Estadounidense viaja a México para ver a su esposo deportado y… ¡se queda a vivir!

Conoce la historia de Patricia Díaz, que no dudó en hacer sus maletas para alcanzar a su marido

MEXICO.- No lo pensó dos veces. Apenas pasó la cuarentena tras el nacimiento de su hijo y empacó maletas. Pañales, chupones, biberones, ropa, chanclas… Todo lo necesario y con urgencia antes de que las fiestas navideñas complicaran los traslados, los costos de los boletos, los asientos disponibles.

Patricia Díaz, una mexicoamericana mitad jalisciense, mitad texana, quería reencontrarse con su pareja y padre de su hijo de tres meses a quien el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) deportó en septiembre pasado entre los más de 150,000 mexicanos que persiguió y echó de Estados Unidos en 2017, de los cuales, 7616 son del estado de Jalisco.

Así llegó nuevamente a su tierra Víctor Ortíz, de 22 años, marido de Patricia,  entre los 7,616 jaliscienses que hasta el mes de noviembre ha contabilizado el Instituto Nacional de Migración (INM).

“Durante tres meses lo persiguió ICE porque en una ocasión no se presentó a declarar en una corte y hasta que lo encontró y lo deportó justo un mes antes de que naciera nuestro hijo’’, cuenta la mujer en entrevista con este diario en entrevista telefónica desde Guadalajara, la ciudad que escogió como nuevo hogar.

Díaz cuenta que su familia le advirtió que pasarían hambre en México, que habría momentos en que no tendrían dinero ni para comer, que la inseguridad, los delincuentes y todos los males del Tercer Mundo caerían sobre ella y los niños (tiene otra hija previo a la unión de su actual esposo).

Pero ella encontró otra cosa. Encontró que el clima es mucho mejor que en Nebraska, donde ella nació y donde radicó hasta que se mudó siguiente a su hombre repatriado. “Allá está nevando y aquí, aunque invierno, hay mucho sol y no hay tanto frío’’. Encontró que tiene mucha familia en Jalisco y es muy “querendona’’ y, sobre todo, una familia unida.

El hijo de Patricia y su esposo nació un mes después de la deportación del padre.
El hijo de Patricia y su esposo nació un mes después de la deportación del padre.

Por lo demás, en el  tema económico, ella sabe cómo apañárselas. No en vano llegó hasta la Universidad de Nebraska, en Omaha, para estudiar Justicia Criminal, una carrera que no ha dejado a pesar de sus dos embarazos, de los tragos amargos por la separación de la familia. “Soy mamá de tiempo completo y estudiante de tiempo completo y becada’’, dice.

Gracias a esa beca, ella y su familia ha sobrevivido en Guadalajara mientras su marido, quien trabajaba en la construcción en Estados Unidos, busca trabajo aquí y allá. Hace poco él aplicó para la atención a clientes en un call center que dan atención a empresas estadounidenses en inglés y está en espera de una respuesta.

“No puedo bajar mis calificaciones porque me quitarían la beca y eso sí sería un problema’’, reconoce Patricia, quien ya imagina un futuro legal para Victor Ortiz. Pediremos la nacionalidad por ser mi esposo y, si no, yo voy a estudiar leyes aquí para ser abogada aquí también.

Mientras tanto, trata de vivir al máximo, aunque tenga que viajar en camión con dos bebés, aunque no encuentre un medico a su gusto para ellos. Se levanta temprano, arregla a los niños, prepara el desayuno, se acicala y sale un rato al parque. Luego regresa y se pone a estudiar, a hacer tareas, leer libros y convertirse en abogada estadounidense aunque las circunstancias la obliguen a vivir en México.

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