Logremos una semana laboral justa en Nueva York
En septiembre el alcalde Bill de Blasio anunció un paso audaz que podría tener un impacto en decenas de miles de neoyorquinos: nuevas medidas de protección en centros de trabajo a fin de asegurar horarios estables para los trabajadores de restaurantes de comida rápida.
La política facilitaría que los trabajadores de comida rápida sepan su horario con anticipación y reciban compensación justa si sus horas cambian repentinamente, y además aseguraría descanso adecuado entre los turnos a altas horas de la noche y temprano de mañana. Se tiene previsto que el Concejo Municipal apoye la adopción de la política en meses próximos.
Es el paso siguiente en el movimiento Fight for $15, que es cada vez más extenso y que ha logrado aumentos salariales a favor de millones en todo el país, incluida Nueva York, donde el alcalde de Blasio y el gobernador Andrew Cuomo han promulgado legislación que requiere un salario de $15 en la ciudad.
Tras estas medidas, los trabajadores han expresado su deseo de horarios uniformes para asegurar que sus salarios más altos produzcan ingresos que les permitan mantener a sus familias. Hoy en día, los empleos que se generan en la ciudad de Nueva York están mayormente concentrados en el sector de servicios, en lugares como restaurantes de comida rápida y tiendas. Por lo general son trabajos a tiempo parcial y los caracteriza un horario imprevisible y errático. Los empleados se enteran de su horario con apenas unos cuantos días de anticipación o, en algunos casos, unas cuantas horas.
Como resultado, miles en Nueva York inician cada semana sin saber cuándo los llamarán a trabajar y ni siquiera por cuántas horas. Quienes tienen a su cargo niños o ancianos a menudo pasan apuros para encontrar personas que los cuiden. Quienes van a la universidad pueden perder clases esa semana. La incertidumbre perjudica a los trabajadores y sus familiares, y crea estrés y conflictos en las familias. Los horarios laborales inciertos agravan las desigualdades en el empleo para las mujeres, los inmigrantes y las personas de color, que son quienes tienden a trabajar en negocios de comida rápida.
Es difícil salir adelante cuando cada día es un acto de malabarismo.
Actualmente, legisladores de todo el país encabezan el movimiento para fijar nuevos estándares respecto a la actual semana laboral. En Seattle, el Concejo Municipal aprobó este mes una ley que les da a los trabajadores en almacenes, cadenas de tiendas de alimentos y cafeterías más voz sobre su semana laboral y la oportunidad de que su horario sea más previsible. La medida se produjo apenas dos años después de que Seattle votara a favor de un sueldo mínimo de $15. Washington, DC también aprobó este verano una medida histórica que garantiza a los empleados de limpieza de edificios un mínimo de 30 horas semanales, lo que los ayuda a lograr la seguridad económica.
Se está considerando una política similar en San José y Emeryville, California, como también en varias ciudades de todo el país. Esto comenzó a cobrar ímpetu en el 2015 cuando San Francisco fue la primera ciudad que promulgó legislación sobre la semana laboral para los trabajadores del sector de servicios.
Si tenemos estándares laborales con sentido común como estos, podemos comenzar a restaurar el equilibrio y la flexibilidad en nuestra vida. Miles de neoyorquinos se han pronunciado, y su mensaje es claro: necesitamos horarios estables con los que nuestras familias puedan contar.
-Amy Carroll es directora del Center for Popular Democracy.