Momento de unidad puertorriqueña

Agenda de desarrollo económico para la Isla

La agenda de desarrollo económico para Puerto Rico es más urgente que nunca y cada vez cobra mayor importancia para nosotros los boricuas que vivimos en los Estados Unidos. La razón es sencilla: para nosotros además de solidaridad con nuestros compatriotas en la Isla estamos construyendo comunidades más sólidas para nosotros mismos en los estados.

En estos días, cuando nuestra comunidad se ha dividido en torno a la reciente controversia del Desfile Puertorriqueño en Nueva York, se celebró una conferencia en Hunter College auspiciada por el Centro de Estudios Puertorriqueños donde se analizó extensamente cómo los problemas de la Isla afectan a los puertorriqueños en la diáspora y las posibles estrategias para ayudar a Puerto Rico.

El mejor ejemplo de esta dinámica interdependiente es la crisis de salud que enfrenta Puerto Rico. Cada paciente que se muda a Florida o Texas les cuesta a esos estados más de cuatro veces más caro que si se atendieran en la Isla. El costo promedio por participante en el programa de Mi Salud (el equivalente de Medicaid) en Puerto Rico es de $1,431. En Florida, el estado con el mayor grupo de migrantes puertorriqueños recientes, el costo promedio por participante es de $5,588, cuatro veces el costo por participante comparado a Puerto Rico.

En Pensilvania, el segundo estado con mayor número de migrantes el costo es siete veces mayor que en Puerto Rico.  Florida y Pensilvania son estados donde la comunidad puertorriqueña enfrenta grandes retos tanto en el acceso como en la calidad de los servicios de salud.

Éste también es un ejemplo de cómo no todos los elementos de la crisis son el resultado de mal manejo o corrupción por los políticos de Puerto Rico. Es el gobierno federal el que arbitrariamente le impone un tope artificial a los fondos que recibe el gobierno para el programa de Mi Salud (Medicaid) allá.

De hecho, bajo la ley de Seguro de Salud Asequible (“Obamacare”), a Puerto Rico se le aumentaron los fondos por $900 millones anuales para Medicaid. Lamentablemente ese dinero se agotará antes de tiempo a principios del año que viene. Para colmo, la industria de la salud representa uno de cada cinco empleos en la isla y el recorte de fondos federales le daría un golpe devastador a la economía de Puerto Rico, hundiéndola más en el estancamiento económico.

Si el Congreso no actúa pronto, más de medio millón de puertorriqueños se pudieran quedar sin seguro médico. Acceso a servicios médicos es un factor importante para muchos que deciden migrar a los Estados Unidos. Y, cuando los puertorriqueños deciden emigrar al norte en busca de servicios médicos, ya sabemos que le va a salir mucho más caro a esos estados y al gobierno federal atenderlos aquí que allá en la isla. Por lo tanto, la búsqueda de soluciones a este “precipicio fiscal” de salud le toca a todas las comunidades puertorriqueñas en los Estados Unidos.

También hay otros problemas que Puerto Rico enfrenta en donde todos los puertorriqueños deberíamos estar unidos para beneficio de la Isla. Sin incentivos económicos por parte del gobierno federal, es probable que la economía de Puerto Rico siga en recesión indefinidamente.

Sabemos que una de las razones que crearon la crisis fue la decisión errada del Congreso de eliminar por completo en lugar de modificar la Sección 936 del Código de Rentas Internas federal.

Las 936 incentivaban la inversión en la manufactura de parte de compañías estadounidenses que empleaban directa o indirectamente a 300,000 puertorriqueños y cuyos depósitos en los bancos de Puerto Rico además apoyaban otros sectores vitales de la economía.

A partir de cuándo esos beneficios se eliminaron por completo en el 2006, se han perdido cerca de 75,000 empleos directos y comenzó la recesión profunda que todavía aqueja a Puerto Rico.  Por lo tanto, debemos exigirle a nuestros congresistas y senadores que cuando consideren reformar el sistema contributivo federal, no pierdan de vista la situación única de Puerto Rico, y que cualquier reforma debe fomentar la creación de más y mejores empleos en la Isla.

Un ejemplo de legislación que el Congreso puede establecer para ayudar la inversión en pequeños negocios en Puerto Rico sigue el modelo de lo que se hizo en los Estados Unidos para combatir la recesión en 2009. La congresista de Nueva York Nydia Velázquez con apoyo de otros legisladores presentó legislación recientemente que ayudaría a los pequeños negocios en Puerto Rico.

La ley proveería mayores garantías a los préstamos asegurados por la Administración de Empresas Pequeñas (SBA en inglés). Esta iniciativa le proveería a los negocios con menos de 1,500 empleados, que son la inmensa mayoría de los negocios en Puerto Rico, acceso al capital necesario para expandir o establecer operaciones.

Hay otras herramientas de desarrollo económico que pudieran tener un impacto inmediato. Incluir a Puerto Rico en el Crédito Contributivo por Trabajo (“Earned Income Tax Credit,” o EITC en inglés) y expandir el Crédito Contributivo Infantil (“Child Tax Credit,” o CTC en inglés) le costaría bien poco al gobierno federal, pero le daría un impulso importante a la economía de Puerto Rico en un momento donde se espera que la misma caiga por 3 porciento el año fiscal entrante.

Estas propuestas gozan de apoyo bipartidista. La propuesta de la inclusión plena de Puerto Rico en el CTC fue incluida como recomendación en el informe del Grupo de Trabajo Congresional de Desarrollo Económico para Puerto Rico creado por la ley PROMESA.

Estos son solo unos ejemplos de varias alternativas que el gobierno federal tiene a su disposición para atender una crisis que en parte ayudaron a crear pero que tienen a su haber ayudar a resolver.

En su conjunto, estas iniciativas van dirigidas tanto a la generación y demanda de empleo como a los incentivos para mantener una fuerza de trabajo saludable y para que los desempleados participen productivamente en la actividad económica. Una inversión del Congreso ahora, cuando más la necesita la economía de la isla, ahorraría a largo plazo fondos federales. Ahora es el momento de enfocar en un plan integral de desarrollo económico.

Impulsar todas o algunas de estas iniciativas no va a ser fácil. Sin embargo, precisamente por la urgencia de la crisis en Puerto Rico, es importante que nos unamos para enfrentar cualquier adversidad. Esta unidad de propósitos no solo es urgente para poder ayudar a la recuperación de Puerto Rico, sino que también ayudará a afianzar el desarrollo de la comunidad boricua en los Estados Unidos. Eso es algo en lo que todos deberíamos de estar de acuerdo.

Después de todo, somos un solo pueblo, separado por el mar, pero unidos en el orgullo por nuestra cultura y nuestra gente.

(El Dr. Edwin Meléndez, economista y profesor de planificación, es el Director del Centro de Estudios Puertorriqueños en Hunter College).

En esta nota

Desfile Puertorriqueño

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