Devaluación de los medallones deja a inmigrantes sin poder retirarse

Propietarios de taxis amarillos hispanos demandan a la Ciudad y a la TLC alegando que no protegen sus derechos

William y Gloria Guerra no pueden retirarse porque no encuentran a quien venderle su medallíón. Foto por Camille Padilla Dalmau

William y Gloria Guerra no pueden retirarse porque no encuentran a quien venderle su medallíón. Foto por Camille Padilla Dalmau Crédito: Camille Padilla

Por décadas, los taxis amarillos le han ofrecido a los inmigrantes de la ciudad de Nueva York un camino a la independencia económica. Pero con el aumento de compañías como Uber y Lyft, el medallón de los taxis amarillos, la licencia que le da el derecho a conducir estos vehículos, ha disminuido de valor en casi 70%.

“El medallón era mi 401K” indicó William Guerra, queriendo decir que vender la placa era su plan de retiro. El cubano de 62 años quería retirarse este año, “pero nadie, nadie quiere coger el medallón”, expresó su esposa Gloria Guerra, de 60 años.

Guerra es uno de dos hispanos que están demandando a la Ciudad, la Comisión de Taxis y Limusinas (TLC), y su comisionada Meera Joshi alegando que la comisión no está cumpliendo con el deber de proteger a los taxis amarillos.

“Los dueños de medallones de taxi son uno de los grupos de pequeños negociantes inmigrantes más exitosos en la ciudad, sin embargo, la Ciudad a pesar de toda la retórica fuerte pro-inmigrante de algunos de sus principales funcionarios electos, no levanta un dedo cuando el trabajo de vida e inversiones de estos más de 6,000 empresarios inmigrantes están siendo amenazados por una competencia no regulada”, expresó el abogado Bradley Gerstman, quien representó al grupo de Neoyorquinos para la Equidad en el Acceso de Transporte (NYETA).

NYETA junto a la Asociación de Conductores y Propietarios de Medallones de Taxis (TMODA) mandaron una carta al gobernador Andrew Cuomo para pedir que haya un paro temporal de las ejecuciones hipotecarias de los bancos, desarrollen un plan de financiamiento para evitar una crisis fiscal para miles de inmigrantes, y establezcan una unidad para crear regulaciones justas y balanceadas para la industria de taxis. La oficina del Gobernador no le devolvió a El Diario una petición de un comentario.

Bradley Gerstman habla frente las escalinatas de la Alcaldía Foto poir Camille Padilla Dalmau

Los taxis amarillos tienen un límite de 13,000, mientras que en los pasados tres años el número de vehículos de alquiler ha aumentado de 40,000 a 107,000. En su apogeo los medallones tenían un valor de más de un millón mientras que hoy en día se están vendiendo por alrededor de $200,000.

La TLC no habló directamente sobre la demanda pero se defendió indicando que la Ciudad de Nueva York es la única ciudad en Estados Unidos que requiere licencias y regula a Uber y otras aplicaciones.

La Comisionada Meera Joshi dijo que la industria del taxi continúa avanzando tecnológicamente y que han creado dos aplicaciones para los taxis amarillos.

“Con una marca tan reconocida globalmente—el taxi amarillo— hay una gran oportunidad para que tanto las empresas de largo plazo como las nuevas usen la tecnología para mejorar el servicio al cliente”, expresó Joshi.

Demandas contra la TLC sobre Uber no han ganado anteriormente.

Por su parte, la oficina del Alcalde dijo que han hecho mucho para dar más flexibilidad a la industria del taxi amarillo. Esto incluye eliminar el mandato que sólo el dueño del medallón puede guiar el taxi, incentivos financieros de hasta $30,000 por cuatro años para ayudar con el mantenimiento, y dejar a los dueños alquilar a otros conductores.

“Mientras seguimos trabajando con la industria para encontrar formas innovadoras para mejorar aún más la situación de los propietarios de medallones, es el deber de su industria adaptarse y mantener el ritmo de sus competidores en el vibrante y creciente mercado de alquiler”, expresó Austin Finan.

Pero para algunos la deuda es mayor que el medallón como en el caso de Hernando Carballo de 63 años quien le debe $520,000 al banco y paga una hipoteca de $3,000 mensuales.

El colombiano espera que “las autoridades pertinentes en este momento traten de solucionar el problema y vean que nosotros nos envejecimos cumpliendo una obligación con la ciudad”, expresó.

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