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Emprendedor mexicano de California entre “genios” premiados por Fundación MacArthur

Un comité selecciona a los ganadores de una amplia lista de personas nominadas de forma anónima por expertos en diversos campos.

José Quiñonez.

José Quiñonez. Crédito: Mission Asset Fund

WASHINGTON.- El mexicano José A. Quiñonez, jamás imaginó que conseguiría sus “papeles” en 1986, que de adulto montaría una organización para ayudar a erradicar la pobreza, o que desde hoy figuraría entre los 23 “genios” premiados por la prestigiosa Fundación MacArthur.

Pero hace tres semanas, Quiñonez, fundador de una ingeniosa organización de microcrédito, “Mission Asset Fund” (MAF), se encontraba en su oficina en San Francisco (California) cuando recibió una “extraña llamada” anunciando el premio.

“Lo primero que pensé fue que se trataba de una broma, como esas llamadas de un supuesto príncipe de Nigeria, porque cosas como ésta no le pasan a personas como yo”, dijo Quiñonez en entrevista telefónica.

“Fue una gran sorpresa y me emocioné mucho, porque es un enorme reconocimiento a la labor que estamos haciendo en nuestra comunidad”, agregó.

Del resto de la llamada, recordó que verificaron su identidad, describieron su trabajo de ayuda y educación financiera en “MAF”, y le impusieron una regla: sólo podía compartir la noticia con una sola persona en su familia.

“Fue una verdadera tortura tener que guardarme ese secreto”, bromeó Quiñonez, quien celebró ese mismo día la noticia con su esposa y sus dos pequeños hijos, y esperó para compartirla con su hermano y hermana.

Cada beca de la Fundación, popularmente conocida como el “premio para genios”, está dotada de $625,000 en un plazo de cinco años y no tiene atadura alguna. Aunque no tiene que rendir cuentas, Quiñonez aseguró que el dinero lo libra para seguir explorando formas de reducir la pobreza y ampliar su organización sin fines de lucro, que ayuda a quienes, por escasos recursos o estatus legal, se encuentran al margen del sistema financiero regular.

La “MAF”  trabaja con otras 54 organizaciones sin fines de lucro en 17 estados y su eje es el modelo de “círculos de préstamo” (“lending circles”), también conocido como “tandas”, que son reportados a las agencias de crédito.

La idea es ayudar a trabajadores e inmigrantes de bajos recursos a establecer crédito, una pieza fundamental en una sociedad de consumo en la que el historial de crédito sirve para alquilar vivienda, comprar casa o vehículo y, en algunos casos, hasta conseguir empleo.

Quiñonez se regodea porque, con un volumen de préstamos de $6,3 millones, la tasa de impago en “MAF” es de 0,7%, es decir el “99,3% de las personas cumple con sus pagos”. En otras instituciones de micropréstamos, la tasa de impago puede ascender al 14%.

Según “MAF”, después de diez meses en un programa de “tandas”, las calificaciones de crédito aumentan en un  promedio de 168 puntos, y muchos logran una puntuación de 659.

En 2015,  “MAF” ayudó a 2,300 clientes, y este año va camino de alcanzar la meta de 2,500, dijo Quiñonez, quien insistió en que el problema de los hispanos no es tanto “el analfabetismo financiero” sino la falta de acceso a oportunidades.

Su exitosa organización ha encontrado un nicho ya que, según datos oficiales, el 45% de los hogares en barrios pobres es una masa “invisible” al sistema financiero regular y, en general, el 7% de los hogares en EEUU no tiene cuenta de cheques o ahorros, lo que supone un obstáculo para su plena participación en la economía.

Fotos en blanco y negro o a colores, borrosas y desteñidas con el tiempo, son el único recuerdo de su pasado como indocumentado, cuando Quiñonez emigró con su familia desde México a los nueve años de edad.

Quiñonez obtuvo la residencia permanente con la “amnistía” de 1986 y ahora, desde su puesto como “innovador de servicios financieros”, aseguró que solo quiere ayudar a comunidades marginadas, “porque hay muchas y mejores formas para hacerlo”.

Otras 22 personas fueron premiadas por la fundación que, según su presidenta, Julia Stasch, son un ejemplo de esperanza ante los “retos históricos y emergentes” que afrontan las comunidades, el país, y el mundo.

“Están abriendo camino en áreas de preocupación pública, en las artes, y en las ciencias, a veces de formas inesperadas. Su creatividad, dedicación, e impacto, nos inspiran a todos”, puntualizó Stasch.

Como todos los años, la Fundación intenta incluir en su lista a personas de todas las disciplinas, etnias y áreas geográficas, unidas todas por sus logros o activismo.  El prestigioso premio se otorga desde 1981, y los seleccionados son nominados de forma anónima por expertos en diversos campos, hasta que un comité de 12 personas elige a los ganadores.

La lista completa de los premiados en 2016, que incluye a escritores, artistas, científicos, y líderes como Quiñonez, se encuentra aquí..

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