¿Hasta dónde has llegado por celos?
Testimonios de personas que han sufrido los celos de su pareja o que han llegado a extremos a causa de ellos
¿Eres de las que verificas el celular de tu pareja mientras duerme? ¿Lo llamas solamente a través de Facetime para ver su entorno y qué hace? ¿Apareces en su trabajo sin avisarle? ¿Husmeas su ropa al llegar y le revisas cada uno de sus recibos de compra…?
Si estas interrogantes te identificas en tu relación de pareja, debes saber que los celos están controlando tu vida y que un patrón similar podría culminar tu relación, esa que tanto celas, o dar paso a una tragedia.
Así le ocurrió a Joel Ortega (nombre ficticio para proteger su identidad) un joven de 25 años que rompió su relación de noviazgo de cuatro años porque “no aguantaba más los celos enfermizos” de su pareja Esperanza Santiago (también nombre ficticio).
Según narra Joel su relación de noviazgo iba súper bien, estaban compenetrados como pareja, tenían gustos similares, pero de la noche a la mañana Esperanza comenzó a celarlo de sus compañeras de universidad y del trabajo. Aparecía sin avisar en el lugar del trabajo, en su apartamento y cuando salían y Joel la regresaba a su casa, Esperanza no se quería bajar del auto y le armaba una escena de celos “porque siempre pensaba que me iba a ir a la calle a janguear”.
“Fue una relación asfixiante y no sé en qué momento ella cambió o realmente creo que siempre fue así. Ella me contestaba las llamadas del celular, llegaba a mi apartamento y se escondía en el estacionamiento para ver con quién llegaba. Una vez en una discoteca me saludó una amiga mía y ella le tiró el trago encima y la empujó. Otro día estábamos comiendo en un restaurante y saludé a una muchacha y ella me hizo un espectáculo de celos que hasta terminó tirándome la comida en la cara”, recuerda Joel sobre algunas de las escenas de celos que su exnovia le montaba en público.
Joel afirma que su medida de escape era “perderme por varias semanas, porque sabía que luego ella iba a volver llorando y disculpándose. Así era siempre”.
Su novia se convirtió en una “psycho”. Lo perseguía a todas partes, llegaba a la casa de sus padres y le contaba “una película de infidelidades”. La gota que colmó la copa fue el día que Joel fue agredido con un cuchillo por su novia. Ambos se encontraban en el apartamento de éste y su novia decidió contestar una llamada de Joel. Al ella percatarse que era una compañera de clase comenzó a pelear y le lanzó un cuchillo que lo cortó en el costado.
“En medio de la pelea ella me lanza el cuchillo y me lastima. Traté de contenerme y la saqué del apartamento. Terminé en el hospital. Ese día se acabó todo. No sé nada de ella. Recuerdo que ella quería casarse, pero con esos celos de ella me sentía inseguro para proponerle matrimonio”, afirma Joel, quien en la actualidad está felizmente casado.
Silvana Ríos (nombre ficticio) es otro caso de una persona celosa. Ella reconoce que los celos le han traído problemas en las relaciones, pero ella dice que lo advierte desde el día uno.
“Soy una mujer celosa y lo aclaro desde el principio. Pero soy celosa con todo. Con mi esposo, mi familia y mi trabajo. Lo que es mío es mío y eso se debe respetar”, sostiene la asistente administrativo.
Silvana asegura que el día que le sean infiel ella lo va a descubrir ya que tiene acceso a todas las cuentas en las redes sociales de su pareja, emails y hasta cuentas bancarias. Cada vez que puede se las ingenia para llegar de sorpresa al trabajo de su esposo y le verifica el auto dos veces por semana.
“Aparte de que le bajé un app de GPS a su celular y sé a dónde va. Lo otro que he hecho es colocar una grabadora pequeña en el auto y tener acceso a su registro de llamadas”, reveló Silvana, quien a la pregunta de si su pareja le es o ha sido infiel, responde que “no, pero mi ex sí me fue infiel”.
Todos celamos, pero…
La consejera profesional de familia Edna Landró explica que casos como éstos llegan a su consulta con frecuencia en las terapias de matrimonio que imparte junto a su esposo Juan Marrero.
De acuerdo a la consejera lo primero que hay que entender es que todos los seres humanos celamos en algún momento o situación, pero esto no puede convertirse en una conducta irracional. De su experiencia detalla que al toparse con una persona celosa procura conocer cuáles son los diferentes marcos de referencia.
“Los celos sí pueden partir desde la inseguridad de la persona, pero hay que tener el marco de referencia. Esto puede ser que los vieron en el modelo de los padres, que vienen de una relación anterior donde hubo infidelidad. Hay que conocer la experiencia previa o si se trata de una persona que posee un trastorno de ansiedad severa que necesita fármacos”, precisa Landró, quien especifica que además de los celos entre las parejas, existen “celos apostólicos” referentes a una denominación religiosa y “celos profesionales”.
La consejera de familia enfatiza que lo que no se puede permitir es una conducta de celos enfermizos que propicien el hostigamiento, la persecución y hasta atentar contra la vida de otra persona con el pensamiento errado de que si no es mío o mía no es nadie.
“Nadie puede tener a su lado una persona con celos enfermizos, que persigue, que hostiga y aunque la otra parte la ame ese tipo de conducta lacera la confianza que es uno de los pilares de las relaciones de pareja. Además se presenta un problema de baja autoestima que puede estar en la persona que cela o a quien cela. En la cabeza de la persona celosa hay una película de infidelidades que muchas veces solo existe en su mente. No es real. He visto matrimonios divorciarse por esto”, especifica la profesional.
Tomando el control
Landró sostiene que la persona celosa necesita analizar las razones de sus celos, ya sea desde los marcos de referencias arriba mencionados. Además debe comunicarle a su pareja cómo se siente y hablarle “con el corazón”.
La profesional recomienda a las personas celosas ayuda profesional y psicológica para modificar esa conducta. Igual s se trata de una persona con algún otro trastorno de salud la ayuda debe ser provista por psiquiatra que trabaje mediante tratamiento médico.
– Damaris Hernández Mercado