El primer escándalo de la era Infantino en la FIFA: renunció Domenico Scala
Es el autor intelectual de las reformas encaradas por la FIFA para recuperar su credibilidad y salvar su imagen
Cuando el Congreso de la FIFA ni siquiera había terminado, Domenico Scala abandonó el Centro Banamex hecho una furia. Los periodistas extranjeros que lo persiguieron ni siquiera consiguieron una declaración suya. El jefe del comité de Auditoría, y alma máter del proceso de reformas encarados por la FIFA para salvar su reputación, consumía sus últimas horas en el cargo. Renunció hoy.
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En los hechos, Scala era el hombre que iniciaba las investigaciones sobre todos los ejecutivos de la FIFA sospechados de corrupción. Después del FIFAgate, su mira estaba puesta en América, proveedor de todos los acusados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. “Despreciaba al fútbol sudamericano“, recordó una fuente que se alegró con su salida. Según pudo averiguar canchallena.com, en la reunión del Consejo de la FIFA, realizada este viernes antes del Congreso, todas las confederaciones continentales le pidieron al presidente Gianni Infantino la renuncia de Scala. El ítalo-suizo que sucedió a Sepp Blatter fue más astuto: en lugar de quitarlo del medio, le recortó el poder de fuego. Para eso, persuadió al Congreso para que votara una resolución fundamental: delegar en el Consejo la decisión de sacar y poner ejecutivos en los diferentes puestos de los comités, incluido el de Auditoría. Hasta ahora, esta función era del Congreso, que suele reunirse apenas una vez por año. Infantino consiguió el voto positivo. Y Scala escapó del recinto enojadísimo. Sabía que ya no tenía sentido seguir.
De carácter fuerte y convicciones irrevocables, Scala había tenido en los últimos meses una discusión con el presidente de la FIFA. Por plata: en la negociación sobre el salario del presidente, el ya ex jefe de auditoría (que además era número dos del comité de compensaciones, cuya función es determinar cuánto debe ganar cada funcionario de la FIFA) le ofreció una compensación anual de US$ 2 millones, casi la mitad de lo que cobró Blatter en 2015 (US$ 3,63 millones). Las negociaciones se estancaron, a tal punto que el propio presidente de la FIFA aún no sabe cuánto cobrará: “Mi sueldo todavía no está decidido, pero lo sabrán cuando se publiquen los números de 2016“, explicó Infantino a la prensa.
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Scala habló a primera hora de hoy, ya como ex miembro de la FIFA, y luego de renunciar a un salario anual de US$ 200.000. “Con la decisión de delegar en el Consejo la posibilidad de despedir a los miembros de los órganos independientes, como el de Auditoría, será posible que el Consejo impida investigaciones sobre los ejecutivos de la FIFA. Y podrá incluso expulsar a quienes las inicien. Así, esos cuerpos quedan despojados de su independencia, a riesgo de convertirse en agentes auxiliares de aquellos a quienes deberían supervisar. Estoy consternado con esta decisión, porque socava un pilar central de la buena gobernanza de la FIFA y destruye un logro sustancial de las reformas. Por esta razón es que renuncio en forma inmediata como presidente del Comité de Auditoría de la FIFA”.
La asociación tardó una hora en responderle en público. Y lo hizo mediante otro comunicado: “La FIFA lamenta que el señor Scala haya malinterpretado el objetivo de la decisión tomada por el Congreso. Se instrumentó para permitirle al Congreso elegir a los miembros de las comisiones en forma interina, para cubrir posiciones vacantes y que así pudieran empezar a cumplir con sus metas, consagradas en el proceso de reformas”. La FIFA reitera que su Consejo “respeta totalmente la independencia de los comités de Auditoría y Ética”, y califica las palabras de Scala como “planteos infundados“.
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El escenario actual fortalece al presidente. Infantino deja el Distrito Federal mexicano con mucho más poder en su equipaje. Por un lado, contrató por las suyas a una nueva CEO (la senegalesa Fatma Samoura), una diplomática de la ONU sin ninguna experiencia en asuntos claves de su próximo trabajo, como la negociación de contratos con la TV. Por otro, se deshizo del hombre que debía controlarlo a él y a sus ejecutivos, Scala. La “nueva FIFA” de Infantino empieza a tener rasgos en común con la denostada “vieja FIFA” de Blatter y Grondona.