El monstruo que sobrevivió al terremoto en México
Conoce el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), un histórico de la arquitectura mexicana
MEXICO – El día luce apacible entre los 1,100 departamentos que integran el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), un histórico de la arquitectura mexicana del siglo pasado XX, inspiración de favelas y grandes complejos de América Latina que, a pesar de su monstruosidad en tamaño, complejidad, ambición y deterioro sobrevivió al sismo del pasado 19 de septiembre que dejó 228 muertos en la CDMX.
No es cualquier logro cuando en la capital mexicana 1,500 edificios resultaron dañados además de 51 colapsados, muchos de los cuales estaban alrededor del CUPA, ubicado en la colonia Del Valle.
“Ni un rasguño, el complejo está en pie“, dice Patricia Vázquez, una orgullosa vecina del lugar donde habitan entre 3,000 y 4,000 personas.
Vazquez, de 66 años, aparece como una alma solitaria por los pasillos del lugar que hoy ocupan principalmente desendientes de jubilados que se mudaron ahí desde los primeros días de su inauguración en 1947 como símbolo del progreso de la clase trabajadora del Estado.
Ella carga bolsas de mandado, la misma rutina de hace 34 años, desde que se casó y vio crecer a sus hijos para luego volver con los nietos. “Aquí me los pueden traer que estarán seguros: esto es un monstruo ha sobrevivido cinco sismos (incluyendo el del 85 que dejó más de 30,000 muertos), lo hizo un gran arquitecto“.
CUPA es obra de uno de los constructores más afamados y prestigiados que ha tenido México: Mario Pani (1911-1993) autor de varios clásicos de la CDMX como el Conservatorio Nacional de Música, Ciudad Universitaria de la UNAM y el Conjunto Urbano Nonalco en Tlatelolco, donde en 1985 el edificio Nuevo León.
Está integrado por 10 edificios de 14 pisos en forma de zigzag y otros seis de solo tres plantas. Todos en conjunto ocupan una manzana completa circundada por las mismas construcciones donde se abrieron negocios de comida, principalmente, y ocho entradas al complejo con alberca, auditorio, cancha de futbol, áreas de juegos infantiles, jardines y hasta un mural que dejó inconcluso José Clemente Orozco.
“En el caso de CUPA me gusta compararlo con una hielera a la que se le hace una capita encima cuando rebosa el agua. Entonces, al sacudirse se rompe lo superficial, o sea, los acabados, pero lo resistente son los cubos de hielo, es decir los edificios con sus traves, las columnas y las lozas“, observa Miriam Guerrero, una ingeniero civil contratada por la Secretaría de Obras para revisar este y otros edificios en la colonia Del Valle.
Su dignostico: el complejo está intacto en la primera revisión visual, faltan otros criterios, pero duda que cambien. “Sólo se rompieron algunos vidrios y porque estaban mal colocados“, dice Guerrero. “El edificio está diseñado para que se mueva al ritmo del movimiento telúrico por lo que se siente horrible, pero no pasa nada“.
Patricia Vazquez lo sabe muy bien. Estaba en casa cuando ocurrió el sismo. Vive en un segundo piso, pero prefirió colocarse cerca de un macetero, a lado de una de las columnas que sostiene su departamento, donde dicen los ingenieros de Protección Civil que puede soportar los derrumbes. Y ella confía. Confía en el viejo Pani.