Esta es la razón por la que Trump y Duterte se llevan bien, según los expertos

Los dos líderes políticos comparten una cualidad que les hace entenderse mutuamente

Rodrigo Duterte y Donald Trump comparten muchas más cosas que lo que la gente cree.

Rodrigo Duterte y Donald Trump comparten muchas más cosas que lo que la gente cree. Crédito: Getty Images

Pocas agendas de contactos resultan tan interesantes como la del actual jefe de la Casa Blanca, Donald Trump: Vladimir PutinRecep Tayyip Erdoğan, Kim Jong Un e incluso el presidente filipino Rodrigo Duterte son solo algunos de los nombres que aparecen en su peculiar “círculo de acción”.

Sin embargo, nada de esto debería sorprendernos si tenemos en cuenta que, en el pasado, Trump y su padre estuvieron en contacto con varias personas relacionadas con el crimen organizado que, en su momento, fueron muy importantes en la industria de la construcción de Nueva York.

Pero hoy en día la amistad del presidente con los “gangsters” de Rusia, Turquía y Filipinas no se basa únicamente en los negocios, sino que va más allá: Trump parece disfrutar de la compañía de hombres poderosos y autoritarios que actúan según el principio de que “el poder otorga el derecho”.

El comportamiento del líder estadounidense encaja a la perfección con un estudio publicado hace un año por un grupo de psicólogos alemanes que resumían sus hallazgos con frases como “Dios los cría y ellos se juntan” y “Los amigos de los narcisistas son también narcisistas“.

Donald Trump siempre se ha caracterizado por no tener límites y por crear polémica con sus discursos.

De acuerdo a los expertos europeos, el egoísmo, la arrogancia y el carácter dictatorial son cualidades rechazadas por cualquier persona a excepción de los narcisistas, que se ven atraídos por ellas e incluso buscan formar alianzas con los que piensan como ellos para diseñar estrategias y evitar conflictos.

Un ejemplo claro de esta teoría son, según The Daily Beast, las similitudes que comparten los presidentes de Estados Unidos y Filipinas: ambos líderes provienen de una familia acomodada (Duterte era hijo de un gobernador provincial) y han desarrollado un don para movilizar a la población descontenta y hacerles creer que son iguales a ellos.

Además, tanto Trump como el presidente filipino siempre han mostrado desprecio hacia los medios de comunicación: en una ocasión, cuando un periodista le preguntó a Duterte sobre su estado de salud, la respuesta que recibió el reportero fue: “¿Y qué tal está la vagina de tu mujer?”.

Pero estas no han sido las únicas declaraciones polémicas del filipino, considerado como “el Trump del este“, que no dudó en llamar al Papa Francisco “hijo de puta” hace dos años por aumentar de forma indirecta el tráfico en Manila durante su visita a la capital del país.

El mismo insulto fue utilizado por Duterte para calificar al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aunque el ataque contra el Papa tuvo una repercusión mayor y le obligó a disculparse a través de un comunicado.

Es inevitable comparar la falta de límites y de sentido común del máximo mandatario filipino con la forma de ser de Donald Trump, que se ha convertido en la encarnación de la máxima que dice que el fin justifica los medios.

De hecho, la relación entre ambos líderes se hizo aún más evidente después de que Duterte nombrara como enviado especial para asuntos comerciales en Estados Unidos al hombre que se había encargado de planificar la construcción de la Torre Trump en Manila.

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