Los plantones a la puerta del altar

Las principales causas por las que las personas dejan 'vestidas y alborotadas' a sus parejas poco antes de la boda

El 13 de junio de este año, Silvia, una de las tantas concursantes del programa “Enamorándonos en vivo”, de la cadena TV Azteca, pasó una de las humillaciones más grandes de su vida.

Ángel, a quien creía el amor de su vida, la dejó plantada con su vestido de novia al salir corriendo del estudio de filmación al momento de tener que firmar los documentos que sellaban el amor que se profesaban.

El plantón vivido por Silvia, quien quedó llorando sin consuelo, es tan solo un ejemplo de los tantos casos de este tipo que se dan. La situación es tan traumática y vergonzosa, que el canal Discovery Home & Health para Latinoamérica produjo hace cinco años el programa especial, “Plantados frente al altar” (emitido el 29 de abril de 2012), donde hombres y mujeres cuentan cómo sus experiencias amorosas pasaron de ser un cuento de hadas a uno de terror, cuando el novio o la novia se arrepintió a última hora.

“[El plantón ante el altar] es uno de los peores momentos que puede vivir una persona”, asegura la terapista Elizabeth Delicio, con práctica en Miami, Florida. “Es una gran humillación, y hasta una maldad, que el novio(a) hace no solo a su comprometido(a), sino también a sus familiares y amigos”.

Delicio dice que los hombres o las mujeres que realizan este tipo de desplante son, por lo general, personas cobardes, inseguras, egoístas y deshonestas, ya que no tuvieron la honestidad ni valentía de hablar claro antes con la pareja, sobre no sentirse seguros de querer formalizar la relación con el matrimonio.

Por qué se da el desplante

La coach de vida Elena Burnett, basada en Los Ángeles, California, describe a continuación algunas de las causas más comunes por las cuales se da esta difícil y amarga situación.

1. Aparece un amor de antaño

“Contrario a lo que se cree, a veces, la aparición de un amor del pasado puede poner a tambalear la relación que se tiene”, dice Burnett. “En estos casos, el miedo al compromiso no es necesariamente la razón [del plantón repentino], sino el haber dejado quizás alguna cuenta pendiente con el pasado, que conduce al cuestionamiento de si se está o no tomando la decisión correcta”.

La terapeuta señala que estas dudas deberían haberse disipado mucho antes de haber llegado al punto en la que se encuentra la relación actual.

“Así que el mejor consejo en estos casos es dejar que la pareja aclare la duda que se presentó al volver a ver a la persona en cuestión, ya que esta sería la única forma de encarar a este ‘fantasma’ que podría convertirse en algo perenne y doloroso a largo plazo, si es que el novio o la novia prosigue con la decisión de casarse con el gran interrogante”, agrega la coach de vida.

2. Disputa de pareja

A veces sucede que con el estrés y la presión que se crea con los preparativos de la boda, alguno de los dos integrantes de la pareja simplemente explota sin razón y decide posponer la ceremonia o crear un distanciamiento, temporal o permanente, con su prometido(a).

“Lo importante en este caso es el recordar que sea cual sea la situación se debe evitar ponerle un ultimátum a la pareja”, detalla Burnett. “Lo peor que una mujer puede hacerle a un hombre es ponerlo contra la pared, ya que éste puede darle la razón, aceptar su decisión y acaba ella perdiendo”.

La vía más segura para solucionar la discrepancia es la del dialogo. “Se debe encontrar el momento oportuno para expresar la frustración que se siente [ante cualquier disputa] sin atacar a la pareja o hacerla responsable de todo lo que está pasando”.

3. Un desliz de una noche

Los deslices de una noche, impulsados ya sea por amigos o decisiones propias, pueden ser causa de la cancelación de una boda a última hora.

“A veces, este tipo de error sucede y frente a él se debe hacer el planteamiento de si el desliz sucedió solo en una ocasión o si se está hablando de una asiduidad en el comportamiento de la pareja”, especifica la entrevistada.

Y partiendo de las respuestas obtenidas, tras este planteamiento, es que el novio o la novia debe decidir el seguir o no con la boda.

4. Pánico repentino

El pánico a veces es inevitable ante el gran paso  de unir nuestra vida con la de otra persona. Pero si el amor es sincero y real, para evitar el traumático desplante, Burnett aconseja “hacerle frente al pánico con madurez y a sabiendas de que lo que se siente pasará mucho más pronto de lo imaginado”.

5. Influencia familiar

“Los miembros familiares suelen jugar un papel muy importante en la vida y a veces uno se deja embaucar por las ‘manipulaciones’ o ‘influencias’ de ellos”, apunta la experta en relaciones de pareja.

Y es debido a esta influencia familiar que, en muchos casos, algunas personas terminan dejando a la novia o el novio vestido y alborotado en la puerta del altar.

Sin embargo, como señala la experta, “toda persona adulta debe marcar las pautas de los límites de la intromisión familiar en cuanto a sus asuntos del corazón y saber cómo diferenciar muy bien entre las decisiones que se toman para mejorar la vida afectiva y conyugal sin que la familia esté de por medio”.

6. Confusión emocional

Este tipo de casos se dan con mucha frecuencia en las personas indecisas que, por más que quieran, no puede tomar una decisión sin sentir temor o miedo a equivocarse.

“Estas personas [indecisas] suelen ruminar entre las decisiones de corazón y cabeza racional”, especifica Burnett. “Estos individuos se dejan llevar por las emociones del momento y de ahí es que se sienten confundidas e inseguras”.

“El mejor antídoto para ello es dejar de pensar sobre las emociones y dejarse llevar por el momento, ya que el caos mental o emocional de ruminar constantemente arruina las neuronas, el sistema nervioso y puede llegar a dañar la salud mental”, aconseja la coach de vida.

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