aún la difícil tarea de recuperar la confianza mutua para la normalización plena de las relaciones.

En 2008, durante su primera contienda presidencial, Obama delineó una visión de política exterior pensada para “abrir los puños” de los adversarios de EEUU y, en ese sentido, expresó interés en reunirse con el gobernante cubano, Raúl Castro.

La idea entonces era que EEUU dejase de lado su aislamiento y su visión “binaria” en política exterior, y fomentara la cooperación con adversarios respecto a retos comunes, y así consolidar avances en las áreas de comercio, economía, seguridad, ciencia y educación, entre otros asuntos.

Por ello, desde 2009, Obama ha emitido órdenes ejecutivas para flexibilizar los viajes y remesas hacia Cuba, que culminaron en la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana el año pasado.

Y, pese al embargo –que sólo el Congreso puede eliminar- Obama aún puede tomar más medidas para acelerar y profundizar los viajes, y el intercambio comercial y los contactos de “pueblo a pueblo”, según observadores.

Construyendo un legado en la región

Para Obama, el viaje entre el 20 y 22 de marzo próximos no sólo tiene un peso simbólico ?será el primer mandatario en funciones en visitar la isla en 88 años (desde Calvin Coolidge en 1928)- sino que también tiene el potencial de cimentar su legado como líder progresista en América Latina.

Desde antes del histórico anuncio sobre el deshielo entre EEUU y Cuba, en diciembre de 2014, Obama siempre ha apostado por la expansión del comercio para el desarrollo económico, y su goteo de medidas para flexibilizar el embargo busca alentar el crecimiento de la pequeña empresa y la clase media en Cuba.

Expertos consultados por este diario coincidieron hoy en que, si bien quedan muchos asuntos espinosos sobre el tapete, el viaje busca insuflar optimismo a las discusiones en curso.

“Hay líderes republicanos que están pidiéndole al presidente que cancele el viaje,  pero ellos nunca han apoyado su política. En cambio, la respuesta de América Latina a la apertura de Obama hacia Cuba ha sido enormemente positiva, y el viaje reforzará la capacidad de EEUU de ejercer un nuevo liderazgo en el hemisferio”, dijo William LeoGrande, analista político de American University.

Por su parte, Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de estudios políticos, dijo que con este “audaz” giro de 180 grados en la política hacia Cuba, “Obama se ha asegurado su legado en América Latina… los latinoamericanos venían pidiendo este cambio a otros presidentes de EEUU durante décadas”.

La apertura “pone fin a una era de hostilidades de la Guerra Fría y abre un nuevo capítulo en las relaciones; aparte del simbolismo, Obama espera que este viaje sirva para que el acercamiento sea irreversible y dé impulso al proceso de normalización en marcha”, señaló Shifter.

A Shifter no le cabe duda de que Obama quiere aprovechar el “entusiasmo” que ha generado su política, “incluso entre cubanoamericanos, entre republicanos”, antes de que termine su mandato a mediados de enero próximo.

“No está promoviendo un cambio de regimen en Cuba pero espera que el país eventualmente avance hacia una  mayor apertura y respeto de los derechos humanos”, subrayó.

Resistencia republicana

Aunque Obama prevé reunirse en privado con líderes disidentes en Cuba, incluyendo previsiblemente con activistas del grupo “Damas de Blanco”, y abordará el tema de los derechos humanos con Raúl Castro, eso no aplaca a sus detractores, casi todos republicanos, que lo acusan de “premiar” al regimen castrista.

En los pasillos del Congreso, entre sus más férreos detractores figuran los legisladores cubanoamericanos Ileana Ros-Lehtinen y Marío Díaz Balart, ambos de Florida, y el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez.

Desde la contienda presidencial, los senadores republicanos Ted Cruz y Marco Rubio, también de ascendencia cubana, han criticado a Obama por dar “concesiones unilaterales” sin nada a cambio, mientras continúa la represión de disidentes.

Según la Comisión Cuba de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), una ONG creada por ex-prisioneros políticos, tan sólo en enero pasado 1,414 activistas fueron detenidos brevemente, y unos 56 fueron objeto de abuso físico.

Eso da abono a grupos conservadores como la Fundación Heritage, que insisten en que, pese a la flexibilidad mostrada por EEUU, el gobierno cubano no ha mejorado sustancialmente su historial de derechos humanos.

Pero LeoGrande señaló que Obama ha presionado por los derechos humanos en Cuba desde siempre, y lo que resulte del diálogo dependerá de las autoridades cubanas que lo consideran como un “asunto interno”.

Obama y Castro ya han tenido encuentros bilaterales al margen de la Cumbre de las Américas en Panamá y en Naciones Unidas en 2015, y ambos han reconocido que mantienen profundos desacuerdos.

LeoGrande y Shifter consideraron que la buena química entre ambos ayudará al proceso de normalización, y lo importante de las imágenes con apretones de mano es que al menos hay diálogo.

Obama irá acompañado de cuatro miembros de su Gabinete y una veintena de líderes de ambas cámaras del Congreso, incluyendo a la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

En la lista figura el senador republicano por Arizona, Jeff Flake, quien ha apoyado el levantamiento del embargo, y no se descarta que otros legisladores republicanos se sumen al viaje.

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