Mañana de silencio en NYC

Un duro silencio se apoderó del tren esta mañana.

Desde Brooklyn a Manhattan en el vagón de la línea C, en un escenario que es una muestra de la gran diversidad racial de una ciudad que ha votado mayoritariamente demócrata,  dos mujeres blancas lloraban en silencio.

No estaban juntas. Sus lágrimas caían en la burbuja que cada uno es libre de construirse en el subway. Un joven, en ese mismo vagón,  hacía esfuerzos por no mostrar las suyas. En su solapa una pegatina de Bernie Sanders, el perdedor de las primarias demócratas.

Nadie hablaba. Nadie leía los libros que con tanta frecuencia se ven en el metro. El joven que se contenía sacó uno de bolsillo, pero tras intentarlo en vano lo volvió a guardar. Pocos se daban oportunidad de acabar con su record previo en el juego que dejaron la noche anterior a medias en sus celulares.  Muchos de los ojos que delataban tristeza o mal y corto sueño tenían perdida la mirada.

“¿Soy yo o me ha parecido que la gente estaba triste?”, comenté con mis compañeros al llegar al trabajo por la mañana. Cada uno venía de un punto de la ciudad. Y a través del trazado subterráneo han visto lo mismo.

Hay tristeza, me confirman sin rodeos quienes han tomado la línea A, la 2, la 4, la 5 la F el 7…. En la entrada del colegio al dejar allí a unos niños que parecían más cansados y menos alborotados que de costumbre. Hay tristeza en la fila para pagar por el café que por la mañana se hacía más necesario que nunca.  Los que tomaron el tren a primeras horas de la madrugada más que ver también oyeron el llanto desconsolado de los que cancelaron las fiestas.

Las nubes grises con las que amaneció el día no ayudaron a cambiar el humor y durante todo el día han volado los mensajes de texto y de WhatsApp con confesiones de quien siguen en estado de shock. Son conversaciones en silencio. Se oye hablar poco.

Las encuestas, las proyecciones no anticipaban el resultado de las elecciones. A las mujeres se les ha revelado que el techo de cristal que afrontan es más duro de lo que se pensaba y que cuando se rompe corta. EE UU es  un país notable y profundamente dividido y eso causa ansiedad. ¿De qué hablaremos en la mesa de Acción de Gracias?.

En una isla electoral, donde muchos de sus residentes tienen otros pasaportes, otros orígenes y celebran la diversidad, el 11/9 se vivió con una tristeza que convierte a las fechas que contienen estos dígitos en días en los que la tristeza y el estupor se instala en la ciudad.

Mientras, la inercia, el tren y la voluntad de la mayoría del país lleva a los neoyorquinos a su próximo destino.

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