Brasil paga muy caro la venta de sus ‘niños de oro’ a Europa

Los millones por Robinho, Pato o Denilson -entre otros- no le devolvieron a Brasil mejores jugadores para su selección sino a hombres adinerados con otras prioridades

Robinho es tan sólo uno de los jóvenes talentos brasileños que se fueron al mundo y que no hicieron gran diferencia con su selección.

Robinho es tan sólo uno de los jóvenes talentos brasileños que se fueron al mundo y que no hicieron gran diferencia con su selección.  Crédito: Getty Images | Getty Images

El tema ya no es llorar sobre el catálogo de amarguras que colecciona en su pasado reciente la más galardonada selección de fútbol de la historia. Lo esencial es discutir las causas de un caos que ha firmado su capítulo más reciente con la eliminación de Brasil en la primera ronda de la Copa América Centenario.

Esta vez en manos de Dunga, pero en todo caso los mismos herederos del traumático 7-1 sufrido a manos de Alemania en el Mundial que les tuvo como sede hace apenas dos años.

Ya es un mal repetido porque desde el año 2000 hasta este martes cuando fue destituido Dunga, Brasil cambió siete veces de entrenador.

La razón siempre fue la misma. La ‘canarinha’ desde el título de 2002 cortesía de Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho ha sido un equipo sin brillo. Lo mismo que decir, sin talento. Sin medios creativos como Zico o Sócrates, sin punteros endiablados como Garrincha o Jairzinho. Sin líderes como Nilton Santos o Rivelino, peor que eso, sin goleadores como Ronaldo y Romario.

Entonces la conclusión simplista es que en la tierra del fútbol se acabó el fútbol.

Pero no es así. El arte puro, hecho fútbol, sigue en el ADN de los brasileños. Por eso la causa principal de la ausencia de auténticas estrellas en Brasil hay que buscarla en el desarrollo de divisiones menores y luego en el destino que toman los adolescentes que quieren ser futbolistas.

¿Trata de personas?

La venta indiscriminada de futbolistas de menos de 20 años a Europa y en menor medida a Asia explica una parte de un problema muy grande.

Nombres como Denilson, Pato, Diego y Robinho entre muchos otros, hacen parte del listado de adolescentes que se encandilan con una transferencia millonaria y un salario de escándalo.

Los cuatro tenían artes de superestrellas, pero el dinero excesivo en plena juventud acabó por cambiarles las prioridades y luego ya no juegan más que por cobrar. Eso para un futbolista en Brasil es casi un pecado. Los brasileños juegan para gozar.

También perdió Brasil, pero por otras razones a Pepe y Deco, ambos internacionales con Portugal. El central se fue por propia cuenta a Portugal a los 18 años e hizo una enorme carrera. El volante dejó Corinthians a los 19 años y luego entre Porto, Chelsea y Barcelona tuvo una carrera fantástica y jugó dos mundiales con Portugal.

Unos pocos se salvan como Willian y Hulk que dejaron Brasil con menos de veinte años y después de rodar por China, Japón y Rusia buscándose la vida, lejos de sus familias, rehicieron sus carreras y triunfan en grande.

Sin embargo el desangre del talento joven seguirá.

Ya se habla de Gabriel del Santos y Gerson [ya es de Roma] como los nuevos elegidos de los Dioses, gracias a la urgencia de equipos que ‘venden’ niños para poner dinero en sus arcas.

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