Detenido por ICE, no podrá cumplir el sueño de ver la graduación de su hija

Las hijas de Federico Castillo, una a punto de graduarse, la otra estudiando en las universidad, prometen luchar para liberar al padre devoto que las impulsó siempre a dar lo mejor de sí mismas.

Dentro de una semana, Yasmín Castillo Amaya será parte de una ceremonia especial en español para padres inmigrantes de Cal State Dominguez Hills que los propios alumnos organizan para sus familias. Una semana después, la joven de 21 años se gradúa en la ceremonia formal de la universidad, tras cursar estudios de sociología y justicia penal.

En teoría se trata de un día feliz, el fin de un camino de mucho sacrificio para la hija de dos padres inmigrantes que nunca fueron a la universidad. Pero Yasmín siente angustia y tristeza al pensar que el padre que tanto la impulsó a estudiar, que llegaba con globos y cartelones improvisados a los eventos de la escuela y  que siempre la recogía al salir de clases sin importar lo cansado que él estuviera, no estará ahí para disfrutarlo con ella.

“Por primera vez mi papá iba a entender una de mis ceremonias, estaba bien emocionada con eso y ese día es el día que tiene que ir a la corte de inmigración, y cómo es posible que ese mismo día estará lejos de nosotras, el día que pensé iba a ser el más feliz de mi vida”, cuenta Yasmín a La Opinión, sentada junto a Liliana en la mesa de la cocina de su pequeño apartamento en Los Ángeles.

Federico Castillo Peralta, mexicano, papá de Yasmín y su hermana Liliana, de 20 años, fue arrestado el 24 de abril tras acudir a la corte a resolver un viejo cargo de violar su libertad condicional (probation) en un caso que data de 2004. Ese día, la juez de la corte superior de Los Ángeles lo dejó en libertad al ver que no era un peligro para la sociedad y que era un buen padre, con dos hijas universitarias. Le pidió que volviera el 15 de mayo, para una audiencia.

Pero afuera de esa corte lo esperaba un “ICE hold”, una orden de arresto de las autoridades migratorias. El sheriff del condado de Los Ángeles lo mantuvo arrestado, mientras sus hijas lo esperaron por horas afuera del tribunal, sin saber lo que había sucedido, hasta que ICE llegó a recogerlo dos días después.

Ahora está preso en el Centro de Detención para Inmigrantes en Adelanto, esperando un proceso de deportación.

Aquí, las hermanas hablan de su papá Federico y de lo que ha sido para ellas. Yasmin expresa su tristeza ante la idea de graduarse sin él.

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El 12 de mayo, el mismo día que se celebra la ceremonia para los padres en la universidad, Castillo tiene su primera audiencia ante un juez de inmigración.  Yasmín tiene toda la intención de aparecerse allí con su toga y birrete, para que su papá la vea y el juez también.

“Ellos no quieren que esté conmigo ese día, pero él me va a ver”, dice la joven, quien pasa del llanto a la firme determinación en cuestión de minutos. “El ha luchado mucho por nosotras y nosotras vamos a luchar por él”.

Su hermana Liliana estudia salud pública en Cal State Northdridge y quiere ser enfermera. Aún no ha decidido si quiere trabajar con bebés con con jóvenes en las escuelas secundarias.

“Mi papá siempre nos crió así”, dice la pequeña. “Trabaje duro para que sea lo que usted quiera, nos decía. Y así fue, nos hemos partido el alma las dos para estudiar y para sacar adelante una carrera. Mucha gente quiere y aprecia a mi familia, a mi papá, porque el tiene dos hijas que han ido a la universidad y se van a graduar, siendo un hombre humilde y trabajador”.

Las hermanas viven con su mamá, una salvadoreña menuda que luce mucho más joven de lo que es. Las hijas no quieren que se identifique a su madre ya que tienen miedo por ella. Los padres estaban separados hace tiempo, pero Federico nunca dejó de estar pendiente de ellas.

La mamá de las jóvenes explica que Federico es un buen padre, que siempre se ocupó de sus hijas. Su arresto de 2004 tuvo que ver con una pelea en la calle con un novio que la mamá tenía, y que luego descubrieron que estaba envuelto en drogas.

“Todas las mujeres nos hemos equivocado alguna vez”, comenta la madre. “Esa pelea fue lo que lo llevó a la cárcel, pero él lo hizo por sus hijas, porque ellas no se sentían cómodas con esa persona. No tiene sentido que lo deporten”.

Tras aquel desliz y tras servir tiempo en la cárcel por agredir al otro hombre, Federico tomó una salida voluntaria del país, no pudiendo asistir a sus audiencias de libertad condicional.

“Pero él regresó al país, nosotras éramos pequeñas y el sabía que lo necesitábamos”, dice Yasmín.

Hace unas semanas, Federico fue víctima de un accidente de auto, cuando un carro que volaba por la calle se estrelló contra un lado de su vehículo.  Al revisar su identidad, la policía vió que tenía una orden de arresto por aquella vieja “probation”. 

Desesperadas, las jóvenes pidieron ayuda al “Dreamer Center” de su universidad. Allí les recomendaron un abogado, pero sin recursos para pagarle, decidieron hacer una página para recabar fondos.

“Yo no sabía ni cómo hacer esto”, comenta Liliana. “Lo hice entre lágrimas y lo subí a la internet. Poco a poco se empezó a difundir. Una ahijada de mi papá y otras personas que lo conocen y lo quieren comenzaron a distribuirlo”.

Aquí más de las hermanas:

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La página para donar fondos a la familia es esta. En una semana, 101 personas han donado casi 4000 dólares para pagar el abogado con el que las muchachas esperan luchar contra la deportación del papá que tanto quieren.

Hace unos días, Yasmín hizo un post de Facebook para compartir el enlace de la campaña. Compartió allí algunas de las fotos que tomó con su papá una semana y media antes de su arresto, durante una sesión privada de fotos antes de la graduación y un sentido texto.

Ese post ayudó a promover el caso y que este se compartiera por la red.

Traducción:

En mi mente y mis ojos, nos estamos graduando juntos. Eres mi inspiración porque trabajaste incansablemente para ver este día por el que trabajamos tan duro y estás separado de nosotros. El día de esta sesión de fotos en tus ojos vi lo orgulloso que estás de mí. Yo lloré como una bebé. No es justo que hayas trabajado tan duro para ver a mi hermana y a mí tener éxito y que no puedas ver el fruto de tus sacrificios. Me rompe el alma porque papá, eres mi rey. Y siempre te lo digo. Mi corazón duele, porque mereces estar aquí conmigo y no en otro país. Tu no solo trabajaste incansablemente sino que estuviste allí siempre. Te amo papá más que nada en este mundo y no voy a parar hasta que te tenga conmigo. Lucharé por ti como lo hiciste toda tu vida. Papá, tengo fe en Dios que vas a estar con nosotros ese día.

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