Tenemos que invertir en Nueva York

Hay que proveer incentivos adicionales para desarrollo de viviendas asequibles

Hillary Clinton en reunión con grupos proimigrantes de Nueva York el 13 de abril del 2016.

Hillary Clinton en reunión con grupos proimigrantes de Nueva York el 13 de abril del 2016. Crédito: William Alatriste | (Archivo/El Diario)

Nueva York siempre ha sido uno de los mejores lugares del mundo para vivir. La ciudad posee una gran tradición de asegurarse que personas de todos los orígenes puedan vivir aquí. Todos los alcaldes en tiempos recientes han trabajado para asegurarse que existan opciones de viviendas asequibles y de calidad disponibles para todos los neoyorquinos, sin importar sus ingresos. Como dijo Fiorello La Guardia, los neoyorquinos merecen “un poco de sol en cada ventana”.

Pero en estos momentos, el panorama no está muy soleado. Muchos neoyorquinos se sienten atrapados en barrios estancados. Luchan por pagar la renta que continúa en aumento, son forzados a abandonar las comunidades en las que vivieron por años y han sido alejados aún más de sus trabajos, buenas escuelas, buenas opciones de transporte – en resumen, oportunidades.

Este es un problema en ciudades alrededor del país. Un cuarto de las personas que rentan en Estados Unidos gastan más de la mitad de sus ingresos en vivienda. Y los hogares latinos tienen más del doble de probabilidades que los hogares blancos de enfrentarse a esta carga financiera de altos costos de vivienda.

Pero la situación en Nueva York y en ciudades similares es aún peor. En las últimas dos décadas, las rentas en Nueva York aumentaron casi un 40 por ciento. En lugares como Harlem y Park Slope, residentes de mucho tiempo se ven expulsados por los propietarios y por desarrolladores que buscan crear nuevas propiedades de lujo en estos barrios históricos. Los jóvenes que empiezan en esta ciudad se ven obligados a vivir incómodos con tres o cuatro personas en apartamentos aptos para dos.

Al mismo tiempo, Nueva York enfrenta una crisis de vivienda pública. La financiación para la Autoridad de la Vivienda de la Ciudad de Nueva York (NYCHA, en inglés) ha disminuido alrededor de 30 por ciento en los últimos 15 años, esto a pesar de la necesidad de miles de millones de dólares para reparaciones. Los residentes han sido forzados a convivir con paredes con moho, techos con goteras y elevadores interrumpidos.

Esto no debería ser así. Las viviendas públicas pueden y deberían ser un trampolín de oportunidad – una posibilidad para familias con dificultades de volver a ponerse en pie, utilizar sus ingresos para las necesidades básicas y proveer a sus hijos un hogar y una comunidad segura y sana. La jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor creció en las viviendas Bronxdale, en Bruckner Boulevard de NYCHA y ahora han sido renombradas en su honor. Pero para que las viviendas públicas puedan cumplir su promesa, necesitan más apoyo.

Me he enfocado en el tema de viviendas asequibles durante años. Como senadora de Nueva York, copatrociné la Ley del Fondo Fiduciario Nacional de Vivienda Asequible (NAHTFA, en inglés), el cual fue aprobado luego y creó un flujo específico de financiación para 1.5 millones de nuevas viviendas asequibles. Asimismo, presenté el proyecto de la Ley Federal de Equidad de Vivienda, el cual hubiese asegurado que familias trabajadoras en mercados de alto costo pudieran acceder a préstamos de la FHA para comprar una propiedad.

Plan a seguir

Como presidenta, voy a continuar mi trabajo en este asunto. Mi plan invertirá 125 mil millones de dólares para revitalizar las comunidades que han quedado rezagadas luego de nuestra recuperación – no solamente aquí en estos cinco condados, pero también en ciudades del norte del estado como Buffalo, Rochester y Troy.

Primero, vamos a hacer que las viviendas sean más accesibles económicamente para los estadounidenses trabajadores.

Proveamos incentivos adicionales para desarrollos de viviendas asequibles expandiendo la provisión del Programa de Créditos Contributivos para Viviendas de Bajo Costo para ayudar a disminuir los altísimos costos de las rentas. Fomentemos el uso de tierras locales y estrategias de zonificación que faciliten la construcción de viviendas de alquiler de bajo costo cercanas a buenos trabajos. Aumentemos la ayuda de asistencia para pago de alquiler para familias de bajos recursos y ayudemos a las familias que reciben asistencia a elegir entre una amplia gama de vecindarios con más empleos y mejores escuelas. Para las familias trabajadoras que intentan comprar su primera vivienda, mi propuesta los ayudaría con hasta 10 mil dólares en asistencia para realizar el pago inicial. Y voy a asegurarme del cumplimiento de las leyes de vivienda justas y lucharé contra la discriminación en viviendas.

Además, vamos a proveer más recursos a las autoridades de viviendas públicas como NYCHA y conectar estas inversiones con esfuerzos más amplios de desarrollo económico. Tenemos que ayudar a los residentes de bajos ingresos a salir de los ciclos de pobreza y para lograrlo vamos a necesitar más que mejores viviendas públicas – es necesario desarrollar mejores oportunidades de empleo y educación.

Segundo, tenemos que invertir más en la transportación. Es difícil salir adelante cuando no puedes desplazarte.

Mi plan va a conectar más comunidades con mejores trabajos mediante el mejoramiento a la infraestructura de la transportación pública. En el Senado, negocié y aseguré más de 16 mil millones de dólares en financiamiento para la transportación en Nueva York y eso fue solo el comienzo. Una futura administración Clinton, comprometería 275 mil millones de dólares para infraestructura, de los cuales 50 mil millones comenzarían un fondo de transporte equitativo para conectar áreas con un alto nivel de desempleo con áreas de mayor disponibilidad de empleos.

Tercero, tenemos que crear más trabajos y apoyar los programas de capacitación laboral en las comunidades que más los necesitan.

Todas estas inversiones en viviendas y transportación no serán lo suficientemente útiles si no conectamos a las personas con trabajos bien remunerados. Debemos afrontar el desempleo entre los jóvenes e invertir miles de millones de dólares en programas locales que pongan a nuestros hijos a trabajar. Promovamos el empresarismo en comunidades marginadas; las pequeñas empresas son un poderoso motor de crecimiento laboral en este país y debemos ayudar a que ese motor impulse empleos por todo el país.

El horizonte neoyorquino está lleno de majestuosos rascacielos, nombrados por titanes de nuestra historia: Chrysler, Woolworth, Rockefeller. Pero esos no son los nombres que hacen que Nueva York sea grandioso. Son los nombres en letra pequeña en frente de las tiendas familiares… en las placas adheridas a los bancos de los parques… en las estatuas de líderes locales que dedicaron sus vidas a fortalecer a nuestras comunidades. Estos héroes trabajadores moldearon el carácter de nuestros vecindarios- porque ellos tenían la oportunidad de vivir allí.

Depende de nosotros asegurarnos de que los neoyorquinos puedan disfrutar de las mismas oportunidades que tuvieron las generaciones pasadas. Sabemos lo que se tiene que hacer. Y como presidenta, me voy a asegurar de que estas soluciones,  finalmente, lleguen a casa.

Hillary Clinton es pre-candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos.

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