Editorial: Se necesitan más maestros de minorías

Por un tema de identidad de los alumnos hay que formar y retener mas maestros que latios y afroamericanos

La falta de diversidad entre los maestros que enseñan en el ciclo escolar básico perjudica a los alumnos latinos y afroamericanos. Este es un grave problema porque además de no haber hoy una proporcionalidad étnica entre educadores y alumnos, el futuro no luce mejor .

El Departamento de Educación dio a conocer el viernes pasado un estudio sobre esta situación con cifra reveladoras. Menos de 1 entre 5 maestros son personas de color, o sea el 18% en comparación al 49% de los estudiantes que son de minorías. Un análisis de 2014 de la Asociación Nacional de Educación señaló que la situación empeora, ya que hace 20 años el porcentaje de maestros de minorías era de 26%.

El que los maestros sean de minorías es clave en el éxito de los alumnos. Un maestro latino es un modelo a seguir para los alumnos latinos, comparten experiencias de vida que ayudan a la comprensión. También, por ejemplo,  una maestra afroamericana está en mejor posición de identificar el talento entre los alumnos negros y tener más confianza en su éxito académico que una maestra anglo. Esta disparidad además tiende a una incomprensión que conduce a que los alumnos de minorías reciban más suspensiones y castigos.

Es necesario tomar acción rápidamente. Uno de los desafíos está en elevar el nivel de graduación universitaria de los estudiantes de minorías, identificar desde la secundaria los alumnos con talento para ser educadores, e incrementar  la participación en programas de preparación de maestros.

Por otro lado, hay que también mejorar la retención de los maestros de minorías. Por lo general ellos son asignados a las escuelas con menos recursos, en malas  condiciones y salario bajo. Tampoco ayuda la política sindical que da prioridad a la señoría de un maestro sobre cualquier otra cualidad a la hora de los despidos. Los maestros afroamericanos y latinos que son los últimos en ser contratados y son los primeros en ser echados.

Esta política perjudica a los maestros más jóvenes y más entusiastas de minorías. Como resultado desde California a Nueva York los planteles son cada vez más blancos en escuelas donde los estudiantes afroamericanos y latinos son mayoría.

Esta no es una cuestión de color, sino de identidad que ayuda al estudiante. Para revertir  la tendencia actual urge hacer lo necesario para formar y retener buenos maestros de minorías que puedan obtener lo mejor de sus alumnos.

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