Una apuesta por la diversidad empresarial

A partir del 17 de julio se pone en marcha un procedimiento para garantizar la estancia de ciertos emprendedores estranjeros

La semana pasada 1,500 economistas, algunos laureados con el premio Nobel, escribieron una carta abierta al presidente Donald Trump, y a los líderes de la mayoría y la minoría en el Congreso para recordarle los beneficios que trae la inmigración para la economía del país.

Algo notable en esta carta es que estaba firmada tanto por expertos que tienden a defender teorías conservadoras como otros que están al lado contrario del espectro político. Algunos han trabajado para los republicanos Ronald Reagan y/o George Bush (padre e hijo). Otros lo han hecho para los demócratas Bill Clinton y Barack Obama. Y todos coinciden en el valor que aportan los inmigrantes al país.

“En el momento en el que el Congreso y la Administración se preparan para revisar  nuestras leyes de inmigración, escribimos para expresar nuestro amplio consenso sobre el hecho de que la inmigración es una de las ventajas competitivas significativas de America en la economía global”, escriben.

Uno de los beneficios es que “atrae a empresarios que, a su vez, atraen nuevos negocios y contratan a trabajadores americanos”.

Así es, según ha constatado este diario con entrevistas de empresarios latinos en estos últimos años. Buena parte de las personas que empaquetan su vida en una maleta y cruzan una frontera para establecerse en otro país, por necesidad (sobre todo) o por deseo, tienen dentro de sí el mismo resorte que tienen las personas que se lanzan al mundo empresarial. Asumen riesgos, buscan soluciones, trabajan duro, buscan independencia…

La Administración de Obama quiso rebajar una de las barreras que se imponen a los emprendedores y a pesar de que en estos momentos hay confusión, inestabilidad y miedo, para algunas personas ha quedado una ventana abierta a la posibilidad con la llamada International Entrepreneurs Rule. Se trata de un estatus migratorio que se concede como permiso para estar en el país y montar empresas de rápido crecimiento.

Es un estatus que normalmente se da a personas que necesitan un visado para trabajar en labores de ayuda médica o humanitaria y que desde el 17 de julio se amplía a estos emprendedores.  Hay condiciones para poder optar a este salvoconducto que no es un visado sino un parole, es decir un permiso temporal.

Entre ellas que la empresa (start up) tiene que haber sido formada en los últimos cinco años y el beneficiario de este visado debe tener al menos el 10% del accionariado de la compañía además de ser una de las personas activas o principales en las operaciones diarias.

La empresa tiene que haber recibido inversiones por encima del cuarto de millón de dólares en un periodo de tiempo, una ayuda del estado o cumplir otros criterios como número de usuarios, ingresos, el impacto social… etc.

La noticia no tan buena es que como máximo se puede tener este estatus durante cinco años.

Si muchos inmigrantes tienen que salir del país cuando ponen sus empresas en marcha, esto junto con otras circunstancias (el hecho de que buena parte de las apuestas de inversión del capital no se destine a las start ups de mujeres y minorías)  afecta a una de las grandes tendencias que están dando nueva forma al empresariado en EEUU.

Según el informe de 2017 de la Fundación Kauffman sobre el estado del emprendimiento, una de estas tendencias es la nueva demografía.

La población estadounidense está envejeciendo y es más diversa racialmente. En 2050 más del 50% de la población pertenecerá a una minoría pero estos cambios graduales no se están reflejando en la composición del empresariado. El 80.2% de los empresarios son blancos y el 64.5% hombres. La sociedad en general no refleja esta composición.

Y el problema es que esta población está envejeciendo y con ello se está rebajando el crecimiento asociado con el dinamismo empresarial del país.

Mientras, muchas minorías están infrarrepresentadas. Tienen la mitad de los negocios y además son pequeños y se mantienen pequeños. El 40% de los nuevos emprendedores tienen un origen diverso racial o étnicamente frente al 23% en 1996 pero este cambio no se ha dado en los grande negocios, los que tienen ingresos de más de un millón de dólares. “Si las minorías empezaran y tuviera negocios al mismo ritmo que las no minorías, habría un millón más de empresarios y casi 9.5 millones más de trabajos”, explican en el informe de Kauffman Foundation.

Facilitar el camino a los empresarios latinos o de otras razas o etnias a emprender en el país y gozar de una mejor financiación permitiendo presentar una empresa estable con una fundación y gestión estable, permitiría que la brecha demográfica se fuera cerrando. Y eso suma al crecimiento del país.

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