En busca de votos, Clinton y Trump ofrecen planes rivales para la economía

Clinton reitera compromiso con reforma migratoria como fórmula para crecimiento económico, pero ambos continúan vaivén de ataques sobre trayectoria y liderazgo político

WASHINGTON. A la caza del voto de la clase media, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se enzarzaron este miércoles en una nueva andanada de ataques sobre quién de los dos es mejor para conducir al país por el sendero de la prosperidad económica.

Con un discurso pensado para los distintos bloques electorales de la base demócrata, Clinton delineó un plan de cinco puntos, de corte progresista, para el fortalecimiento de la clase media y de la economía, a la vez que pintó a Trump como alguien lleno de “promesas vacías” pero carente de planes o estrategias reales para mejorar la economía.

“Tengo una visión clara para la economía y es esta: necesitamos asegurarnos de que nuestra economía funciona para todos, no sólo para aquellos en la cima” salarial, dijo Clinton desde el Exposition Center en Raleigh (Carolina del Norte), en su segunda visita a esa ciudad desde marzo pasado.

Plan económico de Clinton

Clinton propuso una “histórica inversión” de al menos $275,000 millones para la creación de empleos en el área de infraestructura; matrículas universitarias más accesibles; obligar a empresas a compartir sus ganancias con sus empleados; un aumento de impuestos a los ricos, y medidas que beneficien a las familias, incluyendo un aumento del salario mínimo, licencia familiar con goce de pago y la ampliación de programas preescolares.

Así, Clinton dijo entender las preocupaciones de quienes siguen “atrapados” en las colas del desempleo, o de jóvenes que buscan la “escalera de la oportunidad”, por lo que reiteró su promesa de no subir los impuestos a la clase media.

Clinton destacó la urgencia de eliminar las barreras que impiden el avance social de los afroamericanos, latinos, asiáticos, nativo americanos y las mujeres, y condenó la discriminación contra la comunidad gay.

También se pronunció a favor de una reforma migratoria integral que saque de las sombra a la población indocumentada y contribuya al crecimiento económico.

Asimismo, dijo oponerse al acuerdo comercial Alianza Transpacífico (TPP), una pieza clave de la política económica de la Administración Obama pero que afronta la oposición de los sindicatos, un bloque clave del partido.

Buena parte de sus inversiones se financiarían con un aumento de impuestos para los ricos y las grandes corporaciones, y  no está claro que eso ocurra si el Congreso permanece bajo control republicano.

Pero Clinton expresó confianza en que podrá trabajar con los republicanos, tal como lo hizo cuando fue primera dama y senadora por Nueva York.

Incisivo ataque de Trump

Horas antes de que hablara Clinton, Trump defendió durante un discurso en Nueva York su plan para el avance de la economía, aunque dedicó la mayor parte de su tiempo a atacar la integridad y trayectoria política de la exsecretaria de Estado.

Al presentarse como paladín del pueblo, Trump usó frases denigrantes contra Clinton, tachándola como “la más corrupta” y una “mentirosa de primera clase” que carece de juicio para la presidencia, y reservó los mejores superlativos para describirse como un líder eficaz en el campo económico.

“Vamos a crear un país absolutamente increíble. Vamos a poner a trabajar a la gente de nuevo”, prometió Trump, aunque ofreció pocos detalles.

Trump volvió a enumerar los problemas que, según él,  aquejan al país, incluyendo una infraestructura nacional en declive y una débil economía que sólo su plan corrigiría.

También acusó a Clinton de pertenecer a una clase política desconectada de las necesidades del ciudadano de a pie, aunque su discurso estuvo repleto de imprecisiones, falsedades o exageraciones, según observadores.

En ese sentido, también recordó a los votantes que el entonces presidente Bill Clinton suscribió en 1993 el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor al año siguiente y, según él, causó una hemorragia de empleos hacia el exterior.

El mensaje proteccionista de Trump -en el que culpa a los inmigrantes y las minorías de los males del país y de un pasado nostálgico que ha desaparecido- ha servido de imán de millones de votantes descontentos con el “establishment” político y con el rumbo de EEUU porque, aunque la recesión quedó atrás, la globalización ha causado una erosión de empleos bien remunerados. 

La economía y la seguridad nacional se perfilan como los principales temas de la campaña electoral, en un país donde la clase media se ha ido encogiendo desde la década de 1980 y ahora conforma el 32% de las familias. 

Clinton, por su parte, no dio señales de migrar hacia posturas centristas, si bien su prioridad inmediata es unir al partido tras una agria contienda con su rival, el senador Bernie Sanders, quien ha prometido movilizar a sus simpatizantes en contra de Trump.

Ambos candidatos ofrecieron sus discursos mientras las encuestas los demuestran prácticamente en un empate técnico o dentro del margen de error.

Según una encuesta reciente de “Public Policy Polling”,  Trump lidera a Clinton 43-41 en Carolina del Norte,  mientras que un promedio de encuestas de “Real Clear Politics” le da a Clinton 45% y a Trump, 39,2%.

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