Editorial: De qué fraude habla Trump

No existe el fraude electoral del que habla Trump, ni los millones de votantes indocumentados.

El presidente Donald Trump cree que su rival demócrata le ganó en el voto popular debido a un fraude electoral de entre tres y cinco millones de sufragios. No hay ninguna señal para que el mandatario piense de esa manera, más que su ego herido, pero según la Casa Blanca debería ser suficiente que él lo crea así como para que todos deban aceptar y callar ante esta falsedad.

No es posible repetir esta narrativa a cada paso sin hacer nada al respecto. Por eso desde su twitter anunció que estará “pidiendo una gran investigación” sobre el fraude electoral.

Es difícil saber qué significará esto. Para que el Departamento de Justicia tome alguna acción se necesita una denuncia seria de un candidato, que es difícil que sea Trump porque sus abogados ya dijeron que nada empañó la elección. Mientras que el Congreso tiene en sus manos asuntos más importantes para ellos que investigar algo que no existe.

Tampoco hay que olvidar que las leyes electorales y la vigilancia en las urnas es una cuestión de cada estado. Por eso es inimaginable un fraude de la magnitud del que menciona y mucho menos cuando hay 30 hay secretarios de Estado republicanos.
No obstante, es motivo de preocupación la obsesión de Trump con este tema.

El argumento de fraude electoral está siendo utilizado desde hace mucho tiempo por gobernadores y legislaturas republicanos para desalentar con leyes la asistencia a las urnas de las minorías que suelen votar por los demócratas. Las limpiezas de los padrones electorales son necesarias para quitar los muertos, pero en sitios como en Florida, también quitaron a los vivos.

Como si fuera poco, un fallo de la Suprema Corte Justicia eliminó una importante sección de la Ley de Derechos del Votante de 1965 que impedía leyes electorales restrictivas. Eso hizo que cerca de 20 estados aprobaran limitar el acceso a las urnas a votantes afroamericanos y latinos. Los tribunales lograron bloquear algunas de estas medidas por inconstitucionales, pero la batalla sigue.

No existe el fraude electoral del que habla Trump, ni los millones de votantes indocumentados. Lo que se necesita es modernizar el sistema electoral para garantizar el acceso a las urnas en vez de limitarlo. Tampoco se puede permitir que este invento del presidente sirva como excusa para hostigar a Estados como California y Nueva York que no votaron por él.

El presidente ya es suficientemente adulto para aceptar que no se gana siempre.

En esta nota

Donald Trump fraude electoral
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain