El voto latino es, de nuevo, objetivo político a corto plazo

Líderes latinos ven como dañino que los partidos políticos y campañas inviertan solamente en ciertos lugares y por corto tiempo, en movilizar a los latinos para sus objetivos electorales.

No cabe duda que los votantes latinos -según todas las encuestas- están en contra de Donald Trump en proporciones record. La pregunta es: ¿saldrán a votar?

Solo si creen que votar hará una diferencia en sus vidas, responde Arturo Vargas, presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos (NALEO).

Y eso no está tan claro, a pesar de la existencia Trump, explica.

Vargas no es dado a declaraciones controvertidas ni emotivas, pero en junio pasado comenzó con estas palabras su discurso en la conferencia de NALEO, que él dirige: “Estoy indignado, estoy muy indignado”, dijo.

Hay 13 millones de latinos que podrían votar pero no lo hacen, apuntó Vargas. “Y no es porque no les importe, es porque cada año electoral les decimos que es el más importante de sus vidas, y que tienen que votar porque si lo hacen, sus vidas van a mejorar. Pero no es así, porque ninguna elección por sí misma va a lograr eso”.

“Tenemos que dejar de mentirles”, agrega. “El progreso político no se obtiene así, sino con la inversión constante para que tengamos poder real”

En una reciente entrevista, Vargas aclara que sí cree que el voto latino va a superar la proyección de su organización, de 13.1 millones de votantes latinos en las urnas el próximo noviembre. Pero otros 13 millones que podrían participar, normalmente no lo hacen.

Hacer “lo mínimo necesario”

Como el caso de Vargas, hay una cierta inquietud entre algunos líderes cívicos de la comunidad latina de que, de nuevo, las maquinarias políticas están haciendo lo “mínimo necesario” para lograr el resultado que quieren, y luego de las elecciones, se van con sus recursos a otra parte.

El voto latino crece en número al tiempo que crece la población, pero no en forma proporcional. Para lograr que un ciudadano nacido acá o naturalizado entre al proceso político, a menudo hace falta inversión económica en campañas de registro y movilización.

La mayoría de los votantes latinos están en estados que no son decisivos en las elecciones presidenciales.
La mayoría de los votantes latinos están en estados que no son decisivos en las elecciones presidenciales.

Otros líderes comunitarios han observado detalles inquietantes en el día a día del trabajo para registrar votantes y movilizar a la comunidad latina para votar en noviembre.

“No veo aún el entusiasmo de la comunidad en la calle”, dice Ben Monterroso, director de Mi Familia Vota, una organización no lucrativa cuyo objetivo es movilizar el voto hispano en estados claves. “Sí he visto que los demócratas han ido aumentando su presencia en Nevada, Arizona, Colorado y Florida, pero no sé si es el número adecuado y los recursos suficientes”.

Las campañas exitosas son aquellas que registran y movilizan a los votantes y en el caso del voto latino, la queja de cada año electoral vuelve a surgir de nuevo en 2016: los partidos aseguran que van a invertir el dinero y el trabajo que hace falta para aumentar la participación. Pero sólo lo hacen en los lugares donde lo necesitan y durante el tiempo suficiente para obtener el resultado que les conviene políticamente.

Dar “por sentado” el voto

La mayor parte de los votantes latinos están en estados como California, Texas, Florida y Nueva York. Sin embargo, de estos cuatro gigantes, solo Florida es un “swing state” o estado en disputa, en el que las tendencias de registro no garantizan un triunfo para demócratas o republicanos. En otras palabras, las campañas políticas invierten en estados como Florida para movilizar el voto latino, pero no lo hacen en los otros estados donde el voto “se da por sentado”.

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Este año, las campañas, los sindicatos y algunos donantes privados están invirtiendo presencia y, en algunos casos, fuertes sumas de dinero en Florida, Nevada, Colorado y Carolina del Norte. Como ejemplo, el multimillonario progresista George Soros estableció un fondo de acción política (Super PAC) llamado Immigrant Voters Win PAC, que está poniendo millones de dólares en el voto latino y asiático en estos estados.

Pero muchos votantes latinos no están allí. ¿No es lo lógico, políticamente hablando, que se concentren en los estados competitivos? , preguntamos. 

“Pues sí, para las campañas es lógico, pero así no se invierte en la infraestructura de la comunidad”, apuntó Vargas. “Después de las elecciones se van los donantes y nos dejan a nosotros ahí para explicarle a la gente que su vida no va a cambiar porque para que eso suceda tienen que estar involucrados en cada elección, y no sólo las presidenciales”.

Hector Sánchez, director ejecutivo del Labor Council for the LatinAmerican Advancement (LCLAA), dijo recientemente a La Opinión que ni los partidos ni las organizaciones “invierten dinero serio en la democracia latina”.

“Ni 10 millones de dólares están invirtiendo las organizaciones”, explica Sánchez. “Todos quieren algo inmediato contra algún candidato y no quieren construir una inversión en participación cívica”.

Pero las organizaciones dependen de fundaciones para sus actividades. Si no hay urgencia de la necesidad de ir más allá de la próxima elección, no hay dinero para nada que no sea el objetivo electoral inminente.

De nuevo a cumplir y luego a “rogar” que nos tomen en cuenta

A pesar de ello, hay quienes mantienen el optimismo en que el voto latino va a salir adelante en noviembre. “El voto en los estados claves está creciendo porque los donantes están invirtiendo dinero y no me queda duda que la participación será muy alta en esos lugares”, dijo Antonio Gonzalez, del Instituto Willie Velasquez.

“Yo creo que el padrón nacional electoral de voto latino crecerá normalmente, pero no extraordinariamente”, apuntó. “La inversión es muy poca pero aún así, estamos hablando de medio millón de nuevos votantes con respecto a 2012, que no está mal pero podría ser mejor”.

¿Votarán con entusiasmo?, preguntamos.

“Yo creo que sí, se ve el interés de la gente” dice Gonzalez. “Normalmente, un 50% de los latinos que pueden votar están registrados y creo que en esos estados esta vez se llegará a un 65%. En cuanto a la asistencia a las urnas, también creo que aumentará. Yo no estoy preocupado, porque creo que el factor Trump es poderoso”.

Pero más allá de esta elección, queda la pregunta: ¿dará esto poder político a los latinos, más allá del que ahora tienen?

Vargas no es muy optimista, tal y como están las cosas.

“Puede ser que ayudemos al nuevo presidente a ganar”, dijo. “Pero también que el 20 de enero (día de la investidura), nos encontremos de nuevo rogando un puesto en el gabinete, como siempre, sin un poder real”.

Los latinos ya han estado allí antes: ocurrió con Obama, a quien los latinos respaldaron en números récord, pero quien quedó debiendo mucho a la comunidad en el área de inmigración.

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