Las 7 diferencias entre las finales de la Champions League de 1998 y 2017

Real Madrid y Juventus se vuelven a ver las caras en la final de la Champions League 19 años después

1. Urgencias históricas. En 1998 el Real Madrid ya era el mayor coleccionista de Copas de Europa, un puesto que nadie nunca pudo quitarle ya que ganó consecutivamente las primeras cinco disputadas (1956-1960), pero arrastraba una auténtica obsesión: recuperarla.

La última conquista databa de 1966, es decir, hacía 32 años que no levantaba la “Orejona”. Juve, en cambio, aunque solo contara con dos trofeos en su haber, había sido campeón apenas un par de temporadas antes, al vencer al Ajax holandés por penales. Incluso había alcanzado también la final de 1997, perdida ante Borussia Dortmund alemán. Hoy, las urgencias son diametralmente opuestas. Los españoles son los vigentes campeones y suman dos de los últimos tres títulos. Los italianos no volvieron a festejar desde aquel lejano 1996.

2. Zidane. El número 10 francés era en 1998 una de las dos grandes estrellas del equipo turinés, al que había llegado dos años antes procedente del Burdeos (la otra era Alessandro Del Piero). Zizou jugó veinte minutos brillantes en su segunda final europea consecutiva, apareciendo por cualquier sector de la cancha, desequilibrando con su elegante gambeta y moviendo los hilos del ataque de Juve.

Pero se fue apagando en la medida que no encontraba eco en sus compañeros y el equipo blanco ajustó las marcas. En 2001, Florentino Pérez lo convenció de cambiar el norte de Italia por el centro de España y se enfundó la casaca número 5 de Real Madrid. Con ella -y un inolvidable golazo suyo- se dio el gusto levantar por fin la Copa en 2002 ante Bayer Leverkusen. Desde entonces, su futuro quedó ligado a la entidad madrileña. Ahí se retiró en 2006, fue ayudante técnico de Carlo Ancelotti en 2013, y desde enero de 2016 entrenador al primer equipo. En el nuevo duelo entre merengues y bianconeros estará sentado en el banco de enfrente.

3. Los argentinos. El único compatriota protagonista de la final de Amsterdam fue Fernando Redondo , quien vistió la camiseta del Real Madrid y cumplió una actuación sobresaliente. Una vez superado el primer cuarto de hora, el volante central surgido de Argentinos Juniors se hizo dueño de la pelota en la mitad de la cancha y desde ahí comenzó a dirigir el juego de su equipo al mismo tiempo que desactivaba los ataques rivales.

Incluso pisó un par de veces el área de enfrente (en una pidió un penal que el árbitro no concedió) y acabó el partido enfrascado en una discusión con Iuliano, defensor de Juventus. Esta vez, los argentinos cambiarán de vereda: Paulo Dybala y Gonzalo Higuaín serán nuestros representantes, pero defendiendo al equipo italiano.

4. El favoritismo. En la previa al partido decisivo de la edición 97-98 de la Liga de Campeones no había dudas: Juventus era el gran favorito. Por aquellos tiempos todavía el Calcio dominaba el continente y sus clubes alcanzaban con frecuencia a las finales.

Además, en dicha temporada el conjunto turinés llegaba como campeón de Italia y contaba con la experiencia de los dos años anteriores en Champions. Real Madrid, en cambio, había cumplido un año decepcionante. Cuarto en la Liga a once puntos de Barcelona y eliminado por Alavés en octavos de Copa del Rey, solo un éxito en esa final podía salvar el curso. Lo consiguió. Esta vez las apuestas son más parejas, los dos ganaron sus respectivos torneos locales, pero es el equipo español quien cuenta con la experiencia a su favor.

5. La organización. El encuentro decisivo de la primera temporada en la que 24 equipos participaron en Champions se disputó un miércoles y no un sábado, como ocurre desde hace algunos años. La puesta en escena ya contaba con algunos detalles de la parafernalia actual -el himno, la ceremonia previa y posterior…-, pero por ejemplo las camisetas no llevaban el emblema de la competición, y la organización en general era menos prolija. De hecho, el Real Madrid elevó una protesta porque al aterrizar en Amsterdam sus jugadores, rodeados de hinchas y con cierto clima de caos, debieron esperar 40 minutos en el aeropuerto a que el micro oficial pasara a recogerlos.

Tampoco tenía mucho de qué quejarse: en el partido de ida de las semifinales ante Dortmund, los Ultrasur, hinchas radicales del club blanco, tiraron un alambrado que arrastró a uno de los arcos del estadio Bernabéu. El partido estuvo a punto de suspenderse, pero la UEFA prolongó el tiempo previsto de espera para subsanar el desperfecto y solo decretó una sanción económica a la entidad española en lugar de darle el partido por perdido, que era lo que marcaba el reglamento.

6. Televisión y otros medios. En 1998 no existían ni el whatsapp, ni facebook ni twitter ni instagram, ni siquiera los smartphones para batir el récord de selfies por segundo. Tampoco wifi, por lo que las conexiones a internet necesitaban un módem enganchado a un teléfono fijo.

Es decir, que las comunicaciones se parecían más a las de antes que a las de ahora. Y algo parecido pasaba con la televisación de un partido final. En aquella ocasión, 22 cámaras se encargaron de llevar al mundo (210 países, solo una veintena menos que en el partido del sábado) lo que ocurrió en el Amsterdam Arena, al margen de las propias que llevaran los canales dueños de los derechos de TV. En Cardiff todo será distinto. Habrá 42 cámaras HD y otras 22 con tecnología 4K.

La empresa británica BT Sports emitirá el encuentro con cámaras de 360º que permitirán verlo en realidad virtual, cambiando incluso el punto de vista del televidente, así como una transmisión gratuita en streaming, que se podrá ver por Youtube en Gran Bretaña. Calcular con exactitud la cantidad de espectadores será de este modo bastante difícil, aunque solo por televisión se espera una audiencia de cerca de 400 millones de personas.

7. Los premios. Las cifras que se llevarán los jugadores de Real Madrid o Juventus por levantar el trofeo también han cambiado. En la 97-98, los futbolistas merengues se embolsaron 300.000 euros cada uno con la victoria, que ya por entonces era un dineral. Tanto, que es exactamente lo mismo que les tocaría esta vez a sus colegas del club turinés. La gran diferencia está en lo que cobraría cada jugador blanco si repiten el resultado de hace 19 años: 1.500.000 de euros engrosarán sus cuentas corrientes.

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