Las fobias que paralizan a más personas en el mundo

El tratamiento de estas condiciones está involucrando la realidad virtual

claustrofobia

La claustrofobia es una de las fobias más comunes. Crédito: Shutterstock

Hay gente que con solo subirse a un ascensor panorámico o asomarse a una ventana desde un piso alto de un edificio empiezan a temblar, a sudar, a sentir taquicardia y hasta náuseas y mareos.

Es un problema que muchas personas padecen y que les puede hasta causar una sensación de pánico incontrolable. Se conoce como acrofobia y es el miedo extremo a las alturas.

Los doctores Silma Quiñones y Jorge Berrios, psicólogos de la Facultad del Programa de Consejería del Departamento de Psicología de la Escuela de Ciencias Sociales y Comunicaciones de la Universidad del Turabo (UT), explican que la acrofobia es uno de los cientos de tipos de fobias que hay.

“Cuando la persona se acerca o se expone a lo que le produce la reacción fóbica, siente un miedo intenso. Esta reacciona huyendo o atacando. La mayoría de la gente sale corriendo ante lo que le tiene miedo, lo que hace que no pueda funcionar”, recalca Quiñones.

“Esto se convierte en un problema serio. Si tienes miedo a las alturas y tienes que ir a un décimo piso porque te ofrecieron un trabajo ahí, nada más llegar, empiezas a hiperventilar. No puedes controlar tu fobia. Ese miedo puede reducir, drásticamente, las actividades cotidianas de una persona, sobre todo cuando la fobia es muy pronunciada”, destaca Berrios.

“Lo que ocurre a nivel cerebral, es que el sujeto aprendió a tenerle miedo a algo o un evento que lo paraliza. Afortunadamente, las fobias son los trastornos psicológicos que mejor responden a la terapia”, agrega Berrios.

Según Quiñones, el tratamiento tradicional para las fobias es que se le enseñe a la persona a relajarse y a controlar los síntomas. El próximo paso, es exponerlo poco a poco a lo que es su fobia. Y ante ésta, que aprenda a relajarse de tal forma que tolere esa exposición.

Este modelo terapéutico, que es el más utilizado, se llama “Exposición en vivo”. “Enfrentar a la persona a su fobia puede ser un poco difícil para el psicólogo, porque debe tener todos los elementos que causan esa fobia en la oficina, en vivo. En el caso de la acrofobia, hay que llevar al paciente a un edificio, a un piso alto. Esto toma tiempo”, advierte Berrios.

Y si los pacientes tienen zoofobia, que es la fobia a algunos animales, como puede ser a una cucaracha, ratón o lagartijo, el psicólogo tendría que tener el animal que causa la fobia, en su oficina.

Realidad virtual

En la misma universidad donde trabajan los psicólogos Quiñones y Berríos, y con la ayuda y asesoramiento de éstos, se ha desarrollado un proyecto de realidad virtual para aliviar las fobias y otras discapacidades funcionales.

Este megaproyecto, titulado “Realidad Virtual para el tratamiento de personas con discapacidad funcional”, busca implementar la tecnología como una herramienta terapéutica.

Para esto, han diseñado una aplicación ‘software’ que simula eventos particulares para enfrentar condiciones como la acrofobia, zoofobia y, también, para el déficit de atención.

“Está comprobado que un dibujo tridimensional causa el mismo efecto en el cerebro que si tuviera en vivo el objeto o animal. El cerebro se engaña. Así que puedes ver a una cucaracha o a un ratón virtual y tu cerebro va a reaccionar como si fuera real”, sostiene Quiñones.

“Este proyecto nos permite entrar en el modelo de ‘Exposición en vivo’, utilizando la realidad virtual. Hace el mismo efecto terapéutico, donde se le enseña al sujeto a manejar la situación. Esto va a ayudar mucho en las terapias pues tienes a la mano acceso a una araña, a un ratón, a un perro o las alturas, a través de un equipo y unas gafas que tienes en tu oficina y que es igual de efectivo”, asegura Berrios.

realidad virtual

El profesor Alcides Alvear, de la Escuela de Ingeniería de la UT, junto a cinco estudiantes de bachillerato del Programa de Ingeniería de Computadoras, son los que están trabajado este proyecto de Realidad Virtual. El mismo busca utilizar este instrumento para mejorar la calidad de vida en personas que presentan discapacidades funcionales.

Las fobias más comunes

  1. Aerofobia:  miedo a viajar en avión
  2. Agorafobia: temor a los espacios abiertos
  3. Claustrofobia: terror a los espacios cerrados
  4. Glosofobia: miedo a hablar en público
  5. Nictofobia: miedo a la oscuridad
  6. Misofobia: fobia a los gérmenes
  7. Hemofobia: miedo irracional a la sangre
  8. Filofobia: fobia al compromiso, a enamorarse, al apego emocional
  9. Colurofobia: miedo a los payasos
  10. Pirofobia: miedo al fuego
  11. Tanatofobia o necrofobia: miedo a la muerte
  12. Brontofobia, astrafobia, ceraunofobia o tonitrofobia: pavor a los truenos, rayos y relámpagos
  13. Zoofobia: miedo a los animales. Dentro de esta hay varias fobias.
  14. Ofidiofobia: pánico al contemplar o simplemente imaginarse, una serpiente
  15. Melisofobia: miedo a las avispas y a las abejas y a sus picaduras
  16. Cinofobia: fobia a los perros
  17. Ailurofobia: miedo a los gatos
  18. Ornitofobia: miedo a las aves

Engaño al cerebro

Cuenta el profesor que la idea surgió cuando él estaba en su doctorado. “Durante mis estudios en la Universidad Politécnica de Madrid, pasé por muchos laboratorios de Realidad Virtual. Uno de ellos, utilizaba la realidad virtual en niños víctimas de quemaduras. Para ese proyecto, se crearon unos algoritmos con el fin de engañar el cerebro para que no sintieran dolor y pudieran recibir un mejor tratamiento. Desde ese momento me dije que, algún día en el Turabo, íbamos a tener un proyecto como ese”, expresa Alvear.

Lo que comenzó en la UT como una propuesta de un curso de investigación a nivel subgraduado, ahora se ha convertido en el trabajo final de algunos de los estudiantes involucrados. Kenneth Young, Shawn Disdier, Ricardo Cruz, Kenneth Lebrón y David Pacheco son los que han aportado a este proyecto de vanguardia.

Los estudiantes se dividieron para trabajar cada una de las condiciones. Disdier y Cruz trabajan en el de zoofobia; Young en el de acrofobia y Lebrón y Pacheco, en el déficit de atención, enfocado en niños.

“Lo primero que hicimos fue ir al Departamento de Psicología de la UT a buscar el insumo de los expertos, quienes nos asesoraron sobre lo que debemos incluir en los algoritmos. A partir de ahí, empezamos a trabajar”, afirma Disdier.

Para cada proyecto, crearon diferentes escenarios y avatar. “En el de fobia a las alturas, cuando el paciente se pone las gafas, entra a un ascensor panorámico hasta que sube a la azotea. Ahí siente que está parado al borde de un edificio. A su alrededor, ve otros edificios. Está en las alturas”, subraya Lebrón.

En el proyecto de zoofobia, los animales que están trabajando son las cucarachas, arañas, perros, ratones y reptiles, entre estos, lagartijas.

Quiñones expresa que ellos (Berrios y ella) orientaron a los estudiantes para que pudieran crear la situación que asusta a la persona, lo más real posible. Como, por ejemplo, que de momento salga una cucaracha por detrás de la estufa.

“Es importante crear el ambiente lo más real. La destreza de estos estudiantes es tomar la situación que le dimos y crearla en una realidad virtual. El resultado ha sido excelente”, reconoce Quiñones.

“Para crear el avatar de cada animal, hemos tenido que estudiar el comportamiento de cada uno, para luego crearlo virtualmente. Es algo riguroso”, menciona Cruz.

“Crear un escenario virtual y modificarlo según las especificaciones de los psicólogos toma tiempo. Tenemos el mundo ahí, al que tenemos que aplicarle las leyes de física. Es el movimiento de vectores”, añade Disdier.

TDAH

El proyecto de déficit de atención es el que tiene más elementos. Está la escuela, el camino, la casa del niño con su familia y sus amigos, para los que crearon diversos avatares.

“En el de déficit de atención la expectativa es que se le enseñe al niño a concentrarse. Para éste, Lebrón y Pacheco crearon diferentes escenarios, uno es un salón de clases con varios distractores (niños jugando en el patio, otros hablando). A través de la realidad virtual se le enseña el niño a reenfocarse en el estímulo primario, que en esa situación debe ser la tarea educativa”, manifiesta Berrios.

El déficit de atención es una condición bastante común en la población. Con este proyecto se busca ayudar al niño a reorganizar sus procesos cognoscitivos y a mejorar su capacidad para la concentración.

La doctora Quiñones asegura que este es un proyecto bien novel en Puerto Rico. “Va a ser una herramienta de mucha utilidad para los psicólogos. Nos va a ayudar para que los pacientes de fobia aprendan a controlar sus miedos, entendemos que de una manera más rápida y accesible para ellos. En septiembre vamos a ponerlo a prueba con pacientes que tienen fobia”, declara.

Junto al equipo de realidad virtual, cada psicólogo va a tener en su oficina, un brazalete diseñado por los estudiantes, para medir las pulsaciones y saber el nivel de ansiedad de la persona y otro equipo para medir la sudoración.

Toda esa información que leen los sensores, los signos vitales y la sudoración, se almacena en una base de datos y se crea un récord de cada paciente, para que el psicólogo pueda evaluar el progreso de cada persona”, señala Young.

– Josefina Barceló Jiménez

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